Sé que es una salvajada
Verdeliss
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Valentí Sanjuan (43) se confiesa:
–Ese reto de Verdeliss me ha dado una envidia sana –me dice.
Y por unos instantes, hablamos de Verdeliss.
Verdeliss es Estefi Unzu y tiene ocho hijos y 1,5 millones de seguidores en Instagram y también corre pruebas de larga distancia: en estos días ha hecho siete maratones en siete días seguidos en los siete continentes.
Lo que pasa es que ese proyecto valía una pasta, y Verdeliss había desembolsado 50.000 dólares para alistarse en el chárter que, durante una semana, ha llevado de aquí allá a varias decenas de influencers.
–¿Se imagina? ¡Correr en la Antártida! –me dice Valentí Sanjuan–. Si envidio a Verdeliss es porque yo no tengo ese dineral. Así que me lo he montado a mi manera.
En cifra de seguidores, Valentí Sanjuan tampoco se queda corto: 1,1 millones de instagrameros contemplan sus pasos. Entre todas sus redes, incluidos TikTok y Twitch, suma algunos millones más. Y a todos esos millones quiere narrarles, en directo, sus andanzas: el 18 de febrero, en Tokio, correrá sus primeros 42,195 km.
Y luego, deprisa y corriendo, se subirá a un avión comercial (no un chárter) rumbo a Honolulu donde, al día siguiente, correrá otros 42,195 kms.
Y al día siguiente, a San Francisco.
Y luego, a Johanesburgo.
Y al fin, el 22 de febrero, a Barcelona.
–A todos los barceloneses que me siguen les convoco el sábado 22 de febrero para acompañarme hasta el Arc de Triomf, donde pienso llegar a las 17h.
(Le veo como el flautista de Hamelín).
¿El jet lag? Soy un motivado. Pero dormir en turista no es una fiesta: a ver cómo estiro las piernas”
Y ahí lo tenemos: cinco maratones en cinco días en los cinco continentes.
Me pregunto qué es lo que más le preocupa a Valentí Sanjuan.
(Si yo tuviera que correr cinco maratones en cinco días estaría muuuy preocupado).
Valentí Sanjuan posa para 'Guayana Guardian' días atrás en Barcelona
–¿Qué es lo que más le preocupa?
(Al fin y al cabo, este hombre ha sido el loco que ha llegado a terminar diez Ironman en diez días).
–Sobre todo, me preocupan las conexiones con los aviones. Las escalas, por ejemplo. Que no haya retrasos ni cancelaciones. Si falla uno, se nos desmontará el castillo. Y montarlo no ha sido fácil.
–¿Y dónde dormirá?
–En aviones. Aquí no hay hoteles. No hay tiempo ni había presupuesto. También me veo durmiendo en salas de embarque.
–¿Y el jet lag?
–Soy un motivado de la vida: el jet lag es el último de mis problemas. Bueno, eso creo ahora. Luego ya veremos: igual me subo al avión con un dolor de piernas que me muero y entre eso y el estrés me paso un vuelo sin dormir y a lo mejor lo pago más tarde. Recuerde que viajar en turista no es una fiesta, que ahí no hay manera de estirar las piernas...
Valentí Sanjuan me cuenta que los escenarios por los que trotará son aleatorios. Los ha estudiado, pero tampoco demasiado.
En Tokio correrá lo más cerca posible del aeropuerto porque la ventana es estrecha: del aterrizaje al despegue apenas median siete horas.
–En Honolulu, directamente, saldré corriendo desde el aeropuerto. Cuando pase el control de Extranjería me acordonaré las Kiprun de Decathlon, le daré al crono de mi Samsung, cámaras y adelante. Correré hasta un volcán que está a 21 kilómetros y luego, de vuelta hasta el control de salida al avión.
Me detengo por un instante y le observo.
Valentí Sanjuan está fino filipino. Tiene las piernas definidas y el espíritu alegre.
(Hoy ha corrido 14 km a 4m30s el mil).
–Preparando este reto he perdido diez kilos en seis meses. Estaba un poco abandonado. El 2024 fue uno de los peores años de mi vida, ¿sabe?
–¿Qué le pasó?
–Hace justo un año no sabía qué hacer con la empresa, si cerrarla, entrar en suspensión de pagos y buscarme la vida en otras cosas, en la radio como hacía hace quince años.
–¿Qué pasó? –insisto.
–Habíamos creado una marca de ropa deportiva, Actitú, que estaba siendo plagiada por varias webs chinas. Las vendían a la mitad de lo que nos costaba producirlas... En un momento, teníamos un agujero de 280.000 euros. Sufría ansiedad y depresión. No dormía de noche. Todos los que han pasado por ahí saben de qué hablo. Al final, entre Black Fridays y Reyes Magos y descuentos, conseguimos liquidar casi todo el producto, pero para entonces no estaba muy en forma, ¿sabe? Este reto de los cinco maratones me ha devuelto la ilusión: gracias a él, pienso en otras cosas.


