Fecsa, la empresa que protege a los militares españoles

Defensa 

La compañía es la encargada de suministrar los trajes, cada vez más sofisticados, que emplean las fuerzas armadas

Equipo de FECSA para las Fuerzas Armadas

Uniforme de Fecsa para el ejército 

LV

Los uniformes de camuflaje, los chalecos antibalas o los trajes que protegen de la radioactividad que utilizan los miembros de las fuerzas armadas tienen un mismo responsable: Fecsa, Fábrica Española de Confección (no confundir con la histórica Fuerzas Eléctricas de Catalunya). Fundada en 1934, la compañía especializada en la vestimenta de ejércitos y cuerpos de seguridad es una de las históricas del tejido industrial nacional. Hoy factura más de 140 millones y está aprovechando el aumento del gasto militar en todos los países europeos.

Fecsa tiene una historia que merece la pena repasar. Pocos meses después de su creación, estalló la Guerra Civil y la compañía fue incautada. Durante la contienda se dedicó a confeccionar monos para el ejército republicano. Ya en la dictadura se especializó en la uniformidad militar, negocio que mantiene aún hoy. Desde hace medio siglo suministra los equipos que emplean las fuerzas armadas españolas y su actividad ya ha traspasado los Pirineos. “Vendemos en España, pero también en otros 15 países”, explica el consejero delegado, Carlos Cos. Trabajan con los ejércitos de Francia, Italia, Alemania, Bélgica o los Países Bajos, entre otros.

La empresa se creó en 1934 y en la Guerra Civil confeccionó monos para el bando republicano

Pero Fecsa no solo fabrica los clásicos uniformes que portan los militares. Sus productos han evolucionado desde el clásico mono verde hasta el de camuflaje y, en este momento, la vestimenta más innovadora que está desarrollando para que los soldados no sean detectados en el frente de batalla. La compañía, por tanto, está volcada en la investigación.

Uno de sus productos estrella es Velum. Se trata de un uniforme invisible a cámaras térmicas. Así, se evita que un soldado pueda ser detectado por un dron, por ejemplo. Esto salvaría vidas en la guerra de Ucrania, donde los aviones no tripulados son lanzados y detonados contra las unidades del enemigo.

Dato

Fecsa tiene previsto facturar este año 150 millones, casi el triple del 2023

Para desarrollar este tipo de productos, Fecsa cuenta con un ambicioso departamento de investigación y desarrollo. Su consejero delegado expone que hasta 75 personas componen el equipo, de doctores e ingenieros a especialistas en distintos ámbitos. A continuación, otro equipo traslada estas investigaciones a los productos finales.

Esta búsqueda por la innovación ha llevado también a Fecsa a fabricar membranas para tiendas de campaña que permiten el paso del oxígeno y del CO2. El material compite en el mercado con Gorotex y podría servir a fuerzas militares en situaciones extremas.

Otra área de negocio de Fecsa es la protección balística, campo en el que sus especialistas están volcados. Así lo cuenta Carlos Cos: “La primera misión de un chaleco es parar una bala; a continuación la energía tiene que ser disipada por distintos elementos; una vez conseguido esto, el objetivo es ir reduciendo el peso de los elementos”. Así, la firma ha ido desarrollando sistemas de protección personal cada vez más ligeros sin descuidar la seguridad.

Fecsa proviene del textil clásico y, como todas las compañías del sector, ha tenido que hacer frente a lo que su consejero delegado denomina “el tsunami chino”, es decir, la llegada del low cost . Define esa etapa como una prueba de “supervivencia”. La firma disponía de una fábrica en España (en las afueras de Madrid), otra en Marruecos y otra en Túnez. Cuando irrumpió el textil asiático, Fecsa tuvo que cerrar estos centros, decisión en la que también influyó el fin de la mili, que provocó un cambio en el ejército y la disminución de encargos.

Pero toda crisis es una oportunidad y Fecsa tuvo que reinventarse. La compañía sigue comprando hoy material en China, pero sus productos especializados han permitido aumentar la producción en Europa. Ha sido una especie de relocalización en España, donde ahora fabrica cascos, placas antibalas o trajes NBQ. “Tenemos centros en San Sebastián de los Reyes, que acabamos de duplicar con hasta 250 trabajadores, abriremos uno nuevo en Arganda y disponemos de otro en Daganzo”, destaca el consejero delegado. En China, mantiene oficina comercial que proporciona el nexo con el textil local, pero la compañía ya compra material a escala mundial. En Alemania, por ejemplo, adquiere el de carácter más técnico.

Fecsa cerró el 2024 con ventas por encima de 150 millones, un avance reseñable respecto al año previo, cuando facturó 60 millones. “Estamos en esa ola de la defensa y para nosotros se ha generado mucha más demanda de producto”, expone Cos. En el 2025 la compañía espera volver a superar esos 150 millones de ingresos. Todo ello, “con mentalidad de pyme” (el capital es 100% español, con Textil San­tanderina y la familia Loren, fundadora, como referentes) y con un eslogan: “Protegemos a los que nos protegen”.

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