El fútbol, para los más grandes, no es solo un deporte. Gerard Piqué, aparte de defensa central, su amor por el Barcelona lo convirtió en una de las figuras más reconocibles del fútbol español en las últimas décadas y se tuvo que enfrentar a una de las decisiones más difíciles para cualquier futbolista: aceptar que su tiempo en el césped había terminado.
En una conversación con Iker Casillas en su nuevo pódcast, el exjugador del Barça y de la selección española se sinceró sobre su retirada y cómo vivió sus últimos años. No hubo espacio para la nostalgia gratuita ni para la autocomplacencia, sino un relato maduro sobre la realidad de un futbolista que siempre quiso decidir su destino.
Para Piqué, la idea de retirarse siempre estuvo presente en su cabeza: “Siempre tuve claro que, en el momento en que no fuera importante en el equipo, me iría”, afirmó. Durante años, su puesto en el once titular del Barça fue indiscutible, pero a medida que su protagonismo se reducía y las nuevas generaciones pedían paso, supo que su momento había llegado, no quería ser “una carga o un lastre”, afirmó.
Su despedida, en noviembre de 2022, fue un punto de inflexión. Atrás quedaban los títulos, los clásicos y las noches de gloria en el Camp Nou.
“No es una despedida porque volveré. Nací aquí y moriré aquí”
En el Camp Nou, frente a miles de aficionados que lo habían visto crecer y triunfar, Piqué se despidió con un discurso en que dejó abierta la puerta a un futuro regreso al club, aunque no como jugador: “No es una despedida porque volveré. Nací aquí y moriré aquí”, dijo entonces.
La decisión no fue fácil. El miedo al “día después” lo acompañó en sus últimos años como futbolista: “Hablé mucho con Puyol. Él es casi como un hermano para mí, y cuando dejó el fútbol también tuvo ese miedo a la rutina, a la falta de competición. Pero al final, es cuestión de adaptarse y encontrar nuevos retos”.
Durante mucho tiempo, se le preguntó si algún día asumiría la presidencia del club, una cuestión que también abordó Casillas durante la entrevista. En su respuesta, afirmó que “ser presidente del Barça es mucho más sacrificio que cosas positivas te pueda dar”. Sin embargo, añadió: “Si algún día el club lo necesita, la responsabilidad que tengo es de estar ahí. El Barça me lo ha dado todo. Somos lo que somos gracias a los clubes en los que estamos”.
Más allá del balón
Gerard Piqué reflexionó sobre la situación actual del Barça, destacando lo complejo y emocional que resulta para los socios valorar lo que está ocurriendo. En un contexto de crisis económica, el exdefensa blaugrana aseguró que el socio, como propietario del club, debe tener una perspectiva más amplia que la que se muestra a menudo, centrada únicamente en el resultado deportivo.
Recordó cómo en 2015, una crisis deportiva e institucional sacudió al club, llevando a la convocatoria de elecciones tras una ola de descontento con la gestión de Bartomeu. Tras ganar el triplete en pocos meses, la opinión de los socios cambió. Se demostró como lo impredecible y volátil que puede ser el juicio de los seguidores, que a veces se ven influenciados solo por el rendimiento en el campo: “Yo considero al culé una persona inteligente y que sabe elegir bien. No digo que sea bueno o malo escoger a Bartomeu otra vez, pero ¿Cómo puedes en seis meses cambiar tu punto de vista simplemente por los resultados deportivos?”.
Aunque el “fútbol es muy emocional” sostiene que los socios deben ser conscientes de que hay aspectos más allá del balón que afectan al futuro del club, especialmente cuando se enfrenta a una crisis financiera tan seria.
¿Lamine sería Lamine si estuviéramos en nuestra generación?"
Entre los nombres que más ilusión generan está el de Lamine Yamal. Piqué se muestra prudente y evita las comparaciones exageradas: “Mi sensación es que Lamine Yamal no estaría jugando en nuestra generación“, con Messi, Neymar, Suárez o Eto'o, al dudar si hubiera tenido tanto protagonismo por el nivel de competencia que había en ese entonces.
España, el ruido y el paso al costado
Su debut con La Roja en 2009 marcó el inicio de una etapa que vivió los mejores años con la Selección, donde alzó la Eurocopa y el Mundial.
Su postura sobre Cataluña y la constante polémica en torno a su figura lo llevaron a tomar una decisión en noviembre de 2018: renunciar a la selección.
“Cuando empiezas, todo te afecta. Pero con el tiempo te haces una coraza. Se generó un ruido innecesario cada vez que iba con España, y llegó un punto en que sentí que penalizaba al equipo más de lo que aportaba. Así que decidí apartarme”, explicó.
Siete años después, dejar la selección le permitió alargar su carrera y descubrir otra manera de vivir el fútbol con la llegada de la Kings League. Su despedida en el Barça y en la Selección no fue convencional. Se fue cuando aún podía competir. Un adiós que él mismo escribió.