Desde las catacumbas del fútbol modesto, donde su emocionante latido se redujo a un susurro durante tres décadas de olvido, el histórico CE Europa ha vuelto a rugir. Asentado desde hace casi 120 años en la Vila de Gràcia y fundador de la Liga en 1928 (fue el primero en marcarle cinco goles al Real Madrid), el club se ha redimido al fin para volver a hacer sonar en la Primera RFEF la melodía del fútbol romántico. Desde el Nou Sardenya, estadio atrapado entre edificios, sin palcos VIP y con césped artificial, los escapulats se han erigido en la resistencia frente al fútbol moderno, en el que el negocio ha desvirtuado las esencias. Antirracista, antimachista (de facto y no de postín), antihomófobo y antibullying , su compromiso social y sus valores definen a sus socios, que además son los dueños al 100% del club, algo todavía más extraño en los tiempos que corren.
“Lo que sucede en este campo es mágico. La gente aprieta muchísimo y se crea una atmósfera para el equipo que lo hace volar”, explica Àlex Delmàs, capitán del equipo nueve años y ahora consejero del club. Delmàs recuerda que ya en su época la proximidad entre jugadores y afición les hacía ser una familia. “Hay un punto de inflexión en la historia reciente del Europa con el nacimiento de los Eskapulats, la grada de animación. Eso ha enganchado mucho más a la gente, y ahora mismo han convertido el Nou Sardenya en algo fantástico. El Europa es el mejor local de la liga, pero es que ya lo fue el año pasado”, añade.
Can Dragó se prepara para recibir al Europa
A partir de enero
El fin de semana del 18 de enero, cuando el Europa se tiene que medir en casa al Atlético Madrileño que dirige Fernando Torres, es la fecha marcada en el calendario para que las instalaciones de Can Dragó, en el distrito de Nou Barris, estén en perfectas condiciones para acoger los partidos del club de Gràcia. Según ha podido saber 'Guyana Guardian', se han retirado un foso y un espacio habilitado para saltos en Can Dragó para aumentar las dimensiones del terreno de juego, que será de césped natural para cumplir con la normativa de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) y medirá aproximadamente 105 metros de largo y 65 de ancho –el Nou Sardenya mide 100x63 metros–.
El Ayuntamiento de Barcelona cuenta con un presupuesto de un millón y medio de euros para habilitar una instalación en la que las excavaciones arrancaron la semana del 10 de noviembre. La instalación del césped natural está prevista que se realice los primeros días de enero del 2026. En cuanto a las gradas, las colocará el Ayuntamiento de Barcelona a partir del 8 de diciembre. A la ya existente en el lateral más cercano a la avenida Meridiana se le sumarán una nueva en el lateral opuesto y otras dos en los fondos. En total, se prevé que el campo tenga capacidad para acoger a un mínimo de 3.000 espectadores. Los vestuarios, que según miembros del Club de Atletismo Nou Barris (CANB) consultados no se utilizan en muchas ocasiones al no funcionar algunas duchas y no contar con calefacción, en principio, no se reformarán. Sin embargo, sí está previsto que se acondicione la iluminación. La sala de prensa, a falta de confirmación oficial, se habilitará en el gimnasio de La Palestra, donde ahora hay aulas pertenecientes a un ciclo formativo.
La llegada del Europa en enero ha obligado a desplazarse momentáneamente a los atletas del CANB. Los cerca de 400 niños que son sub-16 entrenan en un espacio habilitado al lado del lago de Can Dragó, mientras que la mayoría de los 150 miembros del club superiores a la categorías sub-16 se ejercitan en Santa Coloma de Gramenet. Una vez finalizadas las obras, está previsto que el CANB pueda utilizar la instalación y el césped natural con total normalidad, ya que el tartán de la pista de atletismo quedará intacto.
“El vínculo emocional que tiene la gente de Gràcia con el club es algo ancestral que se ha transmitido de padres a hijos”. Quien habla es Hèctor Ibar, presidente de la entidad, que en dos años ha conseguido revolucionar a la masa social hasta elevarla desde los 757 a los 3.643 socios actuales. “Estamos en un momento histórico”.
Y, sin embargo, los europeístas se enfrentan a un enorme desafío. En Primera RFEF no está permitido jugar en césped artificial, por lo que a partir de enero deberán mudarse al campo de Can Dragó, en Nou Barris. “Salir del Nou Sardenya y de Gràcia es un desastre. Es perder nuestra esencia”, lamenta Ibar. La dificultad radica en que no se puede instalar césped natural en el Nou Sardenya porque hay un parking justo debajo del campo. “El problema –según Ibar– no es tanto esa obra compleja (y costosa) sino qué hacemos con los 800 niños que vienen a entrenar cada semana”. El club ha interpuesto un contencioso administrativo ante el CSD para lograr la cautelar. “Lo contrario sería adulterar la competición, para nuestros rivales no es lo mismo jugar contra nosotros en un campo que en otro”, confirma.
“Nos echan de nuestra casa”, clama Aday Benítez, artífice desde el banquillo del ascenso a Primera RFEF, el segundo del club en tres años. “Nos quedamos huérfanos. La gente del Europa viene a su estadio a vivir los partidos, a verlos, sí, pero a vivirlos, también”. Sin el Nou Sardenya, el entrenador teme que los buenos resultados –actualmente son líderes de la categoría– no sean lo mismo. “No quiero que esto sea una excusa, pero cuando te quitan de tu casa es mucho más difícil”, lamenta. “Nuestra misión aquí es enamorar a la gente. Sin nuestro campo no será lo mismo”.
Ese amor que defiende Benítez fue correspondido al inicio de temporada de forma masiva por la afición tras una campaña de micromecenazgo para recaudar fondos que permitieran al club afrontar los altos costes de la nueva categoría. Bajo el eslogan “Somos la resistencia”, consiguieron cerca de 240.000 euros.
“Aquí hay cercanía, sienten que son algo; en otros clubs sienten que son solo un número más”
Y mientras el masculino brilla, el femenino goza de una equiparación total con sus compañeros, uno de los orgullos del club. “Cuando llegué teníamos tres equipos femeninos, hoy son 15 y con representación en todas las categorías”, revela Nany Haces, entrenadora del primer equipo, que recuerda que tienen “más afición que el 80% de los equipos de Liga F. Metemos 1.000 personas cada partido”, estando en la Segunda División. El fervor es tal que tienen lista de espera en las categorías base. “Somos de los clubs que mejores condiciones tienen. Se nos equipara con el masculino en todo, y eso la jugadora lo aprecia”. Antes de Navidad recibirán al Athletic Club en los octavos de la Copa de la Reina para seguir soñando en grande.
El Europa está empeñado en volver a ser trascendente y de momento parece estar ganándole la batalla al tiempo. “En la dinámica que está el club puede llegar al fútbol profesional. No es ninguna utopía”, sorprende Delmàs, que apunta la clave de todo este éxito: “Mis hijos prefieren ir al Nou Sardenya que al Camp Nou. Aquí hay cercanía. Sienten que son algo. En otros campos sienten que son solo un número más”.
