Al Barça le queda el Barça. Sin Camp Nou y con veleidades institucionales el equipo de Hansi Flick recuperó su versión voraz, la que le hizo campeón la temporada anterior, para pasar por encima de un desbordado Valencia. En su estreno liguero en el Johan Cruyff y sin su principal estrella, Lamine Yamal, el conjunto blaugrana se comió al rival de principio a fin para enseñar que ha aprendido la lección de los egos. Su entrenador no quería excusas. Ni jugar en un campo impropio de la élite. Ni las ausencias. Ni la desconexión por las selecciones. Nada detuvo al Barcelona, subido a lomos del corazón de Fermín y de la ferocidad del suplente Raphinha, autores de sendos dobletes, pero también de la movilidad de Ferran y de Rashford. Todo dentro de un notable desempeño coral en el que Lewandowski colocó la guinda con los dos últimos goles, los que completaron el set en blanco.
Era un día histórico. Por primera vez desde su fundación el Barça disputaba un partido oficial como local fuera de Barcelona. En un estadio coqueto pero pequeño y de circunstancias, el Johan Cruyff. Ni Camp Nou ni Montjuïc. En el recinto destinado a otros menesteres el equipo de Flick se presentaba ante su afición y lo hacía con un once con mucha chicha.
Necesitaba el entrenador efectuar cambios por las bajas pero también tiró de su manual. Jugador que llega tarde, futbolista que va al banquillo. El turno esta vez fue para Raphinha, que entró justo en la reanudación. Total, Rashford titular por la izquierda y el debutante Roony como sustituto del lesionado Lamine Yamal por la derecha. Mientras, Ferran Torres le seguía ganando la partida a Lewandowski y Fermín, reconciliado consigo mismo y con su fútbol tras quedarse, le comía la tostada a Dani Olmo.
Quería Flick pulso competitivo y lo tuvo con un once con jugadores de casta como Casadó o Gerard Martín y con centrales de seda como Eric Garcia y Cubarsí.
Fermín, Raphinha y Lewandowski firmaron tres dobletes para un equipo desatado de principio a fin
En un estadio pequeño, con el público encima y con algunas butacas libres (¿se pueden repartir peor las entradas?) El conjunto barcelonista entró en harina con vértigo y pasión. Con un Ferran rapidísimo y preciso. Con un Rashford atrevido y profundo. Con un Roony, que fue sustituido al descanso, determinado. Con un Fermín corriéndolo todo. Y con un Pedri que marcaba el ritmo con el brazalete de capitán.
Con esos elementos el Barça se lanzó al cuello del Valencia sin dejarle respirar. El conjunto de Corberán se atrincheraba con una zaga de cinco tras recibir doce goles barcelonistas en los dos anteriores precedentes. Solo defendió y no le sirvió para evitar otra goleada de escándalo. No pudo ni acercarse nunca a las fauces de un Joan Garcia primoroso con los pies. Mientras, en el otro área Agirrezabala desbarataba un tiro a bocajarro de Koundé, un chut de Fermín, otro de Roony y un remate picado de Ferran Torres.
El Barça escribía el partido como un monólogo y merecía de sobra abrir el marcador, aunque el gol se hacía de rogar. Finalmente el marcador se movió justo antes de la media hora cuando Cubarsí rompió líneas con un servicio a Ferran. El primer toque genial del valenciano dejó a Fermín en posición de ventaja. El andaluz recortó con la izquierda y cruzó la pelota a la red con la derecha. Explosión de júbilo en el Johan Cruyff y Fermín, coreado, que se besó el escudo, por si había alguna duda de sus sentimientos. Con el 1-0 el panorama no cambió pero el Barça se tomó un respiro en su verticalidad para extremar su control. El partido pudo llegar al entreacto finiquitado pero el equipo blaugrana debía seguir trabajando para encontrar la sentencia.
Esta no tardó en llegar y por partida doble. El recién salido Raphinha se anotó el segundo pero el principal mérito de la acción radicó en una asistencia milimétrica desde el otro extremo del área de Rashford, en sus mejores minutos como blaugrana. Sin tiempo casi ni para paladear el 2-0 vino el tercero. El remate desde lejos y con el alma de Fermín se clavó en la red, dando paso a la euforia del público y del propio futbolista, espantados sus fantasmas. No marcó pero es necesario mencionar también las geniales maniobras de Ferran. Solo el poste y el portero impidieron que coronara su actuación.
Ferran estuvo genial en la punta y Rashford jugó sus mejores minutos dentro de un tono general brillante
Para ver las mallas ya estaba Raphinha, que puso el cuarto con un remate fulgurante. Llegaba la hora de repartir minutos y aparecieron Lewandowski, Olmo y Jofre. El polaco logró el quinto de la noche y su primero de la temporada tras recibir un regalo de Olmo. Hasta se dieron las circunstancias ideales para que reapareciera Marc Bernal más de un año después. El chaval brindó a Lewandowski el sexto. Un día redondo antes del debut en la Champions.
