Venga, me lanzo a la aventura otra vez, igual que hace un par de años, cuando Jakob Ingebrigtsen y sus hermanos me sacaron a trotar por Barcelona y la cosa se complicó desde la primera zancada: a 4m00s por kilómetro de saque y los gigantones noruegos, silbando.
En vísperas de la Cursa dels Nassos, la Sant Silvestre barcelonesa, ahora es Beatrice Chebet (24) quien se me lleva a correr y, conforme nos adentramos en el Front Marítim, la menuda keniana, de apariencia frágil y voz aniñada, estira el paso y ya estamos otra vez como entonces: por debajo de los cuatro minutos.
Alguno la sigue sin más.
Ahí van Ayad Lamdassem o la tropa de fondistas chinos que ha contratado la carrera. Pero el resto del grupo, y entre ellos David Escudé (concejal de Deportes de Barcelona), José Luis Blanco (organizador) y Xavi Gonzálvez-Amat (periodista), hemos colgado el teléfono.
Ya no hablamos.
Solo jadeamos.
Y jadeando lo entiendo todo, ya entiendo el porqué Beatrice Chebet, plusmarquista mundial del 10.000m (28m54s14), doble oro olímpico en París 2024 (5.000 y 10.000), es la estrella que es.
(Este martes a las 16.20h, Chebet regresa a los 5K de la Cursa dels Nassos, apadrinada por el Ajuntament de Barcelona).
En Kenia hay quien cree que hablar de los problemas de las mujeres es malo; hablar es muy bueno”
Le pregunto:
–Cuando usted empezó a correr, ¿soñaba con ser la estrella del atletismo que es hoy?
–Cuando era joven, corría school games. Pero en el instituto ya empecé a ganar cosas importantes, y a los 18 años mi abuela me dijo que debía empezar a creer en mí.
–Así que fue cosa de su abuela, ¿no? (Pauline Lang’at).
–Ella me llevó a un campus junior (Lemotit Camp, en el condado de Kericho). Me dio la oportunidad de empezar.
–¿Y por qué estaba usted con su abuela y no con sus padres?
–Vivía cerca de ella desde muy pequeña. Pero mis padres (Francis y Lilian) decidieron mudarse a otra ciudad y yo me quedé con la abuela. Lo hice para cuidar de ella porque estaba envejeciendo. Había que ayudarla con la granja. Lo hice yo y dos de mis hermanas. Los otros cuatro hijos se fueron con mis padres.
(Sandra, una de sus hermanas, también es atleta. Ha corrido el maratón en 2h22m).

Beatrice Chebet, este lunes en Barcelona
–Y entonces, ¿de qué vivían?
–Mi abuelo era soldado del ejército. Le quedaba un dinero y todos vivíamos de eso.
–Usted es policía. ¿Por qué?
–Es bueno para mi seguridad. Llevo dos años en el cuerpo. Me encanta trabajar para mi país.
–Pero, ¿ejerce?
–Ahora solo corro. Pero cuando me retire, lo haré.
–Tal vez no lo necesite –le observo–. Usted gana lo suficiente como para no tener que trabajar cuando se retire, ¿no?
–Tal vez, pero por ahora tengo que pensar en la policía. El cuerpo me dio la oportunidad de correr profesionalmente.
Mi marido es mi entrenador: en casa le llamo marido; en el entrenamiento le llamo entrenador”
–¿Cree que las mujeres, en Kenia, tienen la oportunidad de desarrollar sus profesiones como lo hacen los hombres?
–Hay quien cree que hablar de ello es malo. Se equivocan. Tenemos el derecho de trabajar en lo que queramos aunque algunos no lo quieran, aunque algunos no quieran hablar de ello. Y es importante que estemos hablando de esto.
–¿En Kenia le dejan respirar? Intuyo que le pedirán autofotos en un restaurante.
–Yeeeeah. Pasa a menudo. Me preguntan: ‘¿Puedes sonreírme, puedes hablar conmigo durante un minuto?’.

Beatrice Chebet, en el centro de la imagen, a la izquierda del concejal de Deportes de Barcelona, David Escudé, y por delante de un abanico de atletas y el autor de esta pieza, el lunes
–¿Y le gusta?
–Claro. ¿Cómo no sentirte feliz cuando te sientes apreciado?
–Usted ya es leyenda en su país, como Joshua Cheptegei en Uganda. Cheptegei construyó una pista en su tierra de origen, Kapchorwa. ¿Se plantea usted lo mismo en Kericho?
–Tengo un plan. Todavía no puedo concretarle cuándo porque estoy creando una fundación. Un día la tendré y haré cosas para ayudar a la comunidad, y sobre todo a los más pobres.
(Mientras tanto, se entrena dos o tres veces diarias).
–¿A qué ritmo va en un tempo run, por ejemplo?
–Depende de la distancia. Hay días de 10K, o de 14K. En general, me muevo entre 3m15s y 3m20s por cada kilómetro.
–¿Y cuántos kilómetros corre en una semana?
–La semana pasada, 180.
–¿Qué espera en Barcelona?
–Que vaya bien. Es mi primera carrera corriendo junto a hombres. Tengo expectativas. Pero solo pienso en dar lo mejor de mí.
(Entre bastidores, me dicen que aspira a ser la primera mujer que rompe la barrera de los 14 minutos; en la cursa dels Nassos del 2023, Chebet estableció la plusmarca mundial actual, de 14m13s).
El doble oro olímpico me ha hecho leyenda del olimpismo; ahora soy como Tirunesh Dibaba y Sifan Hassan”
–Su marido es su entrenador (Peter Bii). ¿Cómo es el día a día? ¿Pasan toda la sobremesa hablando de atletismo?
–Cada momento tiene su momento. En casa le llamo marido. En el entrenamiento, entrenador. Lo diré que es una buena persona y el mejor apoyo. Con él he batido el récord mundial de 10.000 y los dos oros olímpicos de París...
–¿Qué siente alguien al proclamarse campeón olímpico?
–Ahora soy memoria del olimpismo, como Tirunesh Dibaba y Sifan Hassan (ambas, dobles campeonas del 5.000 y 10.000 en una misma edición; Dibaba, en Pekín 2008; Hassan, en Tokio 2020).