Más allá de algún eventual traspié, Carlos Alcaraz y Jannik Sinner tienen algo en común: ambos maltratan al resto de rivales.
Les maltratan tenísticamente, se entiende.
Alex de Miñaur es un maestro del tenis. Lo atestiguan su ránking (séptimo del mundo) y su segunda presencia consecutiva en las ATP Nitto Finals, el torneo que reúne a las ocho mejores raquetas del año.
Sin embargo, cada vez que se topa con Alcaraz, De Miñaur (26) hinca la rodilla.
Nos lo demuestra la estadística, sus cara a cara (con el partido de hoy, están 5-0 para el murciano), y también nos lo demuestra el desenlace del primer set en el pabellón multiusos Inalpi de Turín, ese tie break que se apunta Alcaraz tras encadenar cuatro puntos. Ahí, el aussie empieza a confundirse mientras el murciano levanta el vuelo: su tenis recupera sus trazos esenciales, revisitamos momentos brillantes del pasado.
Cuarenta minutos más tarde, Alcaraz se apunta el duelo por 7-6 (5) y 6-2 (en 1h40m) y abre con una victoria su presencia en estas finales del circuito, la copa de maestros que nunca ha ganado, uno de sus asuntos pendientes.
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Casi todas las cosas las hace Alcaraz, y esa no es una novedad.
Quien le observa le conoce bien. Alcaraz es un tenista de iniciativa, un ciclón en sus arranques, a menudo portentoso; a veces, demasiado vehemente.
Visto el inicio del choque, De Miñaur retrocede, se pone a la defensiva. Alcaraz manda bombas, sobre todo con la derecha (con el drive, golpea a una media de 132 km/h, frente a los 119 km/h del australiano), pero también de revés (a 125 km/h).
Ante el aluvión murciano, De Miñaur contemporiza. No regala un punto, fuerza un golpe más en los intercambios, por momentos genera dudas en la mente de Alcaraz, que llega a verse a un punto del 5-1 pero ahí no cierra la manga y se complica la vida y ve cómo De Miñaur se crece.
Si se adjudica sus tres partidos del grupo, el murciano recuperaría el número 1 que ahora pertenece a Sinner
En ese tramo, Alcaraz logra diez winners de derecha (ante los tres de De Miñaur), pero también diez errores no forzados, y ese dato mantiene al australiano en el partido: se van al tie break y en el desempate, De Miñaur incluso se coloca 3-5.
(Y el observador intuye fantasmas recientes, como la derrota del murciano ante Cameron Norrie en su arranque en el Masters 1.000 de París, hace apenas doce días).
-Cuando pierdes, buscas las cosas positivas. Le hemos dado vueltas a lo que pasó en París. Puedes tener un partido malo, pero eso te genera dudas. Entiendes que, o juegas bien o te comen. Y por eso he estado muy centrado en todo este partido -le dice más tarde a Àlex Corretja.
Con esos apuntes, Alcaraz reacciona. En el tie break ajusta los golpes, encadena los cuatro puntos que le entregan el primer parcial y ya De Miñaur asume que esto es demasiado.
Alcaraz echa a volar en el segundo set, da rienda suelta a su miscelánea de detalles, el saque-volea, la dejada, algún ganador a 165 km/h, incluso perfecciona su revés, y ya no hay más historia.
-Le hemos hecho hincapié al golpe de revés, que me había generado dudas. Y cuando insistes e insistes en buscar algo, lo acabas encontrando.
(Si el murciano se apunta los tres partidos del grupo, recuperaría el número 1 que Sinner le arrebató hace unos pocos días tras su tropiezo en París; este martes se enfrentará a Taylor Fritz).
