En un año irregular, particularmente en su deriva en la Champions League, Carlo Ancelotti encontraba esta noche la sonrisa: 65 años suma el técnico blanco y quince títulos en el banquillo merengue, más que ningún otro entrenador en la historia del club.
Por eso mismo, acaso aliviado pues el curso ya no se cerrará en blanco, Ancelotti elevaba el valor de este título, para nada un asunto baladí:
“Es un éxito”, comentaba el técnico blanco a pie de campo. “Es cierto que al principio la cosa no iba bien –añadía, refiriéndose al primer cuarto de hora de partido–. Pero luego hemos ido tomando el control de la situación. Y eso tiene su mérito, porque este tipo de finales que se disputan a mitad de temporada no se resuelven con facilidad, se pueden complicar”.
Y entonces se confesaba: “Era evidente que había una diferencia de calidad entre ellos y nosotros. Pero había que demostrarlo sobre el terreno de juego. Y lo hemos hecho con actitud, jugando entre líneas y marcando las diferencias. Lo hemos hecho con Vinícius (MVP del partido), pero también con Mbappé y Rodrygo, que también ha estado muy bien” (los tres han anotado esta noche).
Como si estuviera escuchando el aplauso de su técnico, Rodrygo se declaraba recompuesto tras el abanico de lesiones que le ha complicado la vida en los últimos meses: “He estado un mes fuera y luego jugué un partido y me lesioné otra vez. Ha sido jodido mentalmente porque quería ayudar al equipo y no podía. Todos me ayudaron en este proceso y ahora estoy contento porque, si estoy bien, puedo ayudar”, decía el brasileño, autor de la segunda diana.
Guillermo Almada, técnico del Pachuca, se reconocía superado por las circunstancias: “De mitad de campo para arriba, este Madrid es muy difícil de contener”.