Todo empezó en las calles antiguas y estrechas de Belén, donde Honey Thaljieh (1984) jugaba al fútbol con chicos, desafiando la opinión social. Sobrevivió como pudo a la guerra de los 40 días en la que enterró a un primo asesinado. Cursó estudios universitarios y terminó cofundando la selección femenina de fútbol de Palestina. La activista fue contratada por la FIFA para trabajar en proyectos futbolísticos en favor de la igualdad de género y la paz. Atiende a La Vanguardia en Barcelona, donde ha participado en The Change, un congreso por la equidad de género. Thaljieh ha vivido con emoción el apoyo que Palestina ha recibido.
Usted se define como palestina, árabe, cristiana y también futbolista. ¿Cuál de esos aspectos le ha traído más discriminación?
Todos han sido un desafío. Cuando dices que eres cristiana, hay confusión, porque muchas personas asumen que todos los árabes son musulmanes. Si dices que eres mujer y que juegas al fútbol, la gente se sorprende. Pero lo que más pesa es decir: “Soy palestina”. Enfrentas muchas luchas, muchos prejuicios, muchas especulaciones. Ves cómo cambian las miradas y las expresiones de las personas. Debería ser algo normal, como cuando dices que eres española. Pero no lo es.
¿Cuándo empezó a jugar?
Tenía 7 años. Cuando volvía del colegio siempre veía a los chicos jugar en las calles y quería probar. Un día me armé de valor. Para mí, el fútbol era una forma de distraerme, de escapar de mis traumas.
Honey Thaljieh, cofundadora de la selección femenina de Palestina, posa para La Vanguardia
¿Traumas?
Los genera el crecer en tiempos de conflicto, en plena segunda Intifada (2000-2005). Nuestra vida se detuvo. Soldados, muerte... Te preguntas: ¿Por qué nosotros?, ¿Por qué hemos nacido aquí?.
¿Y cómo le ayudó el fútbol?
Era un refugio para sobrevivir. Para mantener la esperanza y perseverar. Y no puedo comparar mi infancia con la de los niños de ahora, que se despiertan rodeados de muerte y destrucción.
Y no puedo comparar mi infancia con la de los niños de ahora, que se despiertan rodeados de muerte y destrucción”
¿ Quién le apoyó ?
Al principio fue difícil. En nuestra sociedad se escucha mucho lo que dicen los vecinos. En mi casa, además, estaban preocupados por las lesiones, la falta de instalaciones y por lo que podría pasar en los puntos de control israelíes después del entrenamiento, porque no puedes escapar y te pueden pegar un tiro. El miedo venía de todas partes. Mi madre fue mi gran apoyo y, con el tiempo, mi padre pasó de no querer que su hija jugara al fútbol a sentirse orgulloso y mostrar lo que había logrado.
¿Quiénes eran sus ídolos?
No había mujeres futbolistas a quienes pudiera admirar. Pero mi madre fue mi modelo que seguir: se casó joven, tuvo cinco hijos y los crió con valentía y resiliencia. En cuanto a futbolistas, veía imágenes de los Mundiales de Pelé, de Maradona… y los conocí después.
Mi referente fue mi madre. Y logré que mi padre sintiera orgullo y no tenga miedo”
¿Ahora tiene referentes femeninas?
Sí, claro. Alexia es increíble: lo que ha hecho por el fútbol femenino español, los premios que ha ganado, su táctica. Y Marta, la brasileña, también es un ejemplo de coraje y habilidad.
Y fundó la selección palestina...
Estudiaba Administración de Empresas. Fui la primera y única mujer en apuntarme cuando vi en un tablón que habría un equipo. Y creamos el femenino junto a Samar Araj, directora de deportes de la Universidad de Belén. Ella reunió a mujeres, afrontó el rechazo social, buscó instalaciones y sostuvo el proyecto con sus recursos. Empezamos con tres jugadoras, entrenando en la universidad y luego sobre el asfalto. Nuestro primer partido fue en Ammán (Jordania). Perdimos 9-0, pero no nos rendimos. Con el tiempo conseguimos el apoyo de la federación y de la FIFA, y ahora existen 30 clubs.
En el 2009 disputaron su primer partido internacional como locales en Jerusalén..
Aunque me lesioné una semana antes, pude jugar los últimos tres minutos ante Jordania y sentir toda la emoción del público. Fue muy emocionante.
Fui la primera y única mujer en apuntarme a fútbol en la universidad y con Samar Araj, directora de deportes, creamos el primer equipo”
Y llegó la FIFA...
Todos se reían. Pero lo conseguí. Estudié el FIFA Master, un programa intensivo de gestión deportiva en Inglaterra, Italia y Suiza. Me seleccionaron entre 30 estudiantes de todo el mundo, fui la primera mujer de Oriente Próximo en conseguirlo. Hice las prácticas y me quedé.
¿Qué ha sentido estos días con el apoyo de la gente ?
Orgullo. La voz del pueblo es poderosa y necesaria para detener el genocidio. No es política: es humanidad, justicia y paz. Espero que quienes dicen que esto no es un genocidio me expliquen qué nombre le dan a la muerte de niños, niñas y civiles.
Honey Thaljieh, cofundadora de la selección femenina de Palestina, posa para La Vanguardia
¿Se siente acompañada por los clubs?
Fue muy emocionante saltar al césped de San Mamés y sentir la solidaridad del pueblo vasco. El Athletic nos ha dado voz al pedir el fin del genocidio y al cuidar de los refugiados de Gaza. Los clubs deben apoyar causas que ayuden a detener genocidios.
¿Confía en los procesos de paz?
Siempre tengo fe. Queremos paz real, derechos y oportunidades iguales para que los niños y niñas vivan libres de bombas y miedos.
¿Cómo ve el fútbol femenino en Palestina dentro de 10 años?
Sueño con ver a Palestina participando en un Mundial.
¿Qué consejo le daría a las palestinas que quieren jugar?
Primero, que sobrevivan y logren escapar de los traumas. Y después, que sueñen con prosperar, para ser como las referentes que ahora sí tienen.
