Siempre reflexivo, amable, irónico y muy característico. Un sabio que nunca dejó de ser sencillo. Una persona accesible, bondadosa. Un conversador magnífico y un futbolero empedernido, como demostró también durante años en las páginas de este diario, con el que colaboró de forma intensa. Llora el mundo del fútbol por la pérdida este viernes del legendario Xabier Azkargorta, a los 72 años. El que fuera entrenador del Espanyol entre 1983 y 1986 ha fallecido tras sufrir problemas cardiacos en la última década. Llora por lo tanto el club catalán porque Catalunya, con permiso de Euskadi, donde nació en Azpeitia, y de Bolivia, también fue su tierra. En territorio catalán dirigió además del club españolista al Gimnàstic. Después de entrenar a otros equipos como el Valladolid, el Sevilla o el Tenerife se marchó a Bolivia donde se afincó y donde por siempre más estuvo ligado.
El Bigotón, como se le conocía por su poblado mostacho, llevó a la selección boliviana a clasificarse para el Mundial de 1994 en Estados Unidos, donde llegó a jugar contra España. En Bolivia fue considerado desde entonces un personaje ilustre, un semidiós.
Con el Espanyol se convirtió a los 29 años en el técnico más joven de Primera
Desde Bolivia vino la noticia de su óbito porque vivía allí y allí vivió su larga enfermedad. Los noticiarios bolivianos han dado buena cuenta de la noticia que ha empezado a correr como la pólvora en el país. Había muerto el Profesor, como también se le conocía, autor de algunas frases célebres. Quizá la más conocida fue “se juega como se vive”. Su deceso fue revelado en primera instancia por el club Oriente Petrolero, equipo en el que también trabajó.
Como futbolista Azkargorta no pasó de las categorías inferiores de la Real Sociedad y el Athletic. Era delantero pero, aquejado de una importante lesión en su rodilla derecha, no llegó más allá y se retiró a los 24 años. Pero se aplicó en los banquillos de los 80, cruzó el charco y se hizo un hueco laboral también en Chile, Japón y México.
Clasificó a Bolivia para su único Mundial y desde entonces fue allí una eminencia
Para entonces este licenciado en Medicina en la Universidad de Barcelona ya era un personaje en el fútbol español. Sobre todo por su paso por el club de Sarrià. En el Espanyol se convirtió en 1983 en el entrenador más joven de Primera División, a los 29 años. A sus órdenes se pusieron futbolistas del calado de Tommy N’Kono, Tintín Márquez, John Lauridsen o Joan Golobart, todos ellos capitales unos años después cuando desembarcó en el club Javier Clemente.
“Era un entrenador bombero”, solía decir
“Con él pasé de estar a punto de retirarme como futbolista a convertirme en futbolista profesional, tras una conversación que mantuvimos en una barra de una discoteca durante una entrega de premios deportivos”, evoca para este diario Golobart.
Allá donde fue se empapó de la cultura del país y se adaptó
Si fue precoz como técnico también fue uno de los pioneros que abrió el mercado internacional para los entrenadores españoles. Hoy es frecuente verles en banquillos por ejemplo de la Premier pero hace 30 o 40 años no era habitual ni mucho menos. Hizo las Américas y las maletas, siempre con Bolivia en el corazón desde que se unieron sus caminos. “Era un entrenador bombero”, solía comentar Azkargorta. Porque lo llamaban cuando había alguna urgencia. Lo decía con un punto de amargura. “Mi carácter de decir las cosas claras no ayudaba”, remarcaba. Porque tenía mucha retranca y podía ser punzante
“Gracias a él pasé de estar casi retirado a convertirme en futbolista profesional”, recuerda Joan Golobart
. Sin dejar de ser nunca muy cercano, muy humano, y muy sabio. Ir a cenar o almorzar con él era fuente de anécdotas y de crisol de culturas. Si ibas a un japonés por ejemplo te lo explicaba todo, no solo de su fútbol, sino también de los productos nipones. Allá donde iba observaba, se adaptaba y se empapaba de lo que veía. Le llora el Espanyol. Le llora Bolivia. Le llora el fútbol.
