Normalmente, cuando alguien decide empezar una nueva etapa es debido a alguna circunstancia pasada que le haya hecho reflexionar sobre el nuevo rumbo que quiere tomar en su vida. Sin embargo, hay quienes toman decisiones drásticas con la ilusión de conocer algo nuevo y salir de la cotidianidad. Este es el caso de Isabel Villegas, conocida en redes sociales como Isa Por Ahí, una creadora de contenido que dejó toda su vida en Colombia y un trabajo que amaba porque sentía la inquietud de hacer algo diferente. En el pódcast Táchalo, la creadora de contenido explica cómo fue el proceso de dejar su trabajo, ahorrar para esta aventura y la experiencia que vivió.
Isa lleva cinco años y medio viajando por el mundo en su caravana junto a su pareja. Son originarios de Colombia, donde llevaban una vida muy estable y tranquila: Ricky, su pareja, era arquitecto e Isa era administradora.

Isa y su pareja con su caravana.
A pesar de que le gustaba su rutina, sentía que no estaba aprovechando sus mejores años. “Los domingos por la noche me daba un desasosiego muy fuerte… Algo en el estómago quería poder contarle a mis futuros nietos una vida diferente a la que estaba llevando” explica a través de sus redes sociales. A partir de allí, comenzó a compartir su nueva ilusión con su pareja y, tras una reflexión, decidieron que era una oportunidad para salir de Colombia y recorrer Sudamérica.
Más allá del aspecto económico y laboral, fue una decisión difícil de tomar. Sin embargo, en septiembre de 2016 empezaron a visualizarlo hasta convertirlo en una meta. “Dejamos los miedos atrás, dejamos nuestro piso y vendimos nuestro coche”. Además de abandonar casi todas sus pertenencias, lo más duro para ella fue renunciar a un trabajo que realmente amaba. Y, con una despedida familiar y una mochila al hombro, comenzaron su aventura.

Isabel contando el viaje en su blog de YouTube.
El viaje empezó en Perú, luego Ecuador, Bolivia y, en Chile, decidieron comprar una van para seguir con su recorrido, un camino que emprendían con la idea de estar un año fuera, y actualmente llevan cinco años y medio viajando.
Dejamos los miedos atrás, dejamos nuestro piso y vendimos nuestro coche
A los 27 años, era una persona muy estructurada. Llegó a ser la gerente de Mercado y lo daba todo en su trabajo: “Mi historia no es que renuncié a un trabajo de oficina que no me gustaba. En realidad, a mí me apasionaba lo que hacía, pero me empezó a rondarme la idea de viajar, ya nunca había hecho ningún intercambio, mientras estudiaba”, explica.
Por aquel entonces, Isa era muy amiga de su jefa, pero aun así no le podría comentar su idea con un año de antelación. Solo se lo comentó a una compañera: “Había practicado la renuncia más que cualquier reunión ejecutiva”. En ese momento, su plan era viajar durante un año, sin ataduras. Sin embargo, su jefa no podía creerlo y, una semana y media después, le propuso una oferta económica para que se quedara: “La frené porque yo sé que le vendo mi alma hasta el diablo, yo sabía que si ella me decía un precio me podría quedar. Le pedí que no me dijera de cuánto se trataba porque la decisión ya estaba tomada. Más allá de lo económico era una cosa que quería hacer con mi vida”, relata. Lo curioso de esta anécdota, es que su jefa renunció dos años más tarde y empezó también a viajar.
Había practicado la renuncia más que cualquier reunión ejecutiva
Para llevar a cabo el viaje, Isa, que era una persona muy organizada, calculó los gastos que eso implicaría. “Es una locura, pero ahorré el 60% de mi salario durante un año. Lo que hice fue no pensar el ahorro en términos de dinero, sino en días de viaje”, confiesa. Es decir, no pensaba en cuánto dinero tenía, sino en cuanto tiempo de viaje representaba. “De verdad, con ese cambio de mentalidad, me obsesioné”, aclara. De esta forma, su forma de pensar cambió tanto que no le dolía saltarse algún plan con tal de ahorrar la mitad de su sueldo.
Explica que cuando tienes un meta muy claro, uno se obsesiona y es mucho más fácil alcanzarla, ya sea para ahorrar para una casa, en un viaje o cualquier otro objetivo. Llevaba el control de sus finanzas en un Excel: “Queríamos ahorrar un año de viaje… Empecé a ahorrar cada peso, dejé el café, dejé de fumar, y eliminé los gastos hormiga”, confiesa.
Sobreestimaron la cantidad que necesitaban para viajar como mochileros, con un objetivo de 11.000 dólares cada uno. Con esto, se aseguraban un buen colchón ante cualquier imprevisto durante los 8 meses que tenían planeados estar en Sudamérica, pero esta reserva les duró un año y medio.
Cuando comenzó la pandemia, la pareja estaba en Argentina: “Me quedé sin ahorros, mi pareja volvió a contactar con sus clientes y yo no sabía qué hacer”, señala. “Yo soy gerente de mercadeos y de estrategia, pero no sabía cómo ganarme la vida por mi cuenta. Sabía trabajar para un monstruo, pero no sabía generar ingresos por mí misma”, añade. A partir de ahí, surgió la idea de contar sus viajes en Instagram y YouTube, y, actualmente, tiene una comunidad de más de medio millón de seguidores.