Equinix ha abierto este trimestre su segundo centro de datos en Catalunya, en l’Hospitalet, el sexto en España. No pasa semana sin que se publique la noticia de alguna inversión millonaria –real o prospectiva– en un centro de datos. Y no como parte de una puja por la imagen entre comunidades autónomas, que también ocurre, sino como parte de un fenómeno global que suele explicarse por la corriente de digitalización. Es natural preguntarse si anda por medio una (otra) burbuja. Por esto parecía buena idea preguntar por el asunto a Eulalia Flo, consejera delegada de Equinix en la península Ibérica.
Los operadores de centros de datos forman una industria joven, intensiva en capital y que promete un buen retorno de la inversión. Esta condición la hace atractiva para la entrada de capitales que uno diría ajenos a la tecnología: claro que tiene una dimensión inmobiliaria, pero es un negocio de infraestructura que no cualquiera sabría explotar. Equinix es uno de los grandes especialistas del mundo, facturó 8.200 millones de dólares en el 2023 y gestiona más de 260 centros de datos en 70 ciudades de 33 países, con casi medio millón de conexiones.
La electricidad es el principal insumo de la industria de centros de datos
Lo habitual es que un centro de datos se desarrolle teniendo antes precontratada parte de su capacidad con un cliente o bien con la perspectiva de venderlo a un tercero una vez construido. “Somos una infraestructura típica del siglo XXI –dice Eulalia Flo– que ofrece a los clientes un espacio y una capacidad eléctrica pero, sobre todo, una capacidad de interconexión con el mundo; el 70% de nuestra facturación corresponde a clientes que están en tres o más ubicaciones”, resume Flo.
¿Por qué empezar así la conversación? Flo lo explica: “En España tenemos unos 300 clientes, un centenar de ellos extranjeros. Y como muestra, un 42% del valor agregado bruto del sector financiero español tiene presencia en los data centers de Equinix en el país”. Últimamente, el mercado se ha recalentado por los anuncios de cuatro grandes proveedores de servicios cloud en Aragón, Madrid y Castilla-La Mancha, pero Flo señala como primer factor la disponibilidad de energía, ya que la electricidad es el principal insumo de cualquier centro de datos. En teoría, España cumple con el requisito gracias a la abundancia de renovables, pero hasta que entre en vigor una legislación que obligue a las distribuidoras eléctricas a publicar la disponibilidad real en cada punto del territorio, los solicitantes seguirán exagerando su intención para luego reubicar la demanda una vez resuelta la cuestión.
“Alguien verá esto como una burbuja, yo prefiero interesarme en quién va a operar ese centro de datos: ¿lo hará un grupo inmobiliario?, ¿una gran constructora?, ¿una eléctrica?, ¿un fondo gestor de activos? Ya veremos la evolución, pero desde luego Equinix tiene capacidad instalada de prestación de servicio a las empresas allí donde estas la necesitan, sea aquí o fuera de España”.
Cuatro candidatos se postulan para el negocio, pocos son viables como operadores
La economía de esta industria se ha complicado: “Distintos factores con fundamento estratégico han condicionado toda la cadena de suministros y por eso construir un datacenter se ha encarecido, sin hablar del precio de la electricidad. De momento, nuestras previsiones para los próximos dos años apuntan a que este se va a mantener plano o quizá descienda un poco”. Los precios de Equinix, fijados en megavatios, se han rebajado porque es capaz de ejecutar más cargas de trabajo por megavatio.
Bien, pero, a lo que íbamos, ¿qué pasará con los nuevos entrantes que parecen impetuosos y bien financiados? “Pues mucho va a depender de que sepan entender las necesidades de los clientes. Estas van cambiando con el tiempo y cuando eres su proveedor tienes que adaptarte a ellos. No sé si todos lo van a conseguir”.

