La matriz de Marelli, fabricante de componentes para la automoción, busca reestructurar su deuda a la vez que entra en las quinielas una venta al grupo indio Motherson. La incertidumbre sobre el futuro de la compañía ha puesto en alerta a los trabajadores en España, donde tiene tres plantas. Denuncian que falta información sobre su horizonte y que ya trastoca la producción local.
Propiedad del fondo KKR, Marelli, con sede entre Italia y Japón, se acogió la semana pasada al capítulo 11 de la ley de Quiebras en EE.UU. Este permite reestructurar su deuda mientras mantiene la actividad. Tras años de dificultades y con los vientos en contra en el sector, afirmó que lo hace para fortalecer su balance sin afectar al negocio.
El proceso abre un periodo de 45 días, prorrogable, en el que hay dos grandes salidas. Una, que la empresa pase a ser propiedad de los acreedores: el 80% ha firmado un acuerdo para la reestructuración. Otra, que se venda a un tercero como Motherson, según han informado medios especializados. Un alivio en la deuda allanaría el segundo camino. Para navegar el proceso cuenta con hasta 1.100 millones de dólares en nueva financiación de varios acreedores. De ellos, ya ha recibido la aprobación de la justicia para tomar 519 millones.
Unos 800 trabajadores en tres plantas en Catalunya
El tema toca de lleno a Catalunya, donde la empresa cuenta con tres plantas. La de Barberà del Vallès, centrada en electrónica y con unos 300-400 trabajadores; la de Llinars del Vallès, con 340 trabajadores y centrada en iluminación, y la de Santpedor, de tubos de escape y con 60 trabajadores. En total son unos 800 empleados que trabajan para compañías como Seat, Volkswagen, Mercedes Benz, BMW o Toyota.
“La empresa presenta el proceso con muchas ventajas, pero están apareciendo muchos inconvenientes. La cadena de suministro ya se ha empezado a cortar y ya se han parado producciones en varias plantas de Europa”, advierten fuentes del comité de empresa. “No estamos trabajando con normalidad, los trabajadores y proveedores están muy preocupados”, se comenta.
El comité apunta que ya se han dado disrupciones puntuales en la planta de Barberà y la de Llinàs por la petición de proveedores de no utilizar piezas en consigna –entregadas pero no cobradas hasta su uso- ante las dudas que tienen sobre el pago de deudas pendientes o posibles quitas. Esto se debe a que bajo el amparo del proceso legal las deudas pendientes anteriores al 11 de junio, día en el que se acoge a la ley, ven frenado su cobro hasta su renegociación.
Fuentes de Marelli informan desde EE.UU. que “el capítulo 11 alienta a que las operaciones diarias continúen con normalidad, no se prevé que interrumpa nuestra colaboración con clientes ni proveedores”. Asimismo, plantean que “estamos trabajando estrechamente con nuestros clientes y proveedores y esperamos seguir operando con normalidad”.
Una etapa a la baja con KKR
Marelli nació de la fusión en el 2019 de Magneti Marelli y Calsonic Kansei. El comité denuncia que desde entonces en España se han dado muchos recortes, contención del gasto y salidas incentivadas. Por el medio se han vivido varias crisis como la covid, la de semiconductores y ahora afectan las dificultades en el sector de la automoción. “La combinación de la deuda de Marelli junto con la situación del mercado del automóvil es preocupante”, explican. Marelli ya pasó por un proceso de refinanciación similar en el 2022 en Japón, entonces con una deuda de 7.600 millones de dólares. Hoy su deuda rondaría los 4.500 millones de dólares, según Bloomberg.
La reestructuración se da en un entorno de posible aproximación de la india Motherson, empresa del negocio de componentes para la automoción. Los trabajadores ven con buenos ojos pertenecer a un fabricante del automóvil que a un fondo como KKR. Si no se da la venta, los acreedores tomarían el control. El comité europeo y el de las distintas plantas piden más información para seguir el proceso.
