Casi 900 días después el fútbol regresó al Camp Nou. Más de 29 meses después la afición blaugrana pisó las gradas y estrenaron los asientos nuevos. El balón rodó de nuevo. Se volvió a gritar gol del Barça en el templo. Aunque fuese en un entrenamiento. Era lo de menos. Lo importante era sentirse en casa.
El Spotify Camp Nou reabrió sus puertas con una sesión de trabajo del equipo de Hansi Flick pero con público. Fueron 21.795 los afortunados que disfrutaron de la experiencia, pagando entre 5 y 10 euros. Ellos no olvidarán el 7 de noviembre del 2025. Por una vez, la estrella no fue Lamine Yamal como en Brujas, ni Lewandowski o De Jong. Los socios y aficionados querían ver a sus ídolos, sí, pero algo más. El auténtico protagonista de la sesión matutina fue el propio estadio. Y eso solo se reabrió la Tribuna y el Gol Sur, que son las zonas que tiene el permiso de primera ocupación del Ayuntamiento de Barcelona.
No solo la gente era neófita. También todo era nuevo para futbolistas como Cubarsí, Dani Olmo, Fermín, Casadó o Gerard Martín, que nunca habían jugado con el Barça en el coliseo barcelonista. Fermín, un poco emocionado, se abrazaba con Lamine nada más pisar el césped.
Lamine Yamal salta al césped del Camp Nou para la sesión de entrenamiento a puerta abierta
Hasta Flick debutaba. Por eso, el técnico quiso que todos sus ayudantes, también los analistas que pisan poco el césped, estuvieran en la foto de grupo. También fue corta la aparición de Koundé y de los lesionados Pedri y Raphinha, que tuvieron una participación testimonial. Enseguida se retiraron al vestuario para seguir su tratamiento.
La jornada fue emocionante para los seguidores que llevaban más de dos temporadas fuera de su hogar. Al fin podían volver a su asiento. Y lo miraban todo con ojos como platos. Eran niños con zapatos nuevos. Lo querían visitar todos: pasillos, bocas, lavabos… Y no fueron pocos los que hicieron cola para entrar desde las nueve, dos horas antes de que empezase el entrenamiento.
“Es un día muy guapo, no descarto emocionarme”, decían los barcelonistas, ansiosos por pisar el Spotify Camp Nou. “Mira, la piel de gallina”, enseñaban cuando cruzaban las puertas y accedían al recinto. Nadie tuvo miedo por las obras, que aún siguen en la construcción de la Tercera Graderia.
Satisfecho por el avance de las obras y esperanzado con disputar un primer partido oficial pronto, Joan Laporta no se perdía detalle desde el palco. A falta de tardes de gloria en la Liga y de noches mágicas europeas, el Camp Nou, de momento, ya tiene una primera mañana con un baño de masas.