El sufrimiento es algo intrínseco al Espanyol, que en su historia moderna ha hecho frente no pocas veces a momentos con la soga al cuello. El hincha blanquiazul más joven ha vivido dos descensos en cuatro años, pero el adulto sabe como nadie lo que es penar hasta la última jornada por seguir en Primera. Y cuando se habla de sufrir para no acabar en Segunda, todos sin excepción retroceden al 2006. A un momento icónico, un gol memorable que anotó Ferran Corominas, Coro (42 años), protagonista frente a la Real Sociedad cuando en las gradas se asumía el desastre.
“Es uno de los goles más importantes de mi carrera, pero fue un día de mucho sufrimiento”, recuerda el exdelantero perico. “Era un partido en que ellos –como sucede ahora con Las Palmas– no se jugaban nada. Tuvimos muchas ocasiones pero el balón no quería entrar. ¡Hicimos tres palos! Cuando llegó el gol –en el minuto 91– sentí liberación, alegría también, pero no lo celebramos como un título, ese día fue de sufrimiento y liberación”.
Aquella tarde del 13 de mayo hubo más lágrimas de alegría que botellas de champán. Una explosión de júbilo como no se recordaba antes. Entonces, el equipo de Lotina parecía salvado en la jornada 35, con cinco puntos sobre el descenso, pero perdió los dos partidos siguientes, una situación similar a la actual. “Los de abajo al final siempre empiezan a ganar, no sabes cómo. Pero este año ha llegado el momento de ganar y conseguir la salvación. No queda otra. No podemos especular”, reclama.
Con el gol sentí liberación y también alegría. Pero aquel día no celebramos, sufrimos”
Ante una semana de máxima tensión, Coro recomienda sobre todo trabajar el factor psicológico. “Hay que tranquilizar a los jugadores, ya que van a salir al 200% porque saben lo que se están jugando. Hay que intentar que no se sobreexciten”.
Ante un partido a todo o nada, el de Banyoles cree que la receta es “salir fuertes e intentar ir ganando al descanso. Pero si el balón no entra y el Leganés se adelanta, que la gente no se venga abajo. Que se puede. Es solo un gol”. Es la persistencia el factor psicológico que más pone en valor el exdelantero. “No hay que venirse abajo, hay que seguir y seguir hasta el final”, desea.
Aunque la clave del partido es, para él, que se juega en Cornellà, porque “en momentos delicados la afición siempre está con el equipo y se nota mucho”. Y tal es la confianza en que el RCDE Stadium será decisivo que pronostica “un 3-1”. “Confío al 100% y creo que se va a ganar bien”, concluye.
Si el balón no entra y el Leganés marca, que la gente no se venga abajo, hay que seguir y seguir”
Aquella noche mágica, ejemplo agonístico de lo que es el club, no es si no uno de los momentos al límite que el españolismo guarda en su memoria. Solo dos años antes, en el 2004, el equipo de Luis Fernández ya tuvo que disputar una final ante el Murcia, ya descendido, que sacó adelante con dos goles al final (2-0) de Tamudo y Lopo.
También hay en esta lista finales decepcionantes, como el descenso de 1993, el último antes de la era Chen, aunque ese es un recuerdo que todo el españolismo quiere bloquear en una semana tan importante.