Un día cualquiera de junio en Toronto. Después de batir tres récords mundiales (200 y 400 estilos y 400 libre) y dejar temblando otros dos (200 mariposa y 800 libre), Summer McIntosh recibió una llamada. Estaba entrenando. Britney, un miembro de su equipo, le gritó junto a la escalera: “Ven aquí, alguien quiere hablar contigo”. McIntosh se hizo la remolona. Insistieron sus compañeras. La voz le resultaba conocida. “Estaba en shock. Hablar con mi ídolo... Me dijo que estaba jugando al golf con su hijo y que quería felicitarme por lo que había hecho. No me creo que haya sucedido, fue un honor y me dio motivación”, explicó la nadadora en el Media Day. La llamada era de Michael Phelps.
McIntosh empezará en septiembre la universidad en Austin, Estados Unidos, junto al prestigioso entrenador del Tiburón de Baltimore o Léon Marchand, Bob Bowman. La canadiense tiene 18 años y un palmarés que da escalofríos: cuatro medallas olímpicas (tres oros), ocho mundiales y tres plusmarcas vigentes. Y, por si fuera poco, en estos Mundiales de Natación en Singapur, que ayer la recibieron con un chaparrón, aspira a destronar a la legendaria Katie Ledecky en el 800 libre –hace 13 años que no pierde en esta prueba- y a batir el récord de los 200 mariposa.
Sus mejores marcas mundiales...
y los récords que le quedan
400 Libre: 3:54.18 (actual WR)
200 estilos: 2:05.70 (actual WR)
400 estilos: 4:23.65 (actual WR)
200 mariposa: 2:02.26 (a 45 centésimas del WR)
800 libre: 8:05.07 (a 95 centésimas del WR)
“Es el comienzo de algo asombroso; será historia de la natación”, explica Fred Vergnoux, el que fuera técnico de Mireia Belmonte y ahora guía a la canadiense. “Tiene una gran ética de trabajo, pero lo que sobresale es la constancia. Nunca tiene un mal día. Mireia era más emocional, latina, de abrazarse. Ella es tímida, inocente, es un mérito que haya salido de su zona de confort”, recalca Vergnoux, quien desde enero le ayuda en la preparación con concentraciones en altura en Font Romeu. “Fred ha sido increíble. Conectamos de maravilla. Me ha llevado al siguiente nivel en este deporte, tiene una cultura increíble”, afirmó la nadadora.
Esta extraterrestre es de lo más terrenal cuando no nada. Su hermana Brooke es medallista mundial de patinaje artístico y fichó por España para hacer pareja con Marco Zandron. La aventura duró poco. Su madre Jill Horstead había sido nadadora, olímpica en Los Ángeles 1984. Su padre Greg es un hombre de negocios.
Con 13 años, justo al comienzo de la pandemia, la pequeña de las McIntosh perdió al entrenador de su infancia, Kevin Thorburne, al inicio de la COVID. Y se prometió que seguiría el camino marcado. Al año siguiente, en la fantasmagórica Tokio, acabó cuarta en la final olímpica de los 400 libre en medio del silencio. Pero sus marcas ya crearon un estruendo.
“Nunca he visto a nadie que se focalice tanto en el entrenamiento”, cuenta Ben Titley, quien asumió su formación tras aquella desgracia y, desde 2022, es el entrenador jefe en el CAR de Sant Cugat.
McIntosh, de 1,73m, no destaca por el físico. Su secreto está en cómo se desenvuelve en el agua, como un pez, con una aerodinámica (casi) perfecta. Olivier Poirier-Leroy, uno de los mejores analistas de natación, explica a La Vanguardia por qué la canadiense tiene un don. “Una de las claves es el deslizamiento. Ella extiende de forma natural la parte superior de cada brazada antes de iniciar la siguiente. Su distancia de brazada es superior, lo que reduce el gasto de energía y le ayuda a mantener la técnica al final de las carreras”, razona. “Por eso, aunque sea diez centímetros más baja que Ledecky, necesita menos brazadas”, concluye.
Su programa es ambicioso
La canadiense nadará los 200 y 400 estilos, 200 mariposa, 400 y 800 libre; y relevos
“Este deslizamiento refleja una excelente sincronización y coordinación entre la parte superior e inferior del cuerpo, además de una patada muy potente. La mayoría de nadadoras se estancan al deslizar, pero ella no pierde velocidad: cubre más metros y sigue pateando”, profundiza. “Debe tener un VO2max elevado, lo que se conoce por potencia aeróbica”, resalta el entrenador español José Antonio del Castillo. Eso le permite adentrarse en pruebas de mayor producción de lactato como 200, 400 u 800. “Es una nadadora que desliza, es como si su cuerpo resbalara en el agua. Los talentos aprenden a escuchar su cuerpo, a sentir los movimientos”, añade el biomecánico Andreu Roig.
Si la perfección fue Michael Phelps, Summer McIntosh ha llegado para ocupar ese vacío. Canadá no es Estados Unidos, por lo que no podrá repetir las proezas de los ochos oros olímpicos como el de Baltimore. Pero su huella perdurará. Singapur verá a la Súper McIntosh, que aspira a cinco medallas individuales y a cinco récords mundiales. ¡Acción!