La plata se revaloriza más que el oro en los mercados

Minerales

Este metal marca un récord, sostenido por el incremento de la demanda industrial, la transición energética y la escasez de oferta

Gold and silver bars are stacked in the safe deposit boxes room of the Pro Aurum gold house in Munich, Germany, October 13, 2025. REUTERS/Angelika Warmuth

Tanto el oro como la plata están por las nubes

Louisa Off / Reuters

Hablemos... en plata: los metales están que arden y están en valoraciones estelares y su rendimiento casi cuadruplica al de Wall Street en el último año. Y hablemos ahora de la plata: está en récord históricos. Mientras el oro acapara los focos mediáticos, el mineral gris se está tomando su revancha.

A diferencia del oro, más de la mitad de la demanda se basa en procesos productivos

Ha superado esta semana los 52 dólares la onza. En los últimos doce meses se ha revalorizado más de un 70%, mucho más que su hermano mayor dorado , que se ha apreciado poco más del 55%. Haciendo una comparación empresarial, con una capitalización bursátil actual superior a los 3 billones de dólares, el valor de mercado de la plata es más grande que Amazon y superior incluso al dinero invertido en bitcoin.

Para volver a encontrarla en niveles similares hay que remontarse a 1980, cuando los hermanos Hunt protagonizaron una historia de película (que inspiró Entre pillos anda el juego, 1983 de John Landis). Ante los temores de inflación por la crisis petrolera, compraron lingotes en gran cantidad, se estima el 30% del mercado mundial, todo financiado con deuda. Se montó una ola especulativa hasta el crac. Un drama que llegó a la gran pantalla, pero esta vez la revalorización de la plata se funda en pilares muy terrenales. La clave está en su doble uso.

Hay una demanda real. Por ejemplo, en la joyería. Frente a la cotización disparada del oro, este metal resulta más accesible, en particular en mercados emergentes como la India. Pero es en la industria más que en el consumo donde hay un creciente interés en este mineral: fotovoltaica y energías renovables, pero también electrónica de consumo emplean la plata en sus circuitos. Entre sus propiedades, este metal tiene la mayor conductividad eléctrica de todos los elementos, incluso más que el cobre.

Dato importante: el 60% del suministro global de plata se destina a uso industrial, que va desde las baterías avanzadas pasando por las pantallas de plasma hasta aplicaciones médicas y militares. Aunque se use en cantidades muy peq­ueñas, en la mayoría de los casos es insustituible.

En el 2024 (es decir, antes del boom actual), la demanda industrial aumentó un 4% hasta alcanzar un récord de 680,5 millones de onzas, rompiendo la marca anterior por cuarto año seguido. La demanda supera a la oferta. Y aquí está una de las explicaciones de la escalada actual. En una nota a los inversores de esta semana, Ned Naylor-Leyland, gestor de inversiones en Jupiter AM, se subraya que hay carencias en el suministro.

“Se trata de un mercado relativamente estrecho, caracterizado por un déficit estructural que ha persistido durante cuatro años consecutivos. Incluso una demanda adicional modesta puede tener efectos exponenciales sobre el precio”.

Además, a diferencia del oro, la plata tampoco cuenta con grandes reservas en el subsuelo. La extracción (México, China y Perú son los principales productores) está estancada ante la falta de inversiones. “Este año faltarán 118 millones de onzas”, dicen los analistas de DWS en un estudio. “La producción minera sigue siendo limitada, ya que la mayor parte de la plata se extrae como subproducto de otros metales. Y el reciclaje es aún insuficiente”, destacan.

Así que por un lado tenemos a un activo más volátil que el oro a causa de su déficit de oferta, pero con una demanda de fondo que no es solo fruto de la especulación. Los analistas de DWS lo resumen así: “El crecimiento estructural en las aplicaciones industriales distingue a la plata de los metales puramente monetarios, lo que podría contribuir a una base de demanda más resistente”. A esto hay que añadir el contexto: la devaluación del dólar y las expectativas de una bajada de tipos de interés, el espectro de una crisis global de deuda, la desconfianza hacia las monedas tradicionales, unidos a la incertidumbre geopolítica, son todos elementos que echan más gasolina al fuego de los metales, en un mercado de por sí muy tensionado.

Un último dato: la ratio entre el precio del oro y el precio de la plata está cerca de 80, uno de los niveles más altos de la historia. Es decir, que en proporción la plata todavía tiene margen para subir y reducir su diferencial con el oro. Algunos analistas hablan de 65 dólares la onza para el año que viene. “La gente se está despertando. Estamos despegando”, afirmaba Michael DiRienzo, consejero delegado del Silver Institute. El oro deslumbra, la plata ilumina.

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