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La carrera por el arroz basmati

Visión global: India

La India aprovecha el interés de la UE por cerrar un acuerdo comercial antes de que acabe el año para presionar por el reconocimiento de su indicación geográfica del arroz basmati

Un vendedor de arroz basmati atendiendo en un mercado de Calcuta 

DESHAKALYAN CHOWDHURY / AFP

En su renovado ímpetu por diversificar los mercados donde vender los productos europeos, vistas las dificultades que presentan el nuevo régimen arancelario de Donald Trump en Estados Unidos, Europa tiene un nuevo objetivo: la India, miembro del G-20 y de los BRICS, y una de las mayores y más dinámicas economías del mundo.

El plan europeo pasa por cerrar un acuerdo de libre comercio antes de que termine el año. De momento, en este acercamiento ya se ha materializado en una nueva agenda estratégica firmada esta semana entre ambas potencias, una hoja de ruta que pretende ampliar la cooperación tanto en materia comercial como en campos como la defensa y la seguridad, en lo que Europa intenta empujar a Nueva Delhi para alejarse de la esfera rusa.

Bruselas apunta a la India en su afán de diversificar tras los aranceles de Trump

Pero hay un escollo que amenaza con complicar las negociaciones entre ambas potencias. Se trata del arroz basmati, uno de los cereales más conocidos del mundo y cuya indicación geográfica se disputan desde hace décadas dos países vecinos y rivales, India y Pakistán.

Los negociadores europeos, encabezados por el comisario de Comercio, Maros Sefcovic, estuvieron la semana pasada en la India para avanzar las negociaciones comerciales. Fue entonces cuando, según avanzó el Financial Times y ha podido confirmar este diario, el equipo comunitario recibió una inusual petición de sus homólogos indios. Querían que en este pacto con Europa quedase claro que el arroz basmati no es pakistaní, sino indio. En el documento que sostiene la agenda estratégica ya se avanza que un acuerdo sobre indicaciones geográficas “mejoraría las oportunidades comerciales” al garantizar “la protección efectiva de las denominaciones de productos emblemáticos en los mercados de ambas partes”.

La India es el mayor productor de arroz del mundo y distribuye el 65% del mercado del basmati

La disputa por la indicación geográfica del basmati no es nueva en los despachos comunitarios. Todo empezó en el 2018, cuando la India solicitó la etiqueta de Indicación Geográfica Protegida (IGP) para el arroz basmati de forma exclusiva en la UE. Esto significa que si la UE lo aceptase –por ahora el trámite sigue pendiente– Pakistán no podría vender su arroz basmati entre los Veintisiete con este nombre.

El basmati se cultiva principalmente en Punjab, una región conocida por su fertilidad agrícola y que cuando el Imperio británico se retiró en 1947, se dividió entre ambos países. India es el mayor exportador de arroz del mundo, con casi el 40% del comercio mundial de arroz y una cuota de mercado del 65% en el sector del basmati. Pakistán se encuentra por detrás: es el cuarto mayor exportador de arroz después de Tailandia y Vietnam y se ocupa del 35% del basmati restante.

Al descubrir los movimientos indios, Islamabad no se quedó de brazos cruzados y en el 2023 presentó otra solicitud en que reclamaba el basmati como propio, defendiendo que su origen se sitúa en suelo pakistaní y que este arroz se produce en unas zonas determinadas de Pakistán, incluyendo una parte de Cachemira que la India reclama en una disputa territorial sin resolver desde hace casi 80 años.

“Es un tema delicado. Por supuesto, si hablas sobre arroz, India y basmati y Pakistán... podriamos estar aquí mucho tiempo. Pero esta será una de las cosas de la lista a discutir”, respondió Sefcovic, preguntado por el asunto en una rueda de prensa en la Comisión Europea.

Pakistán también ha presentado una solicitud para reconocer su basmati en Europa

La carrera va mucho más lejos del arroz y su comercialización, porque implica también el reconocimiento de unas tierras que ambas naciones reclaman como propias. Para la UE, el problema es que la India insiste en estas nuevas negociaciones comerciales que se reconozca que el basmati es solo indio y no pakistaní, lo que podría crear una enorme disputa entre ambos países.

“No comentamos sobre negociaciones en marcha”, zanja el portavoz comunitario de comercio Olof Gill, preguntado por el tema. En la rueda de prensa, el comisario Sefcovic fue igual de opaco al decir que hubo una “conversación franca y abierta” sobre todas las categorías de productos agrícolas. “Pero preferiría informar sobre los resultados cuando el capítulo esté cerrado y todavía no ha sucedido”, apuntó el diplomático eslovaco, el mismo que cerró el controvertido acuerdo comercial con la Casa Blanca.