Los futbolistas de la selección española saltaban este lunes por la mañana al césped del campo principal de entrenamiento de la ciudad del fútbol de Las Rozas para ejercitarse pensando ya en el duelo de esta noche ante Bulgaria en Valladolid, que les puede conceder el billete virtual para el Mundial del 2026. El ambiente era inmejorable. Risas y bromas continuas durante los ejercicios de activación iniciales. Quizás sea la mejor manera de afrontar la realidad, de intentar que no les afecte. La realidad que no es otra que futbolistas sobrecargados de partidos por culpa de un calendario lunático volviendo a casa antes de tiempo.
El caso de la selección española en este segundo parón internacional del curso es paradigmático. De la lista inicial de convocados diseñada por De la Fuente ya se han caído un total de cinco futbolistas tras apenas unos pocos entrenamientos y un partido, ante Georgia en Elche. El último ha sido Ferran Torres. El delantero del Barça jugó todo el partido en el Martínez Valero pero acabó cargado muscularmente. El lunes se sometió a unas pruebas y, por precaución, se decidió entre todas las partes que lo mejor era que regresara a Barcelona. No existe lesión, sólo una sobrecarga, y se espera que el valenciano esté a disposición de Flick para enfrentarse al Girona el sábado, de ahí que desde el entorno del futbolista se agradeciera la “sensibilidad” de la RFEF.
Ferran Torres, con una sobrecarga, fue el quinto jugador español que abandona la concentración
El de Foios es el último de una lista que ha ido engordando con el paso de los días. Ya antes de la concentración, Lamine Yamal, con “molestias en el pubis”, causaba baja. Después era Rodri, del que Guardiola insiste que no puede jugar dos partidos por semana hasta que su rodilla esté al cien por cien, el que se caía de la lista tras examinar la RFEF los informes médicos remitidos por el Manchester City. Huijsen, que llegó a estar concentrado dos días, también regresó a la disciplina del Real Madrid tras acusar “fatiga muscular” que le acabó provocando una pequeña “lesión muscular”. Después llegó el caso Olmo, en el que las contradicciones entre las versiones de las distintas partes sobre la entrega o no de informes médicos y su participación en los entrenamientos de la selección siguen a la orden del día, pero cuya única realidad es que sufre una lesión muscular y regresó a Barcelona.
En muchos de estos casos no existe lesión del futbolista, por lo que si en lugar de partidos de clasificación ante rivales de poca entidad se tratara de unas semifinales de un gran torneo, por ejemplo, muchos de ellos hubieran seguido en la concentración y hubieran forzado para jugar, como deslizan fuera de micrófono. Pero un calendario diseñado por su peor enemigo, que no ofrece ventanas para el descanso para los futbolistas internacionales, está provocando esta nueva moda de lo que parecen bajas a medida. Siempre con el beneplácito de los seleccionadores, que entienden a sus jugadores, y prefieren no quemar sus naves en batallas menores y guardarse sus mejores cartas para cuando emerjan combates de más entidad.
“Siempre priorizamos la salud de los jugadores. La exigencia es máxima y si no pueden estar al cien por cien lo hablamos y les dejamos ir, como hemos hecho siempre”, defendía De la Fuente.
Lejos de Las Rozas, los casos de Mastantuono, Mbappé, Odegaard o Joao Neves alertan de que quizás es hora de hacer un planteamiento sobre el diseño del calendario y evitar así las lesiones a medida, que sólo perjudican al aficionado.

