Klarna ha deslumbrado esta semana a los inversores de Wall Street con su espectacular salida a bolsa. Este grupo sueco, conocido por ser pionero en el servicio de pagos fraccionados –“buy now, pay later”– salió a cotizar en la bolsa de Nueva York con una valoración de 15.000 millones de dólares. Durante la sesión, se llegó a disparar un 30%, hasta los 19.000 millones, hasta quedar finalmente en 17.000 millones de dólares, un 15% más del precio inicial. En euros, equivale a 14.500 millones, es decir, 14 startups unicornio (valoradas cada una en 1.000 millones). Estas cifras no son escandalosas en Wall Street pero en cambio, en Europa, han sido recibidas con mucha efusividad. La operación ha sido la más importante del año en el mundo digital y fintech , que también está a la espera del mismo movimiento de Revolut, un neobanco de origen británico.
“Hace dos años, el sector tecnológico europeo se percibía como de segunda categoría con una serie de salidas a bolsa fallidas pero 2025 está cambiando el panorama. La salida a bolsa de Klarna podría ser un catalizador para el mundo fintech europeo”, señala un comunicado de la firma de analistas Freedom 24.
Nacida hace 20 años en Estocolmo, la empresa ha popularizado el ‘buy now, pay later’
El consejero delegado de Klarna, Sebastian Siemiatkowski, estaba pletórico el día del debut bursátil, el pasado martes. Vestido con un traje de color rosa muy corporativo, expresó ante el público: “Este momento parece surreal. Salir a la bolsa de Nueva York no solo es solo un hito, es una declaración. Es la prueba de que un grupo de soñadores obstinados de Estocolmo puede enfrentarse al mundo… y ganar”.
Klarna nació hace 20 años en Estocolmo con la propuesta de fraccionar los pagos en la compra de productos por internet. Tenía todo el viento a favor en un país que fue pionero en abrazar la digitalización de las finanzas. A lo largo de los años, la startup logró posicionarse como plataforma de referencia en esta categoría de servicios, especialmente entre el consumidor joven que adquiere artículos de ropa y electrónica por internet y tiene una capacidad adquisitiva baja. La plataforma permite fraccionar pagos de importes reducidos, que van desde los 35 euros hasta un máximo de 3.000 euros. En los últimos años, Klarna ha diversificado su negocio y actualmente, también ofrece tarjetas de crédito, cuentas de ahorro, financiación a largo plazo y una plataforma de comercio electrónico.
Klarna asegura tener 111 millones de usuarios activos en dodo el mundo
El año pasado la startup facturó 2.600 millones de euros, un 24% más, y logró entrar en beneficio neto mediante la venta de una filial especializada en servicios para empresas que le permitió abandonar las pérdidas millonarias y obtener 19 millones de ganancias. Como el resto de empresas tecnológicas, Klarna ha estado inmersa en un plan de recortes para alcanzar la rentabilidad a causa de la presión de los fondos inversores por ganar dinero cuanto antes. De hecho, la empresa ha llevado a cabo un severo plan de despidos en los últimos años, que ha implicado la reducción de la plantilla de 5.000 a 3.800 trabajadores.
Sensible a la coyuntura, Klarna también ha visto caer drásticamente su valoración. Hace cuatro años, en 2021, los inversores otorgaron al negocio un valor de 40.000 millones de euros, tres veces más del importe de salida a bolsa de esta semana. Pero es que un año después, en el 2022, la valoración cayó hasta los 5.000 millones. Klarna se ha recuperado de este batacazo pero sin alcanzar aquellas cifras estratosféricas, propias de una burbuja como la que vivió el sector digital,y particularmente, del comercio electrónico, durante la pandemia. Tras la salida a bolsa, la compañía ha visto descender ligeramente la valoración del primer día pero consolidando holgadamente la cota por encima de los 10.000 millones de euros.
La operación también ha servido para recaudar más de 1.100 millones de euros. Klarna tiene previsto invertirlos en inteligencia artificial, expansión en el mercado de Estados Unidos y diversificación de servicios más allá del “compre ahora, pague después”, el lema que le ha llevado hasta la fama de Wall Street.