La Strade Bianche tiene muchos peligros para un ciclista que quiere ganar el Tour de Francia. Los caminos blancos, con su tierra irregular, los baches, el polvo, la gravilla y las piedrecitas que hacen difícil controlar la bicicleta. Siempre hay un riesgo en los 16 tramos de sterrato, casi 80 km del total. Y sin embargo, el gran susto para Tadej Pogacar fue en un tramo de carretera, de buen asfalto, en un descenso en el que lideraba la carrera con Pidcock y Swift. En una curva a la izquierda le patinó la rueda y el esloveno se fue al suelo. Además del golpe duro sobre el costado izquierdo, resbaló y se salió de la vía, acabó cayendo sobre unas zarzas.
Cuando se incorporó, tras dar un par de vueltas, el maillot arco iris era un cromo. El hombro pelado y abrasado, el culotte rasgado, sangre en la rodilla izquierda y en el brazo. Faltaban 50 km y se le había ido Pidcock. Otro hubiera preferido ser conservador, tirar la toalla y pensar en futuras conquistas. Pero Pogacar, con la adrenalina por los aires, cambió de bici, se quitó los guantes y se fue a por el británico del Q36.5, ganador en este inicio del curso del Al-Ula Tour y en Torredelcampo.
Curva a 50 km de meta
La Strade Bianche tiene mucho peligro en los caminos blancos, de tierra y sin asfaltar pero Pogacar se fue al suelo en una carretera con muy buen piso
Cuatro kilómetros después ya lo había atrapado. Como si fuera pan comido. Desde ese momento, solo había dos posibilidades: doblete para Pidcock tras su triunfo en el 2023 o triplete para Pogacar en Siena, donde ya había sido primero en el 2022 y en el 2024.
El esloveno, que el año pasado se fue en solitario a 80 km de meta, se dedicó entonces a bajar pulsaciones, calmarse, evaluar sus daños y preparar el gran ataque. Quizás Pidcock imaginaba a que se podía esperar ya a la empinadísima Via Santa Caterina. Pero quedaban Colle Pinzuto y Le Tolfe, dos colinas sin asfaltar. Y el líder del UAE no los desaprovechó. En la primera, a falta de 19 km, lanzó el anunciado demarraje. No quería sorpresas ni más sustos. No se la iba a jugar al final. No dejes para más tarde lo que puedas hacer ya. Pidcock, humano terrenal, se agarró mientras pudo, que no fue mucho, y le vio partir con ese ritmo infernal que a tantos ha abrasado. Esta vez no tuvo ni que levantarse del sillín. Pura potencia.
Pionero
Por primera vez en las 19 ediciones, la clásica toscana la ganaba el campeón del mundo con el maillot arco íris
Ni siquiera cuando se equivoca, pierde. Ni sus errores le pueden frenar. “Ha sido un fallo de velocidad porque conozco la carretera. Quizás he subestimado la curva”, reconocía.
Por primera vez en las 19 ediciones de la prueba toscana, el campeón del mundo ganaba y para celebrarlo, Pogacar recorrió con los brazos en alto los últimos 100 metros hasta llegar a Il Campo de Siena. “He disfrutado, cuando he cruzado la meta he empezado a notar el dolor”, decía, con polvo hasta las cejas.
Con 26 años, el esloveno ya se ha convertido en el hombre récord de la carrera, con tres triunfos, los mismos que Fabian Cancellara. El suizo lo vio pasar a pie de carretera. El patrón del equipo Tudor estaba entregando bidones en el arcén a sus corredores.
En la prueba femenina
Vollering supera de nuevo a Van der Breggen
Igual que en Gandía, en Siena. El segundo gran duelo entre Demi Vollering, la aprendiz, y Anna van der Breggen, la maestra, cayó del lado de la joven. Vollering, ahora en el FDJ, ganó su segunda Strade Bianche tras la del 2023, por delante de la que hasta la temporada pasada era su directora en el SD Worx, que ha vuelto a correr a los 34 años.
Las dos neerlandesas llegaron juntas a la Via Santa Caterina, mano a mano. Y en las duras rampas, a 500 metros, Vollering atacó e impuso su superioridad en la subida para dejar atrás a Van der Breggen, que buscaba también el doblete tras haber ganado en 2018 antes de su retirada.