Si se trata de petróleo, EE.UU. es uno de los grandes productores y es posible que quienes paguen los aranceles sean los países extranjeros.
The Economist ha seguido el procedimiento de la Reserva Federal americana para calcular el impacto en los consumidores americanos de los nuevos aranceles del presidente Trump. Los abogados americanos gastan ahora un 3% más, pero se debe al hecho de que utilizan ordenadores y móviles fabricados por China y que EE.UU compra a Shanghai pagando los nuevos aranceles de Trump (a pesar del acuerdo de Londres pactado por China y Trump recientemente).
Pero desde el “día de la liberación” (abril), no sucede lo mismo con los utensilios personales como máquinas de afeitar, secadores de pelo y los ordenadores personales. Los consumidores americanos, por cada dólar que gastan en artículos importados de China tienen que pagar 59 céntimos adicionales, de los que 56 céntimos se deben a los aranceles multiplicados por tres que Trump impuso a todos los artículos importados de China. El argumento era simple: “Hagamos que América vuelva a ser grande”.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, mostrando la orden ejecutiva sobre el aumento de aranceles el pasado 13 de febrero del 2025
Las estimaciones que realiza la Universidad de Chicago señalan que cuando termine este año, los aranceles de Trump van a suponer un aumento de la tasa de inflación de EE.UU. del orden de 0,8 puntos. El Secretario de Estado americano lo expresó de una manera definitiva: “En realidad, los aranceles que EE.UU. aplica a los países extranjeros no es más que un impuesto que les cargamos por lo que nos estuvieron quitando a nosotros durante años de rapiña”. Eso implica que los países extranjeros “se comerán sus propios aranceles” y que los consumidores de Estados Unidos no pagarán nada en exceso de lo que procede. Según el presidente Trump, “a cada cual lo suyo”.
En mayo, el 18% de los ordenadores personales los compró Estados Unidos a China; un 4,8% a México, 2,6% a Taiwan; 1,6% a Vietnam.
El cálculo para los países europeos es más complejo, porque la UE establece los precios para el bloque conjunto, mientras que Estados Unidos pretende fijar aranceles país por país. Nadie puede aventurar qué puede ocurrir en los mercados internacionales, sujetos a la volatilidad de las decisiones de Trump. Tendríamos un comercio mundial más justo y equilibrado si consiguiéramos recuperar las reglas de la Organización Mundial del Comercio. Por desgracia, el rearme de los países de la OTAN, destinando al gasto militar un 5% del PIB, tiene un solo propósito: que la UE compre todas las armas a EE.UU.