Querían que fuera Bilbao 2024. Pero Lisboa 2025 se pareció más a Turín 2022. Volvió a sonar Paradise de Coldplay, una canción que no trae buenos recuerdos. Esta vez no fue el Olympique de Lyon, bestia negra del Barça, quien levantó la Champions, sino el Arsenal. La estampa azulgrana, sin embargo, era la misma: Aitana lloraba desconsoladamente. Alexia se dejó caer sobre el césped. Porque fue como en Turín, pero sin serlo. Porque esta vez, el Barça partía como claro favorito y con un abanico de recursos futbolísticos que no apareció. Dejaron de ser ellas el único día que no podían dejar de serlo.
Las claves de la derrota se sustentan en elementos futbolísticos y emocionales. Ofensivamente, aunque las de Pere Romeu dominaron la posesión y generaron más oportunidades —con 20 tiros a puerta—, carecieron de precisión en la definición, especialmente por la precipitación mostrada en una pobre primera parte. Después, fue demasiado tarde.El Arsenal, un equipo de chispazos, sí aprovechó una de sus pocas ocasiones claras, la de Stina Blackstenius en el minuto 74. El Barça no supo encontrar recursos, ni dentro ni fuera del campo, para, al menos, forzar la prórroga.
Emocionalmente y futbolísticamente el Barça llegaba a la final como favorito y no explotó sus recursos
Además, el equipo inglés mostró una organización defensiva impecable, neutralizando el centro del campo, el corazón del Barça, con Alexia, Aitana y Patri Guijarro sufriendo en exceso. “No me lo he pasado bien, nunca he estado tan lejos de la zona de ataque”, reconocía después Mariona Caldentey, esa jugadora que se marchó de Barcelona para salir de su zona de confort y que en Lisboa tuvo que consolar a sus excompañeras por el respeto y la empatía que siente hacia el club de su vida. Ya en la intimidad, Mariona besó la cuarta Champions de su palmarés, la tercera consecutiva. Ella sí la tiene. La también mejor futbolista de la Liga inglesa deberá ser tenida en cuenta para valorar posibles premios individuales que vienen, léase el Balón de Oro.
Emocionalmente, el Barcelona llegaba a la final como favorito y se notaba una euforia excesiva en el ambiente. Exhibieron músculo como se esperaba en la previa, con la comparecencia de Alexia y Aitana: cuatro Balones de Oro que, en Lisboa, quizás se jugaban parte del pastel para que una de ellas pudiera ganar el tercero. Falta la Eurocopa, que apunta a ser decisiva para ellas y para Mariona.

Alexia y Aitana, muy tristes y tocadas, en el césped del José Alvalade de Lisboa
En cambio, el Arsenal llegaba sin esa losa de favoritismo, con un planteamiento táctico muy estudiado y una exultante Renée Slegers. La victoria fue significativa para la entrenadora gunner , ya que vivió como juvenil el primer título del Arsenal en 2007.
Tras la derrota, Alexia y Aitana mostraron su liderazgo. Hicieron autocrítica y pidieron perdón a la afición. Porque ellas también huyen de la condescendencia que ha dominado el fútbol femenino durante tantos años. Se unió el entrenador Pere Romeu, con una evaluación crítica y reflexiva. Sigue la maldición del banquillo. Ni Lluís Cortés ni Jonatan Giráldez ni ahora tampoco Romeu han ganado una Champions en su primer año. Todos los discursos demuestran la madurez y resiliencia de un grupo que sumó 100 partidos europeos en Lisboa y que, si de algo sabe, es de reponerse, aprender y seguir.
¿Y ahora?
Desde el club no se plantean grandes cambios. A la salida de Ingrid Engen, que termina contrato este verano y que y ya quiso marcharse el pasado enero, se podría unir la de otra central con contrato hasta 2026: Mapi León, siempre y cuando llegue un equipo dispuesto a pagar su precio. A cambio, llegará del Manchester City Laia Aleixandri, central formada en la Masia. Pero, a no ser que haya más salidas –escenario que fuentes del club no descartan– no habrá espacio salarial para mucho más, ya que la entidad tiene en cola sellar la continuidad de jugadoras como Claudia Pina, pichichi de la Champions, jugadora de presente y de futuro. Confían, además, en el buen trabajo hecho en los despachos tras fichar a jóvenes y talentosas futbolistas como Vicky López o Sydney Schertenleib que irán ganando peso.
El club planifica pocos cambios este verano y confía en una plantilla que sabe lo que es reponerse
Ahora el grupo, que ya ha hecho autocrítica interna, se dará unos días de reflexión mientras afrontan un calendario surrealista e irrespetuoso: 10 internacionales españolas deberán disputar dos partidos de la Nations League con España antes de afrontar la última final: la de la Copa de la Reina en Huesca ante el Atlético de Madrid del 7 de junio.
Por cierto, las colchoneras no cuentan con ninguna internacional española convocada, por lo que habrán podido preparar la final con mucha más previsión. Aunque… ¿Quién quiere cruzarse con un Barça herido en su orgullo, con ganas de triplete nacional y de demostrar que sigue moviendo el mundo?.