Doctrina Fort

Por la escuadra

Doctrina Fort
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La victoria contra el Alavés tuvo una interferencia inesperada. 7.500 aficionados no pudieron acceder a su localidad a la hora prevista a causa de una sucesión de calamidades no previstas por un sistema que depende demasiado de los intangibles digitales. Por suerte, el Barça ganó y Raphinha y Pedri volvieron para insuflar energía y orden al equipo. Si hubiera perdido, los problemas habrían adquirido proporciones monstruosas. Mundo Deportivo hablaba de indignación y de caos, de una ralentización del sistema y de un colapso de la aplicación. Son versiones actualizadas de las excusas que, desde hace décadas, los consumidores soportamos porque no nos queda otra alternativa.

La vicepresidenta institucional Elena Fort tuvo que salir a dar explicaciones. Subrayó que el club había reaccionado con rapidez y que al final 300 aficionados con entrada no pudieron acceder al campo. Como es lógico, también pidió disculpas “en nombre de la junta y del club”. Es una fórmula curiosa teniendo en cuenta que el club también son los 7.500 culés –y los 300– que sufrieron eso que denominamos incidencia y que en realidad es una putada.

Lo más valioso de lo que dijo Elena Fort al final del partido son las disculpas

Siguiendo con su estilo pedagógico de kilómetro cero, Fort también lamentó que la descarga de documentos a través de QR no les hubiera ayudado (excurso: algún día nos daremos cuenta de que los QR son la encarnación del demonio e iniciaremos, espero, un exorcismo colectivo parecido al que aplicamos a la peste porcina). Sabemos, porque nos lo han repetido muchas veces, que los directivos del Barça no cobran las horas que invierten representando al club. Si cobraran, Elena Fort debería cobrar un plus de peligrosidad retórica a un precio bastante más alto que algunos de los fichajes que nos han descompensado la tesorería. La primavera del 2023, en un acto que propiciaba la fraternidad barcelonista, Fort me explicó, con una seguridad que quiero pensar que era más ilusión que cinismo, que el estadio se estrenaría el 29 de noviembre del (pausa tragicómica) 2024. La conversación, distendida, me permitió comentarle que no quería apostarme 1.000 euros a que no, porque me sabía mal ganarlos tan fácilmente.

Más adelante, y en contextos más hostiles, Fort ha tenido que defender todos los anuncios de fechas de finalización, parcial o total, de las obras con una temeridad que la realidad ha desmentido sin hacerle perder la tenacidad. Cualquier otro en su lugar se habría encogido, pero Fort sigue defendiendo que el club siempre ha sido transparente a la hora de transmitir la información de la que disponía. Y, por acumulación, al final hemos entendido que la doctrina Fort no se basa en el rigor de sus vaticinios ni en la credibilidad de su concepto de transparencia, sino en la dimensión pedagógica de las explicaciones que debe dar para desmentir lo que había anunciado. Total: que del lamentable incidente con las entradas debería quedar en que el club no tuvo la estructura suficiente para atender a los culés indignados, que el sistema depende en exceso de los putos QR y que, de todo lo que dijo Fort, lo más valioso son las disculpas. Unas disculpas que son más fáciles de aceptar cuando el equipo gana que cuando pierde.

Aficionados del Baçra hace cola en la Oficina de Atención Barcelonista

Colas de aficionados a las puertas de la Oficina de Atención al Barcelonista

MONTILLA / MUNDO DEPORTIVO
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