Ellison-Musk. ¿Quién es el más rico del mundo? Es una futilidad que lo más que dura es una semana. Las acciones de Oracle, primera fuente de la fortuna del primero, han caído un 18% tras dispararse un 39%, por lo que Ellison ha perdido ese puesto en una tabla más que discutible. Lo relevante es menos frívolo: cómo y por qué ha llegado tan alto. Es imperativo empezar y acabar escribiendo sobre Oracle, la empresa que fundó en 1977.
Cuarto proveedor mundial de infraestructura y servicios en la nube, Oracle ha presentado sus resultados trimestrales: facturación de 14.900 millones de dólares, en los que su rama Oracle Cloud Infrastructure (OCI) actúa como motor de crecimiento, ya que aporta el 22% de los ingresos totales. Ellison, el fundador, está convencido (o eso dice) de que su negocio de la nube se multiplicará por catorce en los próximos cinco años. La clave estaría en una categoría no contable, las RPO (sigla en inglés de obligaciones de rendimiento pendientes): se trata de contratos cuyo cumplimiento diferido no permite incorporarlas al balance, pero han de comunicarse a los accionistas para que sepan a qué atenerse acerca del futuro de su inversión en una compañía cotizada.
Además del proyecto Stargate, suministrará centros de datos a Meta, xAI y TikTok
Suponiendo que las RPO de Oracle se cumplieran a rajatabla, la suma hasta el final de la década sería de 455.000 millones de dólares y la compañía pasaría de facturar 57.000 millones el año pasado a 144.000 millones en el 2030. Supuestamente. Tras ver estas cifras, los inversores provocaron una fiebre bursátil que bajó apenas se conocieron detalles y análisis. El quid reside en la calidad de esos contratos diferidos con un puñado de megaclientes. El más notorio (y voluminoso), dotaría de infraestructura cloud a la empresa de inteligencia artificial OpenAI, alma mater del proyecto Stargate, que contempla levantar cinco enormes centros de datos en Estados Unidos, además de los que han prometido construirle sus socios en el Golfo. El acuerdo prevé que, a partir del 2027, Oracle suministrará a Stargate capacidad de computación por un valor estimado en 300.000 millones de dólares.
Otros contratos que engrosan la cuenta de las RPO tienen como contraparte a Meta (matriz de Facebook e Instagram), a xAI (la nueva creatura de Elon Musk) y la continuidad de los servicios de infraestructura a la versión estadounidense de TikTok con el propósito de contrarrestar el control chino del algoritmo.
La infraestructura y los servicios de nube representan el 22% de los ingresos totales
El banco de inversión Keybanc ha calculado que, solo para cumplir el compromiso con OpenAI, Oracle debería endeudarse en unos 100.000 millones en los próximos cuatro años: 25.000 millones de media cada año. Y la agencia de calificación Moody’s deja constancia de sus dudas sobre la factibilidad de semejante endeudamiento, tal como son hoy los números de la compañía. A 31 de agosto, Oracle declaraba deudas a largo plazo por 82.200 millones amén de 9.000 millones a desembolsar en los próximos doce meses; en septiembre, colocó inmediatamente una emisión de bonos por 18.000 millones “para atender nuestro programa de inversiones en inteligencia artificial”. Por otro lado, el flujo de caja libre de Oracle se ha debilitado por culpa de las inversiones masivas en centros de datos para su negocio convencional, OCI.
OpenAI es un cliente fastuoso con riesgo de insolvencia. Su fundador, Sam Altman, confía en cerrar el año con ingresos de 20.000 millones de dólares, pero ha adelantado que no habrá beneficios hasta la próxima década. En marzo anunció un plan para recaudar 40.000 millones de capital antes de finales del 2025, con la manifiesta esperanza de que el magnate japonés Masayoshi Son cubra el 75% de esa suma, ya sea con dinero propio o ajeno, como es costumbre. Algunos inconformistas lo llamarían burbuja.
