Luis Enrique no es un entrenador que se muerda la lengua. Se podría hacer un serial de sus respuestas en sala de prensa o de sus aseveraciones cuando revolucionó el Mundial de Qatar de 2022 con su famoso Twitch. Pero siempre hay excepciones. Y la más notoria es cuando le ha tocado hablar de Kylian Mbappé. Ahí el significado de sus palabras es velado, hay que leerlo entre líneas, como esa famosa charla del documental 'No tenéis ni p... idea' en la que durante más de un minuto el técnico asturiano intenta convencer al delantero francés de que un buen líder es aquel que se sacrifica el primero en defensa, el que da ejemplo, como hizo Michael Jordan en los Chicago Bulls.
No fue baladí esa escena. Luis Enrique permitió la grabación de esa charla individual porque Mbappé es un extraordinario jugador, pero con sus asteriscos. Quedaron claros.
Cuando ya fichó por el Real Madrid, el técnico del PSG declaró lo siguiente: “El hecho de tener un jugador que se movía por libre provocaba que no podía controlar todas las situaciones. Pero el año que viene las voy a controlar todas”, sentenció. Y el equipo ganó todo.
Este miércoles (21.00, Dazn) en el MetLife Stadium de East Rutherford (Nueva Jersey), Mbappé y Luis Enrique se vuelven a ver las caras en un Real Madrid-PSG que decidirá el segundo finalista del Mundial de Clubs. Y, justamente, el delantero francés está bajo el foco. Primero, por retirar la demanda penal contra el PSG por “acoso e intento de extorsión” para que firmara una prolongación de su contrato. En cambio, sigue la batalla laboral a razón de 55 millones que le deben en concepto de salario y primas.
Segundo, por lo deportivo,, después de recuperarse de la gastroenteritis con la que se presentó en Estados Unidos y que le ha impedido ser titular. Su hueco lo ha cubierto como los ángeles Gonzalo García, pichichi del Castilla y ahora de este Mundial con cuatro goles. Xabi Alonso deberá tomar la primera gran decisión: el sacrificio y acierto del canterano o el glamour, la calidad y el caos de Mbappé, el delantero que genera situaciones incontrolables en un técnico que quiere tenerlo todo bajo llave, de un perfil similar al de Luis Enrique.
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Porque la revolución Xabi Alonso se aprecia en el juego y en los hábitos, marcando distancias con lo que era Carlo Ancelotti. El técnico donostiarra ha introducido drones en los entrenamientos, tira más del vídeo y es uno más en los rondos y los juegos de posición, una manera de pisar el acelerador de la plantilla.
Con la baja de Huijsen por la expulsión ante el Dortmund, innecesaria en el minuto 96 de partido, el técnico se dirime entre alinear a Asencio, que no estuvo fino en las dos primeras jornadas (“dos partidos y dos veces el mismo error”, le dijo Thibaut Courtos públicamente), o Tchouaméni, en una posición antinatural en la que enseñó las costuras la temporada anterior. Un Madrid por hacer por mucho que se haya ventilado a Juventus (2-0) y Borussia Dortmund (3-2).
Las dudas del equipo francés
Luis Enrique deberá alinear a Beraldo de central y Dembélé es la duda en ataque
Si Xabi Alonso deberá tomar dos decisiones capitales, Luis Enrique no está en una posición mejor. Tras el criticado arbitraje ante el Bayern, que se saldó con las expulsiones de Pacho y Lucas Hernández, la defensa quedará a merced de Marquinhos (39 años), quien deberá multiplicarse de nuevo. Lucas Beraldo es el sustituto natural.
Si el Madrid mira a Mbappé, el PSG lo hace con Dembélé. La marcha del primero despertó el mejor juego del segundo, aspirante al Balón de Oro (30 goles en 45 partidos), goleador en los cuartos ante el Bayern y suplente de Barcola. En un partido de tronío, podría recuperar la titularidad, pero Luis Enrique lo puede utilizar de sacacorchos.
Xabi Alonso, el día de su presentación.
El favorito es el PSG, construido de los cimientos al techo. El Real Madrid de Xabi Alonso aún debe ordenar las piezas, la más difícil, Mbappé.