Descontento Z
En los últimos días los medios de comunicación se hacen eco del descontento de los jóvenes de la llamada generación Z y las revueltas en Perú, Nepal, Marruecos... En España hace tiempo que se habla de un choque generacional entre jóvenes y mayores. Algunos argumentos son la significativa reducción de la pobreza de los jubilados y el simultáneo aumento en la de los jóvenes, las mejoras en las pensiones de jubilación frente a los bajos salarios juveniles y la carga que supondrá para los jóvenes financiar unas pensiones que, según algunos estudios, superan ampliamente las contribuciones al sistema de sus receptores. La discusión en los últimos días se concentra entre los que ven con claridad este choque generacional, los que creen que se trata de la tradicional lucha de clases disimulada como lucha generacional y los que creen que no se debe hablar de esto para no generar alarma social.
Jóvenes marroquíes han protagonizado acciones de protesta esta semana para reclamar mejoras sociales
Sin entrar a valorar factores comparativos entre generaciones, el descontento actual de los jóvenes españoles según algunos análisis se justifica por la elevada edad de emancipación, el elevado precio de la vivienda y la decreciente proporción de jóvenes propietarios de vivienda. Vale la pena analizar con detalle estos argumentos. En primer lugar, la edad de emancipación se ha mantenido entre 29 y 30 años desde mitad de los noventa. Por ejemplo, en el 2000 la edad de emancipación era 29,4 años, prácticamente idéntica a los 29,5 años del 2019. La edad de emancipación subió hasta 30,5 años en el 2022 pero ha vuelto a caer a 30 años en el 2024. Por tanto, el retraso de la emancipación no se trata de un fenómeno ligado al elevado aumento de los precios de los últimos tiempos. Además, la contigüidad geográfica entre los países con altas o bajas edades de emancipación indica que los factores sociodemográficos y culturales son muy relevantes. Por ejemplo, los países del sur como España, Grecia, Italia o Portugal tienen edades de emancipación en torno a los 30 años, mientras que Dinamarca, Finlandia o Noruega tienen edades inferiores a 23 años.
Emancipación
Países del sur como España, Grecia, Italia o Portugal tienen edades de emancipación sobre los 30 años mientras que Dinamarca, Finlandia o Noruega son inferiores a 23 años
En segundo lugar, si hiciéramos una correlación entre el precio de la vivienda y la edad de emancipación descubriríamos que su dirección es la contraria a la esperada: cuando el precio de la vivienda aumentaba muy rápido, en los tiempos de la burbuja, la edad de emancipación de los jóvenes se reducía, mientras que cuando los precios cayeron hasta un 50% durante los primeros años de la década del 2010, la edad de emancipación aumentó. La razón es que la capacidad de los jóvenes de encontrar un empleo a tiempo completo con un salario razonable es más importante para su emancipación que el precio de la vivienda. De hecho, Eurostat estima que la sobrecarga en el pago de la vivienda de los jóvenes españoles que efectivamente se emancipan está por debajo de muchos países europeos como Alemania, Francia, Dinamarca, Suecia o Finlandia.
En tercer lugar, está la cuestión de la tasa de propiedad de vivienda de los jóvenes. En los últimos tiempos se ha destacado mucho la caída en la tasa de propiedad de los jóvenes españoles. Esto es una realidad, pero dicha caída es inferior a la que se observa en otros países como EE.UU., Canadá, el Reino Unido o incluso los Países Bajos. Además, como en España partíamos de unas tasas más elevadas, incluso con la caída seguimos teniendo unos jóvenes con unas tasas de propiedad de vivienda más elevada que muchos otros países europeos. Hace unas semanas John Burn-Murdoch analizaba en el Financial Times cómo el espectacular incremento del precio de la vivienda en los últimos 30 años en los países anglosajones (Estados Unidos, Reino Unido, Nueva Zelanda, Canadá, Irlanda, etcétera) había hundido la propiedad de vivienda entre los jóvenes. Esta situación derivaba en los jóvenes de estos países en situaciones de mala salud mental y la pérdida de fe en que el trabajo duro acaba siendo reconocido con éxito. España no estaba, como la mayoría de los países europeos, entre los países que más había descendido la tasa de propiedad entre los jóvenes. De hecho, los jóvenes españoles eran los que en mayor proporción seguían considerando que el trabajo duro se ve recompensado por el éxito. Además, no está claro que las tasas más bajas de propiedad de vivienda de los jóvenes en otros países no sean razonables. De esta forma se favorece la movilidad en los comienzos de sus carreras laborales y se evita un endeudamiento excesivo a edades tempranas. Es cierto que en el caso español la reducción de la propiedad entre los jóvenes tendrá al menos una consecuencia poco deseable: aumentar en el futuro la desigualdad de la riqueza que actualmente, y gracias a que las generaciones pasadas se compraron su vivienda, es baja en comparación a otros países.
Vivienda
El drama inmobiliario de los jóvenes está centrado en un disfuncional mercado del alquiler, primer escalón hacia la autonomía
En todo caso, en la actualidad, el drama inmobiliario de los jóvenes en España está centrado fundamentalmente en un disfuncional mercado del alquiler, que es el primer escalón habitual para la emancipación. Donde España destaca muy negativamente frente al resto de países de la UE es en la sobrecarga financiera del alquiler de mercado en los dos deciles inferiores de la renta, ocupados por jóvenes, inmigrantes y familias monoparentales. Es imprescindible aplicar políticas eficaces para aumentar la oferta de vivienda en alquiler y evitar que siempre sean los mismos los que acaban al final de la cola y sin posibilidad de acceder. Hay que dejarse de ideologías y políticas fracasadas y abordar el problema desde una perspectiva posibilista pero ambiciosa.
Una última reflexión. La vivienda es la principal preocupación de los españoles según el Barómetro del CIS de este septiembre (14,8%). Pero la segunda, tercera y cuarta son el gobierno y los partidos políticos, su mal comportamiento y los problemas políticos en general. Si, en lugar de dividir en tres posibles respuestas, se agruparan en una (¿sabría usted distinguir entre estas tres posibilidades?), entonces el principal problema de los españoles serían los políticos y los partidos (29,2%), superando ampliamente a la vivienda. También entre los jóvenes. Y justo la política y los políticos son la principal queja de la generación Z en las revueltas que están ocurriendo estos días.