Por un SMI europeo

Opinión

Por un SMI europeo
Economista

Que la prosperidad aparente que indica el crecimiento del PIB no llega a todo el mundo empieza a ser asumido públicamente por nuestros dirigentes. La pérdida de poder adquisitivo de los salarios por la inflación acumulada es una causa. La otra deriva del creciente aumento de las diferencias sociales, sobre todo por el acelerado crecimiento de la pobreza. Y no me estoy refiriendo solo, ni siquiera principalmente, a la tasa de paro que duplica o triplica la media europea y que no hay manera que baje, sino a la proliferación de personas que trabajan, a menudo a tiempo completo, pero son pobres. Pobres por los magros salarios que obtienen. Y más pobres todavía por el aumento del precio de la vivienda y los suministros, además de la cesta de la compra que comentábamos antes.

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Biel Aliño

EFE

El crecimiento del empleo y de los afiliados a la seguridad social bate récords. Pero son muy mayoritariamente puestos de trabajo poco cualificados, a menudo en los servicios personales, y lo bastante mal pagado, menudo con elevado esfuerzo y desgaste físico –limpieza, cuidados, reparto– y horarios que hacen difícil la conciliación familiar. Son puestos de trabajo que la mayor parte de población autóctona rechaza –el paro que casi no baja– y que están ocupados mayoritariamente por un creciente número de inmigrantes de baja calificación.

Propuesta

Con más salarios, se podrían subir los precios de la restauración, para que una cerveza cueste lo mismo aquí que en Holanda

Ahora los de Glovo dicen que por fin dejarán de tratar a los repartidores como autónomos y los convertirán en asalariados. Les costará 100 millones anuales. Pero hay países, como el Reino Unido, donde estos servicios de reparto de comida a domicilio simplemente no existen. El importe del salario mínimo –que el primer ministro Keir Starmer, además, acaba de subir cinco puntos por encima la inflación, hasta los 26.700 euros anuales– hace estos servicios inviables.

Montar negocios y prestar servicios a base de sobreexplotar los trabajadores genera unas deseconomías externas que acabamos pagando entre todos y que podemos sintetizar en unas aportaciones muy inferiores a las prestaciones que reciben del estado del bienestar.

Por eso resulta urgente alcanzar un Salario Mínimo Interprofesional de nivel europeo, que se sitúa entre los 22.000 ( Francia) y los 25.000 euros ( Alemania) anuales. En cuatro años, se podría pasar sin muchas tensiones de los 16.000 euros actuales hasta estos estándares europeos. Un aumento progresivo y anunciado haría más fácil que las empresas se adaptaran a la nueva situación. Pueden aumentar las cajas de autoservicio, como ya han empezado a hacer supermercados y grandes superficies. Pueden repartir mejor las elevadas ganancias que el sector está alcanzando, como la hostelería. Pueden incrementar los precios de la restauración, para que una cerveza cueste lo mismo aquí que en Holanda. Y se pueden reducir las cargas de Seguridad Social para el nuevo tramo salarial aumentado. Y podemos ir a buscar las pizzas en el obrador en vez de que nos las lleven a casa.

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