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Shell se plantea una opa a BP

Visión global: Reino Unido

Una gran multinacional europea del sector energético a la altura de los gigantes estadounidenses ExxonMobil y Chevron es una vieja aspiración que ahora encajaría más en  UE 

Una estaciónde serviciode la petrolera British Petroleum

JAMES GOURLEY / EFE

Muchas veces se ha especulado a lo largo de los años con la posibilidad de un gigante energético europeo capaz de competir de tú a tú con sus rivales norteamericanos Chevron y ExxonMobil. Y ese escenario siempre ha pasado por una fusión (voluntaria o no) de dos de las grandes empresas del sector, Shell y British Petroleum, ambas con el cuartel general en Londres. Esos rumores han vuelto a surgir ahora.

¿Por qué precisamente ahora? La crisis de BP, atribuible a la apuesta de su anterior equipo directivo por las renovables a expensas de los combustibles fósiles, se ha exacerbado con el anuncio de los resultados del primer trimestre del 2025, con un descenso de los beneficios del 49% (de 2.370 millones de euros a 1.220 millones), al tiempo que los analistas consideran que Shell se encuentra infravalorada en bolsa. Todo ello, en el contexto convulso de la guerra comercial desatada por Trump con sus aranceles y la caída de los precios del petróleo.

Las acciones de Shell han bajado un 15% en el último año por la caída del precio del petróleo

Son condiciones que inducen a fantasear con una oferta de adquisición por parte de Shell, cuyo valor se estima actualmente en 175.000 millones de euros, por los 65.000 millones de BP. Sería una auténtica revolución en el sector, pero los expertos financieros se muestran en general bastante escépticos y piensan que la aritmética no cuadra. Que haría falta que las acciones de British Petroleum (que llevan tiempo cayendo) bajaran aún más.

BP anunció hace poco un cambio de estrategia, ante el disgusto de los accionistas (algunos tan importantes como Elliot Investment) por el escaso rendimiento de sus acciones en comparación con la competencia, sobre todo las firmas norteamericanas. Pero la reaparición en escena de Trump con su ambición de cambiar el orden económico global de manera un tanto rocambolesca ha torpedeado cualquier ilusión de una recuperación rápida. Y cuando los precios del petróleo bajan es cuando tradicionalmente las compañías del sector (igual que de otros) se plantean fusiones o adquisiciones como una alternativa para ganar dinero a base de recortes.

Los beneficios de BP han caído un 49% en el primer trimestre del año a pesar de su cambio de estrategia

La opción de una fusión entre iguales está descartada por el hecho de que el valor de Shell (heredera de la Royal Dutch Petroleum Company de los Países Bajos, que se fundó hace casi 120 años) es ahora casi el triple que el de BP (otra de las llamadas supermajors , multinacional británica que opera en todos los terrenos de la extracción y venta de petróleo y gas). Así que tendría que tratarse de una oferta de adquisición que cambiaría el paisaje en pleno ocaso de los combustibles fósiles, y cuando surgen dudas sobre la capacidad de las renovables para ocupar su terreno (tanto debido a los costes como a la capacidad de suministro sin peligro de apagones como el registrado hace poco en España y Portugal). Los gobiernos conservadores, además, son escépticos respecto a las medidas para combatir el calentamiento global, y en especial el objetivo de eliminar la huella de carbono para el 2050.

Un gran gigante energético europeo que plantase cara a los estadounidenses encajaría en la narrativa de una Europa más independiente en defensa, pero una cosa son las fantasías sociopolíticas y otra los números. Y la opinión de la mayoría de los analistas es que, en las actuales circunstancias y a pesar de los rumores, desde el punto de vista de Shell tiene más sentido una recompra de acciones (si considera que están infravaloradas) que lanzarse a por British Petroleum para una consolidación en el sector.

Shell está valorada en 175.000 millones de euros, por los 65.000 millones de euros de BP

Durante los últimos catorce trimestres consecutivos esa recompra ha superado los 3.000 millones de dólares (2.670 millones de euros), hasta sumar 42.000 millones de dólares (37.500 millones de euros), más de una quinta parte del valor de la compañía. Ello no se ha traducido, sin embargo, en la cotización de sus acciones, que han caído un 15% en el último año, debido en parte al descenso en el precio del petróleo.

Si Shell se hiciera con BP, controlaría un 23% del mercado del gas licuado y sería un fuerte competidor de ExxonMobil y Chevron en el golfo de México, una perita en dulce y una opción a tener en cuenta, de ahí los rumores de los últimos días sobre una opa. Y si alguien ha de adquirir la multinacional, el Gobierno británico prefiere que sea otra europea que no una de EE.UU.

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