La feria Art Basel superó con nota el reto al que se enfrentaba la semana pasada con tantas circunstancias geopolíticas adversas. No se esperaban excesivas alegrías, pero las ventas que la feria comunicaba al final de cada jornada daban fe de una edición que, pese a notar la bajada de coleccionistas americanos, se vendió en todos los segmentos. Incluso se realizaron algunas ventas millonarias. La incertidumbre del momento fue superada gracias a la resiliencia de unos galeristas comprometidos con la defensa de sus artistas.
Un compromiso que se ve acrecentado cuando estos hacen donaciones de sus propias colecciones a museos. Sin ir más lejos, en plena feria supimos que el galerista francés Kamel Mennour va a realizar una generosa donación de 180 obras al Museo de Arte Moderno de París. Un museo que cuando era estudiante de economía le emocionaba visitar. Afirma que se inspiró en el marchante alemán afincado en Nueva York Michael Werner, que donó 127 pinturas y esculturas al mismo museo en el 2012. Y cuando el otoño pasado celebraba el 25.º aniversario de su primera galería en París, y a punto de cumplir los 60 años, se preguntó qué iba a hacer con todo el stock que tenía. La donación, que se presentará en el museo en el 2027, incluye obras de 45 artistas tan relevantes como Anish Kapoor, Daniel Buren, Ugo Rondinone, Douglas Gordon o Philippe Parreno. No todos son de su galería, pero sí que en conjunto reflejan la diversidad, la visión y la influencia que ha definido su programa desde que la fundó.
Caballero de las Artes y las Letras desde el 2010 y de modales exquisitos, con Kamel solemos hablar de galerismo y de fútbol. Mi admiración viene por su brillante trayectoria y por la coherencia con sus valores familiares: hace unos años le pregunté por qué en la línea de otros marchantes de su nivel no había abierto galerías en otras capitales del mundo. Su respuesta fue tajante: “Como padre de familia numerosa, para mí es fundamental acompañar a mis hijos a la escuela cada mañana, y eso me lo impediría”. Dejando lo familiar de lado, hay actos que por su grandeza van más allá de ser un mero gesto de generosidad, pues se convierten en poderosos ejemplos para los demás. Y ahí, nuestros gobernantes deberían ayudar a generar las condiciones fiscales idóneas para que muchos más galeristas y coleccionistas se animasen a hacer donaciones a nuestros museos.