Con el asfalto seco y el cielo encapotado y amenazante por el vecino mar Negro arrancó el octavo GP de Rusia, un territorio Mercedes, que siempre había ganado en Sochi. Norris, desde la pole, arrancó bien, pero Carlos Sainz, a su lado, lo hizo mucho mejor y tomó el liderato en la segunda curva gracias al rebufo que le cogió al inglés para pasarle por el interior.
Sainz saboreó la sensación de liderar una carrera de F1, algo que solo había experimentado en cinco giros en el 2020 (4 en Portimao y 1 en Monza). En Sochi, en cinco vueltas ya acumulaba 1,7 segundos sobre su excompañero Norris. Con aire limpio, el Ferrari se mostraba sólido y marcaba las mejores vueltas de carrera.
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