“No vamos a cambiar nuestro ADN”, sentenció Flick. “El estilo de un entrenador que nos devolvió la felicidad no se discute”, refrendó Deco. “Tenemos una estructura y la queremos mantener, nos falta estar mejor conectados sin balón”, repitió ayer el técnico alemán. La línea adelantada de la defensa barcelonista, marca de la casa del equipo desde la pasada temporada, no se toca. Pero bien hará el Barça en ejecutar ese sistema con mayores prestaciones para reforzar su seguridad y multiplicar sus opciones de salir este domingo (21 h) airoso del desafío de Balaídos, un estadio complejo en el que suele sufrir muchísimo.
Solo ha obtenido allí dos victorias en sus últimas diez visitas y es un estadio en el que acostumbra a recibir bastantes goles. Que se lo pregunten a Ter Stegen, que veía a Iago Aspas y se ponía a temblar. Para más inri el Celta, que al principio de la campaña no le ganaba a nadie, encadena cinco triunfos consecutivos, mezclando competiciones.
En sus últimos diez encuentros en Vigo el Barcelona sólo ha obtenido dos triunfos
“Están muy bien ahora, pero también dependerá de nuestra mentalidad. En Brujas no se vio el espíritu de lucha que queremos. Nuestra línea defensiva estaba demasiado hundida pero los delanteros también estuvieron lejos de lo que queremos”, analizó un Flick que ha leído la cartilla a sus futbolistas. “Hemos hablado mucho y los jugadores entienden y saben lo que tienen que hacer, pero deben demostrarlo sobre el campo y jugar con más confianza”.
Teniendo en cuenta las dinámicas de los dos equipos es muy posible que muchos barcelonistas hubieran deseado que este domingo el último obstáculo para los rivales llevara el nombre de Joan y el apellido de García, pero el portero aún no ha recibido el alta. Está prácticamente a punto pero no volverá hasta después del parón, según confirmó Flick.
Estará bajo palos pues de nuevo Szczesny, que aún no ha dejado la portería a cero esta temporada. El técnico mantuvo una conversación con él antes del último entrenamiento.
Aunque de defender se tiene que ocupar todo el equipo para que no se repitan esperpentos como los de Brujas. Más le vale al Barça aplicarse en la Liga y regalarse un par de semanas más tranquilas. Antes del primer parón Flick dejó la frase de que “los egos matan el éxito”, que resonó como un mantra tras empatar en Vallecas. Y antes del segundo parón el Barcelona se hundió en el Sánchez Pizjuán (4-1). Ahora no puede permitirse más concesiones independientemente de lo que haya hecho horas antes el Madrid en Vallecas.
Para variar el Barça se presenta en Vigo con ausencias, como toda la temporada. A las conocidas de Joan García, Ter Stegen, Gavi, Pedri y Raphinha se puede sumar la de Koundé, que no acabó la sesión de ayer por un golpe que recibió en Bélgica. “Creo que no llegará a tiempo para Vigo”, aventuró Flick. En cambio, Eric Garcia está apto para jugar en Balaídos. Lo hará con máscara tras fracturarse la nariz en Brujas. El defensa catalán tiene números para ejercer de lateral derecho, en el probable caso de que Koundé sea baja. En cambio, el Barça debe recuperar a Christensen, que se ejercitó con normalidad.
Aunque la principal esperanza del equipo radica en los pies de un Lamine Yamal que mostró un enorme nivel el miércoles. Un fútbol que hizo imposible que Luis de la Fuente no le llamara para la selección. Flick pidió prudencia con el delantero. “Está muy bien, cada vez mejor y está haciendo un gran trabajo también en el gimnasio. Pero todavía tiene molestias, no se encuentra al 100%. Lo tenemos que cuidar nosotros y también lo tienen que cuidar en la selección, aunque creo que ya lo hacen”.
Si Lamine está en forma el Barça gana enteros aunque hará falta que el equipo le acompañe más que en Brujas para sellar los tres puntos en Balaídos.
