Liverpool y Portugal se han despertado con el corazón en un puño por una terrible noticia que llegaba desde Zamora. Su futbolista Diogo Jota (Oporto, 1996) y su hermano André Silva han perdido la vida en un accidente de tráfico esta pasada madrugada en la autopista A-52, que une Madrid y Vigo, a la altura de Cernadilla, entre las localidades de Puebla de Sanabria y Mombuey.
El futbolista disfrutaba de las vacaciones después de ganar la Nations League con su selección y casarse el pasado 22 de junio, mientras se agotaba el tiempo para empezar la que iba a ser la sexta temporada en el club campeón de la Premier League.
“Estoy en shock, no doy crédito”, explica uno de los empleados del club inglés, que lo ha tratado durante todos estos años. “Se casó hace diez días”. El portugués tenía tres hijos con Rute Cardosa, quien ya le había acompañado a sus experiencias en la Premier en Wolverhampton y Liverpool, y habían decidido formalizar su compromiso. Diogo Jota era una persona “inteligente” dentro del vestuario y con una especial sensibilidad por la táctica. Le encantaban estas cuestiones y, aunque todavía no había empezado sus estudios, se veía en el futuro en un banquillo.
El jugador desarrolló una mentalidad genuina. La historia que llevó a Diogo Jota a la elite del fútbol profesional es atípica. Primero, porque hasta los diez años compaginaba la natación con el fútbol: a su padre le tiraba más el agua, pero para él la “pasión” era el balompié. El portugués no se formó en ninguna de las tres canteras más potentes de su país (Oporto, Benfica y Sporting de Portugal) y, de hecho, hasta los 16 años seguía pagando la cuota mensual en su club de Gondomar, muy cerca de Oporto, hasta que por fin un club con estructura profesional como Paços Ferreira se fijó en él. Fue ahí, con 19 años, cuando el Liverpool, a través de su ojeador en España y Portugal, Kiko Espinar, empezó a recabar informes sobre él.

Diego Jota, levantando la Premier League con el Liverpool. .
Sus planes de futuro
Era un jugador “inteligente” en Liverpool y tenía en mente ser entrenador al retirarse
Pero el primer club que lo fichó fue el Atlético de Madrid, que también le seguía la pista, en la campaña 2016-17. Realmente nunca llegó a vestir oficialmente la rojiblanca. Se marchó cedido al Oporto y luego traspasado al Wolverhampton, club controlado por Jorge Mendes en la transferencia de jugadores. En Oporto marcó ocho goles en 27 partidos y en su primera aventura en los Wolves confirmó las expectativas que ya había generado en la base de datos del Liverpool, que pagó 41 millones de libras por él. Eso fue en 2020, en plena pandemia.
A partir de ahí, Diogo Jota se convirtió en un futbolista muy querido, capaz de aceptar las suplencias y de cubrir cualquier posición del ataque. Acumuló 47 goles en 123 partidos y levantó cinco títulos. Sobre el césped de Anfield, tras la consecución de la última Premier ante el Tottenham el 27 de abril, los aficionados corearon su nombre multitud de veces (“Diego, Diego Jota”) y fue uno de los más abrazados por el técnico Arne Slot, que contaba con él otro año más. Inmortalizó ese momento, semanas después, con una fotografía en una portería, con The Koop de fondo, y sus tres hijos, su mujer y el trofeo.
La opinión de Portugal
“No ha tenido una gran prensa, siempre fue humilde, modesto. Se hablaba más de otros”
En Portugal, el mazazo fue igual de grande. Aunque a la sombra de jugadores como Cristiano Ronaldo, Vithina, Bernardo Silva o Bruno Fernandes, Jota siempre encontraba su espacio. “No ha tenido una gran prensa porque siempre fue humilde, modesto. Se hablaba más de otros jugadores aunque él fuera uno de los delanteros del Liverpool, pero parece que Bernardo Silva o Bruno estaban haciendo más”, explica un intermediario de futbolista que reside en Oporto y conoce al dedillo el fútbol luso, quien destaca que “estamos todos consternados, ahora no se habla de otra cosa en el país”.
Levantó dos Nations League, jugó 49 partidos y anotó 14 goles. Su última imagen como futbolista profesional se produjo precisamente ante España, país que le ha visto perder la vida, y con un recuerdo feliz: levantar la Nations League.