“La banda ancha y el 3G cambiaron las elecciones”
Entrevista
Esta profesora ha investigado cómo las redes sociales inciden en la política económica a través de algoritmos que influyen en el electorado
La académica rusa Ekaterina Zhuravskaya
La académica rusa Ekaterina Zhuravskaya, que vive en París, ha estudiado cómo las redes sociales y la propaganda influyen en las elecciones políticas y en las decisiones económicas. Su tesis es que la llegada de la banda ancha ha cambiado el panorama electoral. Estuvo unos días en Barcelona invitada por la Barcelona School of Economics (BSE) para dar una conferencia.
¿Las redes sociales son responsables del declive del bipartidismo y del auge del populismo?
Sólo los perezosos que no siguen la política no se dan cuenta que los partidos que salieron del fin de la Segunda Guerra Mundial, esencialmente socialistas y conservadores, están perdiendo terreno desde comienzos de este siglo. El mejor ejemplo lo tenemos en el país donde vivo, Francia. Y sí, las redes sociales desempeñan un rol enorme en este cambio. En particular, a partir del 2015 se ve de forma clara que el electorado se escora hacia la extrema derecha.
¿Internet amplifica un malestar real?
Hay tendencias de fondo que explican el fenómeno, empezando por la globalización, la robotización que afecta a los empleos, el hecho de que las mayorías se sienten amenazadas por las minorías... Y encima de todo esto, después de la crisis del 2008, las dolorosas medidas de austeridad. Hay personas que no se sentían felices con el statu quo. A partir de ahí, las redes sociales amplifican este ruido de fondo y se convierten en plataformas de odio.
¿Qué han descubierto sus investigaciones?
Hemos estudiado los datos en 33 democracias europeas. Llegamos a la conclusión de que la llegada de la banda ancha, en particular la de la red 3G a principios de este siglo, tiene una incidencia directa en el proceso electoral. En las áreas donde la tecnología ya estaba presente el voto a los partidos tradicionales llegó a caer hasta un 6% respecto a las circunscripciones donde no había internet de alta velocidad.
“La caja de resonancia de las plataformas hace que las ideas se radicalicen hacia la extrema derecha”
Pero inicialmente estas redes nacieron como mera forma de entretenimiento.
Sí. Pero algo cambió. Lo vimos muy bien en Italia, con el nacimiento del Movimiento Cinco Estrellas de Beppe Grillo. En general, emergieron formaciones políticas con una agenda anti-establishment , quejándose de que el sistema actual era corrupto y que realmente no atendía a los votantes, sino a las élites, que por definición están muy, muy lejos de las necesidades de los electores.
¿Cómo es posible que de repente los ciudadanos hayan cambiado sus preferencias a costa de los partidos tradicionales?
Hay dos razones. Una es que las redes sociales difunden una visión muy negativa de la realidad. El otro es que estas plataformas rompen el monopolio de los medios tradicionales, controlados por estas mismas élites, que difundían hasta entonces una narrativa a favor del grupo y de los partidos dominantes. Es decir, por un lado los medios tradicionales no transmiten una imagen competa a los electores, por el otro en internet hay desinformación pura y dura.
En las redes hay muchas fake news . ¿Por qué?
Hay que entender cómo funciona su negocio. Su objetivo es retener a los usuarios en sus plataformas. Para ello, tienen que captar su atención. Y los seres humanos solemos reaccionar a todas las inflamaciones emotivas. De esta manera, las redes se convierten en máquinas de odio, alimentadas por los algoritmos. La llegada de la IA hace que el usuario esté más enganchado todavía.
¿Nos puede dar algún ejemplo de estas sobrerreacciones?
Llevé a cabo una investigación sobre los llamados Papeles de Panamá, la trama que hace unos años desveló una amplia red de elusión fiscal y de corrupción. Una vez más, examinamos las percepciones de los ciudadanos en aquellos países donde tenían banda ancha respecto a los que no, en áreas donde la información aún era canalizada por los medios tradicionales. Pues bien, donde el 3G funcionaba a pleno ritmo, la percepción de la corrupción se disparó. Salvo, obviamente, en aquellos países donde rige alguna forma de censura, como Rusia, China o Bielorrusia.
Por cierto, usted ha analizado cómo funciona la propaganda de Vladímir Putin.
Sí, aparte de la censura, él hace propaganda en los medios tradicionales y envía trolls de internet. Alexei Navalny empezó a hacer oposición gracias a un video en YouTube. Dimitri Medvédev, que estaba en el Kremlin, empezó enseguida a perder popularidad, hasta colapsar. Frenar internet es más difícil si no tienes un muro eficaz.
“En Rusia hay propaganda. Si la economía va tan bien, ¿por qué piden levantar las sanciones?”
Pero las estadísticas oficiales dicen que la economía rusa aguanta, dentro de lo que cabe, pese a las sanciones. ¿Es propaganda también?
Con toda certeza hay mucha propaganda. La narrativa de Putin es que la economía es fuerte. Pero han dejado de publicar con regularidad los datos estadísticos. Sabemos que la inflación es muy importante. Con la economía de guerra, Rusia en la actualidad produce cosas que quema en otro país. Sus recursos habrían podido ser empleados de manera mucho más productiva: hay un millón de personas que está combatiendo en el frente a los que hay que pagarles un sueldo. En cuanto a las sanciones, hay maneras en las que Rusia consigue esquivarlas. Pero cada vez que éstas se endurecen es más caro eludirlas. Si se quiere que sean efectivas, hay que golpear a India y China, que son los países que comercializan con Moscú. Me atrevo a decir que sería bueno también para estas dos superpotencias, porque los mercados occidentales son mucho más importantes para ellas que el ruso. Rusia vive en un mundo paralelo, esquizofrénico, típico de las autocracias: cada vez que se sientan a negociar piden el levantamiento de las sanciones. ¿Pero no decían que la economía rusa iba bien?
¿Por qué la oposición política que emerge en las redes es en gran mayoría populista?
Hay varios tipos de oposición: verdes, anárquicos, extrema izquierda y extrema derecha. Una investigación llevada a cabo por Tabellini, Mancorda y Tesei ha explicado algo muy interesante. Un argumento dice que las redes sociales sacan a flote un movimiento político real, que se postula como una alternativa es en contra del comercio, las migraciones, la globalización... porque es lo que se lleva. Pero hay otra posibilidad: que el populismo es fruto y consecuencia del funcionamiento mismo de las redes. Los autores han recogido datos a nivel municipal. Resulta que la extrema derecha es popular en las redes sociales y donde hay banda ancha. ¿Por qué? Esto se debe al efecto de caja de resonancia de internet, que amplifica el mismo mensaje. Las personas quieren oír voces que confirmen sus ideas y el algoritmo permite que esto ocurra. Esto hace que se imponga la narrativa de que ‘nosotros somos la gente de verdad’, en contra de las minorías, de la burocracia de la UE, porque ‘nosotros somos los únicos legitimados’.
Y cuando estos partidos extremistas llegan al poder, ¿qué pasa?
Están sujetos al mismo control que sufrían los partidos tradicionales, ya que las redes vigilan las sospechas de corrupción. Esto hace que su retórica sea menos radical, como el caso de Meloni en Italia.
Pero en EE.UU. siguen los dos partidos de siempre pese a las redes...
Ya, pero en su interior están muy divididos y fracturados. Ya no hay colegios seguros como antes, que garantizaban al candidato una elección segura. Han perdido la ventaja electoral que tenían.