Leo Messi, el indiscutible mejor jugador de la centenaria historia del FC Barcelona, entró pasadas las doce de la noche del domingo en las instalaciones del Spotify Camp Nou de forma casi clandestina. Vestido de paisano, se presentó, le dieron paso unos empleados de seguridad atónitos, pisó el césped, se hizo unas cuantas fotografías sonriendo acompañado de una persona de su confianza y, al día siguiente, quiso que el mundo se enterara de la visita a través de su cuenta de Instagram.
Según fuentes cercanas al futbolista consultadas por este diario los directivos del Barça se enteraron también ayer por la mañana, junto el resto de los mortales, del acontecimiento. Fuentes del club, por contra, aseguran que, cuando fueron alertados de la presencia del argentino, dieron el permiso para que pudiera acceder al estadio. También subrayan que varios de ellos, incluido el presidente Joan Laporta, se encontraban a aquella hora en Vigo a punto de tomar un vuelo de vuelta a Barcelona, ciudad a la que aterrizaron a las tres de la madrugada. En cualquier caso, la mayoría desconocía la visita hasta que esta se hizo pública. En caso contrario, la hubieran intentado capitalizar. No hay mejor spot para el Spotify Camp Nou, en obras pero a punto de estrenarse oficialmente, que ver a Leo Messi de vuelta paseando por su alfombra verde. Las fotografías se pudieron hacer con las luces encendidas porque siempre lo están a todas horas durante los últimos meses. Algunas en modo fijo y otras en fase de pruebas.
Sonriente: cuatro años después de su despedida entre lágrimas del club, Messi regresó al Camp Nou por su cuenta para echar un vistazo a la que fue y es su casa, el Spotify Camp Nou
Messi, concentrado en Alicante, aprovechó la cercanía para visitar ‘su’ estadio sin avisar al club y a medianoche
La escena, más allá de la carga emotiva (el barcelonismo, conmocionado, no habló ayer de otra cosa ante el impacto de ver al ídolo de vuelta a casa), dio paso a una serie de interrogantes. El primero, saber cómo entró, duda ya resuelta, pero, inmediatamente después, el porqué lo hizo.
No hay gran secreto detrás aunque la hora de la visita, a medianoche, por su cuenta y con las calles desiertas, la ha rodeado de misterio. Messi, que a partir de ayer quedó concentrado con la albiceleste en Alicante (tiene amistoso en Angola este viernes), aprovechó la cercanía para pasar por su ciudad favorita y echar un vistazo al que fue su más famoso jardín, el escenario de su mejores hazañas vestido de azulgrana. Como un culé más, aunque en su caso sea uno de los más ilustres, Messi se moría de ganas de ver de cerca cómo está quedando su hogar, en período de reconstrucción. Y se dio una vuelta. Quedó encantado.
“Anoche volví a un lugar que extraño con el alma. Ojalá algún día pueda volver”, dejó dicho en Instagram
La siguiente pregunta es por qué no avisó a nadie del club para hacerlo. No hay novedad al respecto más reseñable que la siguiente: las relaciones con la actual directiva siguen siendo inexistentes. Messi, más decepcionado que enfadado, sigue sin digerir la manera en que fue despedido del club de su vida. Pretendía prolongar su carrera en el Barça con Joan Laporta como presidente pero este, a su entender, le retiró el contrato acordado alegando que el club no podía asumir el coste económico en el último momento. Messi, según siguen asegurando sus allegados, estaba dispuesto a rebajar sus condiciones pero no hubo negociación posible. Tampoco entendieron los Messi que al cabo de unos meses el Barça fichara a Ferran Torres, obviamente sin tener nada en contra del jugador, por 55 millones. Pese a que Laporta cree aún en la reconciliación y en la idea de hacer un homenaje cuando la grada esté completa (105.000 espectadores), y llegó a hablar del tema con el padre del crack, no hay a día de hoy nada planificado.
Otro de los interrogantes por resolver es qué mensaje quería dejar Messi al barcelonismo con su visita. En ese punto hay poco sobre lo que teorizar porque lo dejó escrito junto a las fotografías en su Instagram: “Anoche volví a un lugar que extraño con el alma. Un lugar donde fui inmensamente feliz, donde ustedes me hicieron sentir mil veces la persona más feliz del mundo. Ojalá algún día pueda volver, y no solo para despedirme como jugador, como nunca pude hacerlo…”. Conclusiones: Messi añora al Barça, espera (hay un dardo ahí) despedirse como dios manda como jugador (ha renovado por el Inter Miami hasta el año 2028, es decir, hay margen para que juegue un partido con el Camp Nou acabado antes de retirarse) y, por último, desea ser útil al club una vez cuelgue las botas. Fuentes cercanas al futbolista aseguran que Messi no ha decidido qué va a ser en un futuro, si entrenador (poco probable), embajador, director deportivo o lo que sea, y tampoco cuándo, pero sí tiene claro que no se imagina en otro sitio que no sea el Barça.
El jugador sigue decepcionado con la junta de Laporta, que se encontraba en Vigo a punto de tomar el vuelo de regreso
Aunque la visita dejó en fuera de juego a la actual directiva, el movimiento de Messi no debe entenderse en clave electoral. Difícilmente hará un gesto el argentino en ese sentido aunque de aquí a que se celebren las elecciones (entre marzo y junio del año próximo) hay muchos escenarios posibles todavía.
El 16 de mayo del 2021 Messi disputó su último partido en el Camp Nou vestido de azulgrana. El 8 de agosto de aquel año lloró como un niño al irse. El pasado domingo volvió con una sonrisa.
Y todos los culés de bien sonrieron con él.