El pasado mes de noviembre, Sara Estévez cumplió 99 años. Periodista bilbaína y del Athletic, su carrera profesional, fundamentalmente en la radio, es un ejemplo para las generaciones que la han seguido. Mujer y periodista especializada en deportes. Es más, en fútbol. Una pionera.
Sara Estévez, Sarita en el mundo machista que le tocó vivir, se abrió camino en las ondas de Radio Juventud de Bilbao. Durante años dirigió un programa deportivo de éxito, Stadium. Pero nadie sabía que detrás de un pseudónimo de opinión independiente y a menudo acerada, Maratón, figuraba una mujer. Escribía sus crónicas, acudía a San Mamés entre el público y tomaba sus apuntes en una libreta medio escondida entre las rodillas. Luego, sus opiniones, su crítica libre, que en alguna ocasión le supuso serios problemas a la emisora, era leída en antena por un locutor, un hombre. Y firmaba como Maratón.
Pionera bilbaína del periodismo deportivo, como lo fue María Luisa Antem en Barcelona
Todos se preguntaban quién debía ser, nadie sospechaba que era una mujer y muy pocos conocían el secreto.
Nacida el 4 de noviembre de 1925, camino ya de los 100 años, Sara Estévez vio su etapa de estudios truncada por la guerra. Huérfana de padre desde los dos años, una hermana, maestra, le enseñó a leer y escribir. No completó la enseñanza superior ni consta su inscripción en el Registro Oficial de Periodistas (ROP) que estableció el franquismo para controlar quiénes podían acceder a la prensa y sobre todo quiénes podían situarse al frente de una publicación informativa y se responsabilizaban de lo publicado.
El número del ROP fue durante años el carnet de identidad del periodista español y el simbólico número uno se otorgó a Francisco Franco Bahamonde, del que se destacaba su calidad de “fundador de la revista África en 1924 y colaborador de Arriba con los seudónimos Hispanicus, Macaulay y Hakim-Boor, además de presidente de honor de la Asociación de la Prensa de Madrid”.

El carnet de Sara Estévez
En la adolescencia, Estévez estudió taquigrafía, mecanografía y contabilidad. Consiguió empleo en las oficinas de una empresa química de Lamiako y con su primera paga extra se dio el gusto de adquirir un abono del Athletic Club. Ya tenía plaza fija en San Mamés, aunque no era socia de pleno derecho porque el club no aceptaba el ingreso de mujeres. El derecho de voto o el acceso a los cargos directivos estaban reservados a los hombres, una más de las imposiciones franquistas de aquellos tiempos.
En 1952, Sara Estévez se apuntó a una convocatoria de Radio Juventud para el cuadro de Arte Radiofónico. Y luego, cuando un buen día alguien preguntó “de aquí, ¿quién va al fútbol?”, solo se alzó su mano. A partir de ahí empezó a redactar crónicas de los partidos.
“Paco Blanco era quien leía mis crónicas y ni los jugadores ni los directivos sabían que las escribía yo”, explicó a Jon Rivas en un reportaje aparecido años atrás en El País. También reconoció su valentía y su espíritu de superación: “Todo lo aprendí en la calle, soy una niña de la guerra y la posguerra”.
Estévez fue una pionera, una avanzada. Como lo fue en Barcelona otra periodista de deportes,esta sí inscrita en el ROP: María Luisa Antem. Sus entrevistas y reportajes se hicieron habituales en las páginas del semanario deportivo Dicen, donde empezó a escribir en junio de 1955. Fútbol, patinaje, natación, y finalmente se especializó en baloncesto. Años más tarde también trabajó en el TeleXpress y se abrió al mundo del cine y de la moda. Fue entonces cuando dirigió la revista Magda, lujosa publicación que editaba la emblemática tienda de perfumería y artículos de lujo del mismo nombre, en el paseo de Gràcia (luego también en la plaza Calvo Sotelo, hoy Francesc Macià), propiedad de la familia Oranich, los padres de la abogada feminista y defensora de presos políticos Magda Oranich.
Sara Estévez, como María Luisa Antem, abrieron un camino que no ha sido fácil ni corto, el de las mujeres en el periodismo deportivo. Hasta 1973, veinte años después de incorporarse a la radio, no firmó sus opiniones ni se puso delante de los micrófonos. Stadium, el programa deportivo más seguido de Euskadi, estuvo en antena hasta 1984.
También costó lo suyo que el Athletic aceptara socias, lo hizo en una asamblea de abril de 1979. Sara Estévez se jubiló a los 65 años y donó su archivo personal al museo del club bilbaíno. Hasta los 94 años mantuvo una columna de opinión en El Correo, desde donde analizaba la actualidad de su Athletic, en recuerdo y merecido homenaje a aquellos tiempos en los que todos los seguidores rojiblancos, incluidos los futbolistas, estaban pendientes de la opinión del misterioso Maratón. Pero Maratón no era él, era ella.