En ocasiones, Javi Dale me manda un whatsapp o un email o directamente me busca por la redacción, y cada vez que eso ocurre me hace feliz porque tras su mensaje o su visita viene un regalo.
Javi Dale me regala historias.
A veces me habla de baloncesto. Me recupera la historia de un jugador de la NBA que fue un grande décadas atrás y que ahora es un juguete roto y endeudado. Me propone que le dé una vuelta al tema y yo le escucho y le obedezco: cuando apuesta por algo, Javi Dale es certero.
Ayer me habló de tenis.
A través de un oportuno email, me recomendó que investigara a Oliver Tarvet.

Oliver Tarvet celebra su victoria sobre Leandro Riedi en Wimbledon, el lunes
La idea me venía que ni pintada pues hoy mismo, más o menos mientras usted lee esta columna, Oliver Tarvet le estará plantando cara a Carlos Alcaraz en Wimbledon.
Lector, saquémonos las caretas.
No somos Javi Dale. Y por eso, hasta ahora mismo, ni usted ni yo habíamos oído hablar de Tarvet, y con razón: a sus 21 años, el hombre apenas es el 733.º del mundo. Y por lo general, los grandes medios no buceamos hasta esas profundidades.
Javi Dale me revela que Oliver Tarvet ha rechazado 114.000 euros para enfrentarse hoy a Alcaraz
Desde una perspectiva puramente estadística, Tarvet sería un tenista estajanovista más, un sufridor de escasas posibilidades. Otra víctima hipotéticamente despedazada por Alcaraz, caníbal del tenista, el murciano que se merienda a Dzumhur, Marozsan o Rinderknech.
Otra cosa es su relato, el de Oliver Tarvet, quiero decir.
En estos días, su condición de amateur juega en su contra: para jugar la segunda ronda de Wimbledon, Oliver Tarvet ha tenido que renunciar a 114.000 euros, dinero que se había ganado con su sudor, su esfuerzo y sus lágrimas tras ganar cuatro partidos, tres en la previa y la primera ronda del cuadro principal, este ante Leandro Riedi por un triple 6-4.
Resulta que Oliver Tarvet, que es británico y juega en casa, bendecido por una invitación del torneo, está estudiando Comunicación y Marketing en la Universidad de San Diego y compite en la NCAA, y la NCAA, paraguas de deportistas amateur, prohíbe a sus competidores ingresar más de 8.400 euros al año: lo que sobra de ahí para arriba, debe devolverlo.
Así que en estos días, Tarvet está tocando la gloria pero no el dinero, circunstancia que debe de preocuparle muy poco porque, se supone, él juega al tenis para ser feliz, no millonario. Al fin y al cabo, eso es lo que hacemos muchos simples mortales, la mayoría de nosotros: trabajamos para ser felices, no por el dinero, ¿no?