El Pacto Mundial de las Naciones Unidas advierte que “el cambio climático es uno de los problemas más acuciantes de nuestro siglo y una de sus múltiples aristas afecta de lleno al mundo empresarial”. El Foro Económico Mundial cuantifica el problema y estima que más de la mitad del PIB mundial, 44 billones de dólares de valor económico (unos 37.500 millones de euros), está en riesgo moderado o grave debido a la pérdida de la naturaleza.
Empresas de todos los sectores están experimentando las consecuencias del cambio climático. No sólo por la creciente presión regulatoria o por los cambios en las preferencias de los consumidores. También por la escasez de algunos recursos naturales imprescindibles para sus operaciones y, sobre todo, por riesgos directamente relacionados con el clima: calor extremo, incendios forestales, sequías, estrés hídrico, ciclones tropicales, inundaciones costeras e inundaciones fluviales.
“El sector primario y el turismo son dos de los más preocupados y de los que están invirtiendo más en adaptación al cambio climático porque ya están sufriendo sus efectos”, indica Carles Ibáñez Martí, director del Centre en Resiliència Climàtica, que está coordinado por el centro tecnológico Eurecat. “La acuicultura del delta del Ebro cada vez tiene más mortalidad de mejillones por culpa del calor, lo que pone en riesgo su viabilidad, mientras los cámpings y las empresas hoteleras pierden reservas por culpa de las cada vez más frecuentes olas de calor”, especifica el experto, que trabaja desde un edificio de consumo energético casi cero ubicado en Amposta.
El primario y el turismo son dos de los sectores más preocupados por el calentamiento planetario
Más allá de estos dos sectores, la directora de la Fundación Empresa y Clima, Elvira Carles Brescolí, asegura que existe “una gran concienciación para mitigar y adaptarse a los efectos del cambio climático entre las empresas”. Para dar fuerza a esta afirmación, señala que el “98% de las compañías que forman parte de la fundación no tienen hoy por hoy ninguna obligación de reducir sus emisiones y si lo hacen es de forma voluntaria”. La Fundación Empresa y Clima es una organización sin ánimo de lucro que trabaja por el liderazgo y el compromiso empresarial en la lucha contra el cambio climático. Es conocida por ser miembro observador de las Naciones Unidas en las Conferencias de las Partes (COP) de Clima y Biodiversidad.
“Muchas empresas invierten por posicionamiento de mercado, para reducir riesgos ante el cambio climático o para ganar en eficiencia y reducir costes. Muchas veces van por delante de las obligaciones legales, sobretodo las compañías líderes de en sus sectores”, señala Ibáñez. “Las empresas –añade el director del Centre en Resiliència Climàtica– se lo creen porque o lo están sufriendo o bien ven las ventajas; también está el efecto mancha de aceite y quien no lo hace queda retratado”.
Dato
El cambio climático podría provocar 36,7 billones de euros de pérdidas financieras de aquí al año 2100
Siempre de la mano del mundo empresarial, algunos de los proyectos en los que trabaja Eurecat están relacionados con las baterías eléctricas, tanto para mejorar su eficiencia como para alargar su vida útil. Otro gran ámbito de investigación es la construcción: uso de materiales más circulares como la madera, mejoras en el aislamiento térmico de los edificios, eficiencia energética, implementación de nuevas tecnologías… “Cubrimos el hueco entre la investigación más básica y las pruebas de mercado”, especifica Ibáñez.
Además de poner en valor la labor del tejido empresarial en la adaptación y la mitigación del cambio climático, la directora de la Fundación Empresa y Clima recuerda que “las principales fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero no son las empresas, sino el transporte por carretera o los edificios”.