La final, en tres golpes

Análisis

1) Disfrutar y ganar, y viceversa

Cuando se ríe, a Alcaraz no le cabe la dentadura en la boca. Es uno de sus gestos identitarios. Juega pasándoselo bien. En cierto modo, esa capacidad de abstraerse de la presión provoca envidia, en especial porque en su disciplina proliferan los ejemplos de tenistas a quienes el estrés devora. Los deportes individuales exigen de una entereza mental que Alcaraz no solo acepta sino que voltea y transforma en buen rollo. Al otro lado, Sinner ni siente ni padece. Es una suerte de Buster Keaton con una raqueta en las manos. Anoche Alcaraz se rió el primero. Y también el último. Y, habitual en él, durante. El tipo disfruta y gana. Eso le hace único.

2) Del ‘Big three’ al ‘Big two’

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Carlos Alcaraz besa el trofeo como ganador del US Open 

Robert Deutsch / Reuters

Esa distancia radical entre el talante de Alcaraz y Sinner sustenta y alimenta la rivalidad entre los dos mejores tenistas del momento, una lotería ganada para los amantes de la raqueta por cuanto la longeva excepcionalidad del 'Big three' (Djokovic, Nadal, Federer) hacía presagiar una época de orfandad por pura lógica. La aparición de los dos fenómenos le sienta al tenis mundial de maravilla. No hay mejor manera de seducir al público no entregado (los fieles no fallan nunca) para ampliar mercado. Los antagonismos funcionan como imanes. Sinner es el Borg del siglo XXI, un tenista esculpido en hielo. Alcaraz es como McEnroe, pero sin faltar.

3) De Arthur Ashe a Donald Trump

La palabra 'mercado' que acabo de usar es horrible aplicada al deporte, pero hablamos de Nueva York y el ganador, Alcaraz, se lleva 4,2 millones de euros, así que no me sale otra. Por las gradas desfilaron actores, músicos, deportistas... una constelación de estrellas al estilo de los grandes espectáculos estadounidenses. Me quedo con dos nombres. El del cineasta Spike Lee, autor de '25th hour', el mejor homenaje a Nueva York que servidor ha visto en una pantalla grande, y Arthur Ashe, tenista afroamericano y activista social fallecido de sida que da nombre a la pista central. Spike Lee detesta a Trump, Ashe lo hubiera detestado. Nueva York le abucheó. Fue una gran noche.

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