“En Aqualia somos grandes porque somos pequeños”. Esta frase de un antiguo directivo de la empresa de gestión integral de aguas sigue resonando años después en la firma. La compañía, creada a finales de los años noventa como filial de FCC, es lo que se llama una empresa “glocal”. Tiene actividades en decenas de países, pero en todos ellos se repite el mismo patrón: trabajar codo con codo con los municipios y autoridades locales para gestionar algo tan básico como el suministro de agua. Desde las depuradoras hasta las alcantarillas, pasando por las cañerías, el trabajo de Aqualia está pegado al terreno.
Participada en un 51% por FCC y en un 49% por el fondo de inversión australiano IFM, el mismo que figura entre los accionistas más relevantes de Naturgy, Aqualia es la cuarta mayor empresa de agua de Europa, según el último ranking publicado por Global Water Intelligence. Es también la novena del mundo. Algunas cifras: da servicio a 44,8 millones de usuarios en 18 países, ingresó 1.675 millones de euros en su último ejercicio fiscal, obtuvo un beneficio bruto de explotación (ebitda) de 425 millones y emplea a 14.040 trabajadores.
El grupo quiere utilizar la reciente compra de una compañía de Texas como trampolín para crecer en el país
La experiencia de embarcar a comienzos del 2018 a un socio como IFM, dicen las fuentes de la empresa, ha sido buena. La firma australiana no solo aporta estabilidad, sino que ha animado a Aqualia a afrontar el gran reto de duplicar sus ingresos en diez años, hasta el 2027.
El grupo cuenta con un consejo de administración en el que se sienta Jaime Siles en representación de IFM, y en el que participan también directivos afines a Carlos Slim, el principal accionista de FCC.
¿Cuáles son los planes para lograr el rápido crecimiento? La vista está puesta en el exterior. Una pista: “Por primera vez, el resultado internacional superó al nacional, y la facturación fuera de España representa ya el 45%, frente al 23% en el 2017”, explican las fuentes. El crecimiento exterior, puntualizan, no se ha producido a costa de un retroceso del negocio en España, donde también se ha registrado una evolución positiva. Sin embargo, el mercado nacional es “maduro”, con un “entorno muy competitivo”, y resulta aconsejable elevar la apuesta por otros países.

Santiago Lafuente, consejero delegado de Aqualia
Dos de los países donde Aqualia tiene mejores expectativas son Estados Unidos y Francia. El año pasado compró la empresa Municipal District Services (MDS), que gestiona los servicios de agua en la periferia de Houston, en Texas, a través de 140 contratos de servicios. El país se presenta como un entorno de estabilidad jurídica de alto interés y Aqualia espera que la adquisición sirva de “trampolín” para ganar más contratos en el resto del país. De Francia, destaca el rápido crecimiento en los últimos meses.
El grupo mira también hacia otras áreas. Quiere seguir creciendo en Latinoamérica, donde ya tiene una presencia consolidada en México y Colombia, y en Oriente Medio. Ya gestiona dos de los seis clústeres en los que la National Water Company de Arabia Saudí ha dividido el país y aprovecha las oportunidades para participar en nuevas concesiones.
En funcionamiento desde finales de los noventa, la empresa ya es el cuarto gestor de aguas de Europa
“Aqualia llega a los territorios con vocación de permanencia a largo plazo y para aportar valor y riqueza al entorno”, afirman desde la empresa. La digitalización y los nuevos retos de sostenibilidad son dos de los grandes retos.
Sin planes por el momento para salir a bolsa, Aqualia coincide con otras empresas en el déficit de inversión en España. Las infraestructuras tienen una vida útil de unos cincuenta años, pero hay ayuntamientos que llevan demasiado tiempo sin renovarlas. En algunos municipios alcanzan el siglo de vida, y eso tiene sus efectos. La asociación empresarial Daquas calcula que el déficit de inversión ronda los 5.000 millones de euros al año. Las pérdidas de agua rondan de media en España el 23%, aunque en algunos lugares superan el 50%.
En Catalunya, Aqualia tiene contratos para gestionar el agua de 94 municipios. Atiende a una población de 1,5 millones de personas que en verano alcanza los 3 millones. También explota y mantiene 21 estaciones de tratamiento de agua potable, 20 estaciones depuradoras de agua residual y seis comunidades de regantes.