Los últimos días de julio son fructíferos para el cierre de operaciones, pero nadie esperaba ver un nombre como Cox asociado a una cifra milmillonaria. La empresa fundada hace apenas una década por el empresario de 36 años Enrique Riquelme acaba de comprar los activos de Iberdrola en México por 4.200 millones de dólares (3.600 millones de euros), en un movimiento que ha sorprendido al mercado. A Riquelme se le asocia con una fulgurante trayectoria ascendente y se le atribuye ambición, pero no hasta el punto de hacerse con la quinta eléctrica de un país con 130 millones de habitantes y unas tasas de crecimiento anual del 4%.
Para demostrar lo excepcional de esta empresa, no hay más que fijarse en su nombre. Cox es la localidad alicantina de la que procede Riquelme. Tiene muchos menos habitantes que México, unos 7.600, pero desde allí este hijo de constructor dio forma a un imperio de renovables al que imprime su propia personalidad. De naturaleza emprendedora, se saltó la universidad para estrenarse temprano en el mundo de los negocios, primero desde Panamá, desde donde fue detectando oportunidades en otros países de la región para acabar dando forma a una nueva empresa en España. De voz radiofónica y pausada, Riquelme tiene don de gentes y sabe tocar puertas.
La población de México es de 130 millones de habitantes, un enorme mercado en el que Cox detecta muchas oportunidades de crecimiento en los próximos años
Tras hacerse en el 2023 con Abengoa, a finales del año pasado Cox se estrenó en bolsa y parecía que el viaje empresarial había encontrado puerto. “Iniciamos una etapa de ir trimestre a trimestre”, comentaba Riquelme en el estreno bursátil. Sin embargo, junto a la campana de la Bolsa de Madrid había un cartel de la empresa tan promocional como premonitorio: “The power of imposible”.
Y lo imposible acaba de llegar. Cox superará ahora a la italiana Enel en México y se quedará justo por detrás de Naturgy. Ha comprado quince centrales que suman 2.600 megavatios (MW) de potencia, de los que la mitad son ciclos combinados de gas y la otra mitad plantas eólicas y fotovoltaicas. También se ha hecho con una comercializadora y una cartera de proyectos en desarrollo. Los ingresos de Cox pasarán de un plumazo este año de 1.200 millones a casi 3.000 millones y el beneficio bruto de explotación (ebitda), de 230 millones a 750 millones.
Acaba de comprar el negocio de Iberdrola en México
Cox ya dio una primera sorpresa a mediados del 2023, cuando se hizo con la eterna convaleciente Abengoa. La empresa sevillana llevaba desde el 2015 intentando resolver la mayor suspensión de pagos hasta la fecha en España, entre procedimientos judiciales y ausencia de inversores que la reflotasen. Riquelme planteó una solución, puso 564 millones para hacerse con los activos aún valiosos y se granjeó el apoyo de bancos como Santander, Caixabank, Crédit Agricole o BBVA. Durante unos meses usó la marca Cox Abengoa, pero al poco tiempo Abengoa desapareció por fin del nombre y también de los quebraderos concursales de cabeza. Ahora, tras comprar los activos de Iberdrola, la cotización de Cox no es la de un coloso energético. Capitaliza 850 millones de euros y, desde su salida a bolsa hace menos de un año, se ha revalorizado un 10%.
¿Y todo esto cómo se consigue? ¿Y cómo se paga? En la conferencia con analistas para explicar la operación, Riquelme y el consejero delegado de la empresa, Nacho Moreno, tuvieron que hacer frente a un aluvión de preguntas sobre el cableado financiero que convertirá a Cox en un gran grupo energético.
Cox creará la sociedad Newco, de la que tendrá el 100% y que aportará en forma de equity el 25% del valor de la compra, que no es poco. El resto lo pondrá un grupo de bancos a modo de financiación “a coste de mercado”, explicó Moreno. “No vamos a incurrir en dilución ni hacer una ampliación de capital”, afirmó el consejero delegado. “Contamos con dos socios estratégicos”. Habrá más detalles en un investors day programado para el 25 de septiembre.
Es el objetivo de ingresos para este año es de 3.000 millones de euros, frente a los cerca de 1.200 millones del 2024
Algo así no se consigue solo con números. Riquelme se ha ganado la confianza de autoridades bancarias y políticas de primer nivel. Le han financiado Citigroup, Bank of America, Santander, BBVA y Barclays. Y ha logrado los parabienes de la propia presidenta del país, Claudia Sheinbaum.
“Hace dos días”, dijo Riquelme el pasado 31 de julio, “tuve la oportunidad de informar a la presidenta y de explicarle el proyecto. Vamos alineados en el plan de inversión, en el Plan México y en seguir invirtiendo en proyectos”. “El mercado es enorme” y “es una grandísima oportunidad que nos permite ser un actor relevante”.
Cox tiene una deuda de 144 millones de euros que equivale a 0,8 veces su ebitda anual, pero, si se suma la que tiene asociada a la financiación de proyectos, el pasivo bruto asciende a 280 millones de euros. El tiempo dirá si es capaz de digerir la compra, pero por ahora los directivos descartan desinversiones. Una y otra vez insisten en usar la misma expresión: “operación transformadora“. El ratón se ha comido al elefante.