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Nuevos fármacos alejan a Bayer del precipicio

Empresas | Farmacéuticas

La alemana compensa la pérdida de la patente de Xarelto con tres nuevos medicamentos a la espera del boom de la terapia génica

Los laboratorios de Viagen, propiedad de Bayer en San Sebastián

LV

Y Bayer dio la sorpresa. La farmacéutica alemana logra acercar de manera inesperada el final de su propia travesía por el desierto en la división farmacéutica y por extensión, de toda la compañía. La empresa atravesaba un periodo muy complicado por la pérdida de la patente de su fármaco superventas Xarelto, un anticoagulante oral que ingresaba alrededor de 5.000 millones de dólares al año, según los datos de la propia Bayer, y la caducidad de la exclusividad de otro de sus fármacos más exitosos, Eylea, para la degeneración macular.

Pero esto no es sorprendente, dado que el proceso de expiración de una patente es conocido, pero suplir a un medicamento tan importante en la cartera es un ejercicio com­plejísimo. Solo con Xarelto, Bayer pierde 4.000 millones de in­gresos anuales por la competencia con los genéricos. Y las expectativas de verdadero impulso para la alemana están o estaban cifradas en su apuesta por las terapias génicas, que no darán sus frutos hasta finales de la década.

El fin de la exclusividad de Xarelto supone a Bayer perder 4.000 millones anuales

A esta encrucijada se suma la complicada absorción de Monsanto, la empresa de biotecnología y químicos para la agricultura, una compra que supuso la asunción de más de 60.000 litigios en EE.UU. por la vinculación del glifosato, el ingrediente principal de su producto estrella Roundup, con un tipo de cáncer, el linfoma de Hodgkins. La compañía lleva gastados más de 10.000 millones de dólares en sentencias y tiene provisionados cerca de 6.000 millones más.

Como resultado, la compañía registró unas pérdidas de 2.552 millones de euros en el 2024, ligeramente por debajo de los 2.941 millones del 2023. Y el año en curso no pintaba de recuperación sino de transición, con un acercamiento de los beneficios a partir del 2026, especialmente en la división farmacéutica, donde cifraban esta mejora en el 2027.

Pero los números han dado la vuelta. “Hemos superado el problema”, dijo el director de la división farmacéutica de Bayer, Stefan Oelrich en un encuentro con medios internacionales en San Sebastián. “Augurábamos un negocio farmacéutico estancado o en declive este año pero las cifras del primer semestre muestran que el negocio crece, con un incremento del 4,4%, hasta los 4.550 millones de euros. Sin el efecto Xarelto, el crecimiento sería de doble dígito”, detalló.

Bill Anderson, consejero delegado de Bayer

LV

Los responsables principales son dos: Kerendia, para el tratamiento de enfermedades renales y Nubeqa, para el cáncer de próstata, que han impulsado las ventas por encima del 80% en el primer semestre y que aspiran a convertirse en verdaderos blockbusters, como llaman en la industria farmacéutica a los medicamentos que ingresan más de 1.000 millones de euros. De hecho, estiman que duplicarán esa cifra. Junto a ellos, Beyonttra, un tratamiento contra un tipo de cardiopatía que ha sido “el mejor lanzamiento de un medicamento que he visto en mis 30 años de trabajo en farma”, señaló Oelrich. 

Solo en Alemania, ya ha alcanzado una cuota de mercado del 40% y aspira también a blockbuster cuando logre todas las aprobaciones en Europa y EE.UU. Además, Bayer ha recuperado la patente de Eylea a través de una nueva indicación, lo que le garantiza ventas estables del entorno de los 3.000 millones. “Son el puente de estabilidad entre el presente y el futuro, cuando lleguen las terapias génicas”, dijo.

Sus medicamentos Kerendia y Nubeqa han incrementado sus ventas más de un 80% en el primer semestre

“Cuando llegué a Bayer, sin duda la cartera de productos era uno
de nuestros principales problemas. Hoy en día, hemos dado un giro”, afirmó Bill Anderson, consejero delegado de Bayer. El directivo se ha propuesto reducir la litigiosidad en EE.UU. a través de acuerdos y aligerar las estructuras de la compañía para que funcionen como las startups biotecnológicas que han comprado (Blue Rock, Vividian o AskBio). 

Su programa Dynamic Shared Ownership (DSO) ha supuesto ya 12.000 despidos en una empresa de 93.000 personas y estima un recorte de costes de 2.000 millones para el 2026. Esperan dar viabilidad a una compañía en las primeras terapias avanzadas para detener, o incluso revertir, el parkinson “antes de que termine la década”, una apuesta muy arriesgada, que aún no se atreven a poner en cifras pero que supondría el mayor adelanto en 50 años de una enfermedad incurable que afecta a 10 millones de personas.