El PSG agota al Barça y vuelve a conquistar Montjuïc

FC Barcelona, 1 - PSG, 2

El conjunto barcelonista perdió por culpa de un gol en el tramo final de Gonçalo Ramos

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Lamine Yamal se lamenta mientras Gonçalo Ramos celebra el gol del triunfo 

LLUIS GENE / AFP

En un partido de mucho fondo el PSG fue más fuerte que el Barça. En el cuerpo a cuerpo el campeón de Europa resistió más, tuvo más cuajo y se sobrepuso mejor que el equipo de Flick a las bajas. Un gol en el tramo final de Gonçalo Ramos culminó la remontada del conjunto de Luis Enrique, que volvió a imponerse en Montjuïc, como dos temporadas atrás. Ferran Torres había avanzado a un Barcelona que se presentó con mucho brío pero después Mayulu y el referido Ramos le dieron la vuelta al marcador. El Barça fue un reflejo de Lamine Yamal, que abrió el partido con arte y ensayo y lo terminó sin poder ni respirar. Pudo tener mejor suerte el plantel de Flick, sobre todo si el colegiado hubiera expulsado a Nuno Mendes, al que le perdonó la segunda amarilla.

Pero una cosa no quita la otra y no se puede decir que el triunfo del PSG resultara injusto. El empate tampoco lo habría sido.

Ferran Torres avanzó al Barcelona pero el equipo de Flick no pudo mantener el ritmo

Había bajas pero el partido era de alto copete. De esos que hay que degustar segundo a segundo, de los que requieren no perderse un detalle. En cada zona del tapete, un duelo, una presión, un va y viene. De esos encuentros que transpiran emoción desde el pitido inicial. Un partido para vaciarse y de los que dejan a los futbolistas al límite de sus fuerzas. Con dos entrenadores exigentes y que piden ambición de primer plato y ambición de segundo. Por un lado Hansi Flick, que apostó por la dupla Eric Garcia-Cubarsí en el eje de la zaga para cuidar al máximo la salida de balón y que se decantó por Ferran como nueve en busca de movilidad, trabajo, presión y gol. Por el otro Luis Enrique, que no contaba con su tridente ofensivo pero sí con portentos físicos como Hakimi y Nuno Mendes y con orfebres como Vitinha. Pero Lucho no tenía en sus filas un Lamine Yama,al que el partido llegó demasiado pronto tras volver de una lesión.

El genio de Rocafonda descorchó el partido conn una ruleta con la que plantó a Vitinha y Barcola antes de sortear a un Nuno Mendes con el que mantuvo un mano a mano fantástico. Pero Lamine no siempre buscó el fuego de artificio individual, sino que filtró balones en profundidad. Como el que le puso a Ferran Torres cuando sus fuerzas estaban intactas. El valenciano dribló al portero y solo Zabarnyi, bajo palos, impidió que marcara.

Con 1-1 el colegiado debió expulsar a Nuno Mendes pero no se atrevió a sacarle la segunda amarilla

Dentro de la igualdad el Barça había arrancado mejor, un poco más puesto, intenso y agresivo. Solo desentonaba Olmo, al que el partido le atropellaba, pero los demás acudían como hienas sin la pelota y se desplegaban con velocidad. Como veloz fue la acción del 1-0. Recuperó Lamine, tocó para Pedri y el canario activó a Rashford. El inglés, de primeras, conectó con Ferran, que embocó.

Una jugada de tiralíneas e indefendible. Disfrutaba el Barça, disfrutaba Montjuïc. La pregunta que cabía hacerse era si ese ritmo endiablado se podía mantener. La respuesta fue que no. Porque tras el gol y una acción posterior en la que Rashford no se quedó lejos del segundo el PSG reaccionó, empezó a tener más la pelota y dio pista a sus aviones. Como un Nuno Mendes que rompe líneas con la misma eficacia con la que corta avances del rival. Hasta entonces el Barça había sabido contener al PSG y había llevado la batuta con la varita de Pedri y con una defensa colectiva en la que destacaba la concentración y anticipación de Gerard Martín.

Pero ante el campeón de Europa no se puede bajar ni una marcha. Porque cuando el Barça se despistó un momento vio cómo el PSG nivelaba el marcador. Nuno Mendes condujo, Koundé se precipitó al encimarle y después no le derribó y el lateral le puso un balón de oro a Mayulu, que superó a Szczesny.

Necesitaba el Barça respirar y recomponerse en el descanso. Pero el regreso de vestuarios solo hizo que intensificar el dominio del PSG, que movía el balón y agotaba y desesperaba al Barça, que corría y corría sin tener el premio de la pelota. Eso sí, los parisinos tampoco generaban un caudal excesivo de ocasiones, más allá de un intento de Barcola abortado por Szczesny.

Cubarsí y Eric Garcia aguantaban el dique de contención. Le urgía al Barça oxígeno y lo encontró en un par de carreras de Rashford y en otra de Lamine Yamal, que fue derribado por Nuno Mendes. La falta y la tarjeta se antojaban meridianas pero el colegiado sólo señaló la infracción. No quiso mostrar la amarilla porque era la segunda y la correspondiente expulsión. Una roja que habría podido cambiar el partido. Como también pudo hacerlo una ocasión de Olmo. Con todo a favor chutó al bulto. Una fallo que no tiene perdón.

Flick reaccionó recurriendo a Lewandowski, Casadó y Balde, que reapareció. Después no tuvo más remedio que quitar a un exhausto Pedri y dar minutos a Marc Bernal. Sin embargo los cambios no revitalizaron al Barça que terminó sufriendo y en la lona ante el rango del PSG. Primero Kang in Lee chutó al poste. Y después Gonçalo Ramos aguijonéo a Szczesny. El PSG agotó al Barça. 

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