Un día de agosto, con nocturnidad y alevosía, una banda de delincuentes sustrajo el cobre del Pau Negre, el único campo en el que se puede jugar a hockey en Barcelona dejando a un lado el del Real Club de Polo, que es privado. Aún se aprecia el boquete en la pared. Abrieron los armarios y se llevaron además los arrancadores electrónicos del campo 2.
El complejo, situado en el corazón de Montjuïc, a los pies del cementerio y al otro lado del Estadi Olímpic y del Palau Sant Jordi, tiene dos campos, una pista de atletismo y un gimnasio, y acceder a él es transportarte a la atmósfera de Barcelona’92. Principalmente por la antigüedad de todos los elementos. “Solo han cambiado el césped porque tiene una fecha de caducidad. El resto sigue igual”, se quejan responsables de los clubs que juegan allí, visitados por La Vanguardia. Y esos clubs son el FC Barcelona, el Hockey Barça Club, el Catalonia de hockey y el de fútbol. Estos son más de mil deportistas de todas las edades.
Los usuarios habla de porterías rotas, agua fría, goteras, duchas inhábiles o dejadez de la empresa gestora
Desde ese maldito día (las instalaciones de Can Dragó y la Foixarda pasaron por lo mismo), la actividad de sus usuarios se ha visto profundamente alterada. Es un rompecabezas porque no tienen luz... y se acerca el cambio de hora, el otoño y siguen, por el momento, sin soluciones. “El robo se produjo a finales de agosto. Se está trabajando a nivel técnico con el gestor de la instalación para resolverlo lo antes posible”, responde el Ayuntamiento de Barcelona. “¿Por qué no alquilan un generador?”, contrarresta la Asociación de Usuarios. Y, mientras tanto, son nómadas y se temen lo peor: “Nos deslizaron que podría estar en diciembre”, avisan.
“Los dos primeros equipos del Barça compiten en División de Honor y deben compartir campo. En el campo 2 metemos 100 jugadores a la vez. En el jardín entrenan los pequeños. La hierba está alta, puede haber lesiones. Los alevines van a un campo de cemento en las instalaciones de INEFC que si llueve es inútil... Y los segundos equipos entrenan a las siete de la mañana. ¿Qué pasará cuando el sol se ponga antes?”, denuncian después de varias reuniones y haber realizado diversos escritos. El equipo de fútbol del Catalonia ni ha aparecido ya porque sus entrenamientos empezaban a las 19.30. Se han buscado la vida. Jugar a fútbol es más fácil.
“Por parte del Instituto Barcelona Esports se han hecho actuaciones de 2021 a 2025 por valor de 259.679,64 euros, como los baños accesibles, el módulo del bar, la iluminación del campo dos (aquí su pusieron leds en una parte), la compra de banquillos...”, explican desde el Ayuntamiento, que apuntan que ahora mismo “se está formalizando la licitación del equipamiento” y que “está previsto incluir el proceso de despliegue progresivo de la tecnología LED en las instalaciones municipales”.
La del Pau Negre está gestionada por la empresa Forus, que es madrileña, y también se encarga de la gestión de las piscinas Picornell y de la de Saltos, ubicadas en la Montaña Mágica. La Federación Catalana de Hockey (FCH), los clubs usuarios, la UFEC y la Española se posicionaron en su día (entre 2020-21) para ganar la licitación. Pero perdieron. Impugnaron, pero no supieron nada más. Forus lo lleva todo.
Primó el pack del ayuntamiento con el engorro (desde el punto de vista económico) que supone la gestión de instalaciones que no se pueden explotar económicamente: las Picornell son la joya de la corona, con hasta 6.000 socios que pueden realizar actividades y que pagan sus cuotas. Es rentable y da beneficios. La piscina de Saltos y, especialmente, la instalación del Pau Negre son solo para la práctica deportiva. “Son la mochila”, explican. Generan déficit. “Las cuidarán mejor los que las utilizan”, contrarrestan desde la FCH.
La licitación finalizó el 31 de diciembre, pero se les dio un año de prórroga. “Ellos se quieren ir, no es rentable”, añaden los responsables de los clubs del Pau Negre. “El gestor debe garantizar el correcto funcionamiento realizando el mantenimiento que requiere la instalación. Las obras de mejora las realiza el IBE”, detalla el propio Ayuntamiento. Es en ese punto donde el robo del cobre es solo la punta del iceberg. Esas obras de mejora no se han realizado.
“Lo de las duchas no tiene nombre”, explican los usuarios. “Hay siete por vestuario, pero cinco no van. El agua sale muy caliente o muy fría. Hay equipos visitantes que no se duchan”, añaden. “El aula no se puede utilizar porque desde hace cuatro años hay goteras; en cada partido de la máxima categoría nos abren expedientes por la mesa del juez (vieja), hasta un equipo se negó a jugar por el estado de las porterías. Han colocado dos banquillos nuevos en el campo de abajo, y lo hicieron mal”, destacan, mientras pasean por los intestinos de un recinto que no ha sufrido variaciones desde 1989 y fue sede paralímpica.
Las fotografías y la visita a las instalaciones refuerza la opinión de los clubs, como se aprecia en la portería que acompaña esta información o en el estado de los departamentos interiores. Otro de los ejemplos es la sala de antidoping, improvisada; “tardaron tres años en instalar una torre de grabación y otros tantos en tener un bar”, añaden.
En este campo se juega el Hockey Plus, con tres equipos de jugadores con discapacidad intelectual, que ahora están a la espera.
El entramado del hockey en Barcelona está amenazado (“¿cómo podemos dejar caer esto?”) por el robo del cobre que pone al descubierto el abandono del Pau Negre. La FCH volverá a presentarse al concurso de licitación.