En el circuito ATP, hay dirigentes, técnicos y tenistas viendo fantasmas: les mosquea el tratamiento que la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) le ha dado a Jannik Sinner (23).
Se habla de castigo a la carta.
Novak Djokovic, por ejemplo, dice que el runrún circula en los corrillos del circuito. En febrero, cuando se supo que Sinner solo recibiría una suspensión de tres meses y que esa suspensión se produciría, además, en un trimestre en el que no se disputa ni un Gran Slam, el serbio dijo:
–He hablado con varios tenistas en el vestuario. La mayoría de ellos no están contentos con la forma en que se ha desarrollado todo el proceso. No creen que sea justo. Muchos opinan que hubo favoritismo.
Y así, Djokovic comparó el caso Sinner con los castigos de Simona Halep (cuatro años; no volverá hasta el 2026) o Tara Moore (un juez anuló su sanción en diciembre del 2023 al probarse que había comido carne contaminada; para entonces había pasado un año y medio fuera de juego), antes de añadir:
–Creo que ya es hora de hacer algo y abordar el sistema, porque está claro que así la estructura no funciona. Es incoherente y me parece muy injusto.
Entre dimes y diretes, el caso Sinner ya es pasado.
El regreso
En su controvertido regreso al circuito, el líder del ATP ha superado a Mariano Navone por 6-3 y 6-4
Se remonta a un doble positivo registrado en Indian Wells, en marzo del 2024: las pruebas habían identificado restos de clostebol en su organismo. El clostebol es una crema que acelera la cicatrización de heridas, pero también un esteroide anabolizante que aumenta la masa muscular.
Había sido su fisioterapeuta, Giaccomo Naldi, quien se había herido en una mano, y había sido Umberto Ferrara, médico, quien le había recetado clostebol al fisio: el clostebol, masaje mediante, acabó llegando al organismo del tenista italiano.
(Ambos, Naldi y Ferrara, serían despedidos fulminantemente del equipo de Sinner),
Esa, la del masaje sobrevenido, fue la versión de Sinner. Y a cuenta de ella, los investigadores habían pasado meses dándole vueltas al caso hasta que decidieron cerrarlo en este febrero: el clostebol estaba en el cuerpo de Sinner, de acuerdo, pero no había llegado allí de forma voluntaria. Tirón de orejas, carpetazo, tres meses inhabilitado y listos.
Esos tres meses vencían el 4 de mayo y se desvanecieron por completo ayer: Sinner reapareció en escena. Lo hizo en el Foro Itálico, sede del Masters 1.000 de Roma, todavía como líder del circuito ATP (ya suma 48 semanas consecutivas) y con un aspecto renovado, más musculoso, hay analistas que le calculan una ganancia de entre tres y cinco kilos de músculo.
El cambio, gestado en estos tres meses de barbecho, ha sido cosa de Marco Panichi, su nuevo preparador físico, y Ulises Badio, el nuevo fisioterapeuta, y responde a las servidumbres de la tierra batida: partidos largos como largos son los peloteos, incluido el duelo que le ha enfrentado este domingo a Mariano Navone (99.º del mundo), su primer adversario en casi cuatro meses, a quien superó por 6-3 y 6-4.
(Le espera Jesper de Jong).