La inflación prolongada y unos salarios que no han ido acompasados empujan a acudir más a la financiación. Tanto que los casos en los que se financian gastos corrientes –alimentación, combustibles, hipoteca, facturas, bienes básicos...– se disparan en el último año. Una tendencia desaconsejada que pone en juego la estabilidad financiera de las familias.
En concreto, la financiación de estas partidas crece un 32%, según un análisis de la intermediaria financiera Agencia Negociadora de Productos Bancarios, basado en 12.500 consultas. “Son cifras que en años anteriores se mantenían estables, pero el ejercicio pasado ya subió un 18% y ahora un 32%”, comenta Pedro Javaloyes, portavoz de la firma. “Poco a poco se va viendo que el dinero no llega, un mes se aguanta, luego financias un poco de gasto, al siguiente otro poco más... Cuando te das cuenta la bola ya es grande”. Esto se ve magnificado por “una disponibilidad de fuentes de crédito muy variadas, muy accesibles y muy caras”. Van desde el microcrédito a la tarjeta de establecimientos o la de crédito, con las que se instala la financiación de gastos corrientes. “Es el primer paso del sobreendeudamiento”, asevera Javaloyes.
Las personas que utilizan la financiación para gastos corrientes aumenta un tercio en el año
Sandra Sabaté, responsable de España de Bravo, firma especializada en sobreendeudamientos, explica que si bien el perfil de la persona con deuda excesiva se ha mantenido –alguien que ingresa 1.500-1.600 euros, de entre 40 y 55 años– “vemos un mayor uso de herramientas de crédito ligadas a necesidades más puntuales o del día a día, enfocadas a necesidades más básicas por el tamaño del crédito”. Por ejemplo, detectan que el microcrédito “se ha duplicado de un año para otro”. Según sus datos, hasta un 57% acaba sobreendeudado por motivos del día a día. Tirando de una u otra fuente, se acaba de media con un promedio de cuatro o cinco productos.
Hay un camino que se suele repetir, que es el de primero acudir a financiación de la banca tradicional, luego la neobanca o la especializada en consumo y acabar en el microcrédito. Trampeando, queda instalada en la gestión mensual. “En lugar de vivir en función de tus posibilidades, metes deuda en el presupuesto mensual”, sostiene Sabaté. Financiar per se no es malo, se reitera, pero sí confundir el uso adecuado de los productos. Como al pagar la compra usando tarjetas de establecimientos: muchas veces son del tipo revolving, modalidad que eterniza pagos y soporta mayores intereses. Según el Banco de España, el interés medio en este segmento es del 18,49%.
“Asistimos a un cambio estructural en la forma en la que las familias gestionan su economía diaria”, señalan desde Agencia Negociadora. Se pasa de financiar sólo gastos extraordinarios, como el coche o un electrodoméstico, a partidas comunes, desvirtuando el uso del pago a plazos y la gestión del dinero. “Compromete la estabilidad financiera”, alerta Javaloyes.
La mayoría llegan a una deuda excesiva por gastos del día a día, según Bravo
Recortar gastos es una de las soluciones que se presentan. También falta educación para entender la situación para no volver a caer, dicen desde Bravo. Y saber qué y con qué financiar. “Lo mejor antes de gastar es analizar”, recomienda Javaloyes. En su caso, además del gasto corriente aconseja evitar también financiar viajes o comuniones, propias de estos días. “Mejor plantearlo con tiempo, ahorrar poco a poco, y evitarse los intereses”. “No hay que financiar cosas que puedas pagar con el ahorro”, insiste. Pero a veces ya es tarde, y la solución puede estar en refinanciar agrupando créditos, algo cada vez más común.