La historia de la peluquería en Catalunya no se entendería sin el papel de Raffel Pages, que este año celebra su centenario poniendo en valor su legado en el sector. “Mi abuelo Rafel empezó en el barrio del Poble Sec peinando a las vedettes del Molino de la avenida Paral·lel de Barcelona”, recuerda en una entrevista Carol Pagès, propietaria y tercera generación al frente del negocio familiar.
A lo largo del tiempo, la empresa ha sido protagonista de los cambios culturales del país, importando desde Francia las últimas tendencias en moda y estética. “Mi padre Rafel se formó en la prestigiosa escuela de Carita y al regresar de París implantó las innovaciones en todos nuestros salones”, recuerda su hija, quien resalta el papel de su padre, fallecido en 2021 y líder del crecimiento de la compañía.
La cadena familiar, que celebra su centenario, apuesta ahora por salones de manicura
Habiendo tomado las riendas del negocio, la empresaria afronta el futuro tomando conciencia de los cambios que vive el sector. “La gente va menos a la peluquería, apenas dos o tres veces al año, el personal cualificado escasea, los precios han subido y también existe más competencia low-cost ”, comenta.
Por eso, Raffel Pages está apostando por la diversificación. Tras la pandemia, lanzó el proyecto Good Nails by Raffel Pages, que ya cuenta con 34 centros. Como en el caso de las peluquerías, la fórmula de negocio consiste en combinar centros propios (7) con franquiciados (27). Además, Raffel Pages ha lanzado una línea de salones premium o de peluquería de autor, respondiendo a la demanda del mercado por tratamientos más exclusivos y personalizados.
Con estas nuevas apuestas y el negocio tradicional, Pagès asegura que la empresa alcanzó unos ingresos de 20 millones de euros en el 2024. De este total, 5 millones fueron generados por 17 centros propios de la familia y el resto, por unos 50 salones gestionados por los socios franquiciados. La firma está presente de Girona a Castelló y su plantilla alcanza los 420 empleados, de los cuales 150 son trabajadores directos de la familia Pagès.
“Este año la previsión es crecer un 10% con la apuesta por los salones de manicura y alguna apertura de centros tradicionales”, comenta la empresaria, que recuerda que las cifras son algo inferiores a las de la época dorada de los años noventa e inicios de los 2000.
Después de haber intentado crecer en Madrid, Pagès descarta un crecimiento más allá de Catalunya y Valencia. “Es donde nos sentimos cómodos porque el mercado nos reconoce y por eso creemos que tenemos buenas oportunidades para crecer”, comenta la empresaria, que comparte la propiedad con su hermana Quionia Pagès. Ella es la encargada de liderar del museo, que honra el legado familiar en la historia de la peluquería.