El dilema de la inmigración

Opinión

El dilema de la inmigración
Profesor de Hacienda Pública de la UPF

Uno de los debates actuales más relevantes en nuestra economía es, sin duda, el de la demografía y la productividad, que tiene en la inmigración el factor de confluencia. En los análisis se observan dos posiciones claramente definidas: la de los que creen que hay que incrementar la población inmigrada a requerimiento de las necesidades del mercado de trabajo, visto el agujero que deja la demografía y la de los que se oponen a aquel crecimiento, en la medida en que este aumento no se acompañe de una mejora de la productividad y se traduzca en mejor bienestar. Las dos visiones convergen en el hecho de que la productividad es la clave, pero los primeros quieren continuar con los incrementos de población recién llegada, aunque ya reclaman ahora los acompañamientos de gasto social para no interferir más en la cohesión colectiva, mientras que los otros mantienen que ‘hay que parar máquinas’ migratorias mientras no se garanticen aquellas mejoras.

En los primeros les empuja la realidad económica de empresas y en los segundos les frenan las dudas sobre un modelo productivo que no muestra señales efectivas de cambio. En el debate incide el tema macro (crecer el PIB agregado) y el micro (la renta per cápita de las familias); el de la política económica (crecer para poder redistribuir) y el de la política social (el buen orden es necesario para el mantenimiento de los mercados). Interaccionan aquí argumentos de flujo (cuenta de resultados de final de año) y de stock (patrimonio y balance social). Es la compatibilidad del corto con el largo plazo. La gran cuestión es: sabiendo quién cuida del corto plazo (la empresa, la política) y quién, sin embargo, custodia el largo plazo (las cosas que son de todos).

Debate

Hay los que creen que hay que acoger inmigrantes por la demanda laboral y los que dicen que eso no mejora la productividad

Yo hace mucho tiempo que observo este dilema entre crecimiento y bienestar analizando la economía isleña. Compruebo que en las CC.AA. Que han tenido mayor tasa de crecimiento de su PIB, el crecimiento de su renta per cápita e índice de progreso social ha sido menor. Veo como el que está pasando en la sociedad balear ha sido un chollo para algunos, unos pocos, y lo es todavía para el Estado, que encuentra en el turismo balear la gran ‘fábrica de España’ de divisas para salvar los diferentes déficits de la economía española. Y estos dos grandes beneficiarios han dejado pudrir la situación social, unos mirando a otro lado la e falta de vivienda o de coste de vida, y otros obviando una fiscalidad más redistributiva y una financiación que ha menospreciado el impacto de los recién llegados sobre la identidad isleña, como para que ahora la sociedad se rebele contra la situación, saliendo a la calle.

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Varios trabajadores de la construcción trabajando en una obra en el centro de València 

Manuel Bruque / EFE

Los economistas hemos pecado al poner más el foco con la macro que en la micro, al estar más próximos al estatus quo que en los posicionamientos críticos, descuidando los aspectos de planificación (palabra maldecida por el capitalismo), de política industrial (‘la mejor es la que no existe’) y alejándonos del mediambientalismo (que era tema de ‘ecologistas’).

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