Van der Poel se viste de amarillo ante Pogacar en otra jornada diabólica

Tour de Francia | Etapa 2

El Tour se convierte en una clásica de primavera de nuevo y el resultado es emoción pura

Horizontal

Mathieu Van Der Poel celebra su triunfo ante Tadej Pogacar

CHRISTOPHE PETIT TESSON / EFE

Era el Tour de Francia, pero nada tuvo que envidiar a cualquier clásica de primavera esta segunda etapa. Salvo por la ausencia de pavé, los 210 kilómetros de entre Lauwin-Planque y Boulogne-sur-Mer tuvieron todos los ingredientes habituales de las imprevisibles carreras de un día. Perfil de serrucho con ascensiones constantes a puertos siempre más duros de lo que parecen. Carreteras estrechas que se convertidas en gincanas por el numeroso público. Viento lateral. También a los protagonistas habituales acudieron a la cita, esta vez acompañados por Jonas Vingegaard, que para nada se amilanó ante la potencia y experiencia de Mathieu Van der Poel, ganador final y nuevo líder, Tadej Pogacar, segundo en la etapa o Remco Evenepoel.

Si el primer día hubo tensión y distancia entre los favoritos, en el segundo las hostilidades fueron incluso más serias. La carrera no se tensionó hasta los últimos 25 kilómetros, pero los tres puertos finales fueron un infierno ante la batalla que mantuvieron el Visma con el UAE, con Van der Poel de espectador. Atacó Vingegaard de nuevo en un descenso, quizás para molestar a Pogacar, que ya se quejó en el Dauphiné de las tácticas del nuevo ciclismo que usa el Visma. Pero el esloveno no pensaba en descolgar al danés, si no en la victoria de etapa, que le podría dar el maillot amarillo. Joao Almeida y Narváez controlaron la carrera hasta la última subida. Un repecho de cuarta categoría de solo 800 metros. Una pesadilla hasta la meta si no se mide la distancia.

Una guerra abierta en la que estaban los seis fantásticos, también Allaphilipe, que se dio cuenta de que ya no está para estas guerras. Al final fueron los dos clásicos ganadores de primavera los que se batieron en duelo. Van der Poel atacó primero y tuvo la potencia suficiente para mantener el envite ante un Pogacar que no se guardó un gramo de fuera. El neerlandés se echó al suelo nada más cruzar la meta. Ahogado por el esfuerzo. Exultante por la victoria, su segunda en un Tour de Francia cuatro años después. Cifra sorprendente dado su extraordinario palmarés. Ganar siempre es importante, pero la medida de este triunfo está marcada por el rival. Y cuando éste es el esloveno que todo lo puede, es normal que hasta Van der Poel se lleve las manos a la cabeza para celebrar.

Esta vez los favoritos al podio estuvieron en su lugar y no hubo apenas despistes en una clasificación general final que ya comienza a aclararse. Solo seis ciclistas aguantan en diez segundos de distancia, entre los que está Enric Mas, motivo este de celebración. Carlos Rodríguez, en cambio, volvió a perder otro medio minuto.

Etiquetas
Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...