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Ciudades con inteligencia natural

Especial ‘Smart Cities:  innovaciones

La era de las ‘Smart Cities’ ya no se mide sólo por el número de sensores ni por la velocidad de conexión, sino por su capacidad de adaptarse, respirar y regenerarse

La empresa francesa Vertuo transforma el mobiliario urbano en sistemas que captan y filtran agua de lluvia para su reutilización en el riego 

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Las ciudades inteligentes del 2025 no solo gestionan datos: aprenden del agua, del aire y de los árboles. Si antes solo era tecnología aplicada a la eficiencia, ahora se tiende hacia una inteligencia ambiental que redefine el modo de habitar el espacio urbano. La nueva generación de proyectos urbanos tiende puentes entre la inteligencia artificial y la inteligencia natural. Los sensores no solo miden el tráfico o el consumo eléctrico: miden el pulso del suelo, la humedad del aire, la salud de los árboles o la dirección de la lluvia. por poner algunos ejemplos. Emerge un nuevo paradigma: el de la infraestructura sensible. Bancos que recogen agua de lluvia, farolas que se encienden solo cuando alguien pasa, árboles que envían señales de alerta cuando sufren estrés hídrico...

Ese cambio de mirada se hace tangible en la nueva edición de la Smart City Expo World Congress de Barcelona, donde algunas de las empresas más singulares comparten foco: que la ciudad no solo funcione mejor, sino que viva mejor. Es el caso, por ejemplo de la empresa alemana SmartSylvan UG, que ha logrado sensorizar árboles y suelos urbanos para medir la humedad, la inclinación o el crecimiento. Su tecnología ayuda a las ciudades a gestionar la salud del arbolado, a optimizar el riego y a prevenir riesgos en episodios de calor extremo. También la francesa Vertuo se ha dedicado a transformar el mobiliario urbano en puntos de captación de agua de lluvia. Sus bancos y jardineras almacenan y filtran el agua para reutilizarla en el riego urbano, contribuyendo a mitigar inundaciones y sequías. Así, la infraestructura deja de ser pasiva y se convierte en un agente ecológico.

RSS-Hydro utiliza imágenes satelitales e IAl para anticipar inundaciones y sequías y mejorar la gestión del agua 

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Algunas empresas singulares comparten foco: que la ciudad no solo funcione mejor, sino que viva mejor

En la misma línea de reconectar tecnología y medio ambiente, la startup barcelonesa Clic Recycle propone una solución de impacto azul. Su innovación parte de un residuo tan cotidiano como el cabello humano, que transforma en filtros biodegradables capaces de descontaminar puertos y ecosistemas costeros. Combinando biomateriales, inteligencia artificial y blockchain , sus dispositivos capturan metales pesados, hidrocarburos y contaminantes del agua, a la vez que generan créditos de carbono verificados.

La barcelonesa Clic Recycle transforma residuos de cabello en filtros inteligentes y biodegradables que limpian puertos y ecosistemas marinos 

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Más allá del agua o los árboles, la sensibilidad urbana también pasa por cómo la tecnología observa, aprende y anticipa. La surcoreana Dareesoft utiliza inteligencia artificial para analizar en tiempo real el estado de las carreteras y detectar grietas o baches antes de que representen un riesgo. Otra empresa del mismo país, Deegolabs, aplica algoritmos de visión por ordenador al reciclaje industrial, aumentando la pureza del plástico recuperado y reduciendo los residuos que acaban en vertedero.

Las tecnología ya ayuda a las ciudades a gestionar la salud de sus árboles y optimizar y reutilizar el riego

La eficiencia energética también entra en juego de la mano de la austriaca Lixtec, que desarrolla sistemas de iluminación adaptativa mediante radar. Sus farolas detectan movimiento y ajustan automáticamente la intensidad lumínica, reduciendo el consumo eléctrico y la contaminación lumínica sin comprometer la seguridad. En este campo también destaca la estadounidense ProHawk AI, que aplica visión artificial en tiempo real para analizar imágenes y optimizar la seguridad y el control del tráfico urbano.

Ya se está trabajando en los primeros camiones eléctricos y autónomos. Lo hace Einride 

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Dado que el cambio climático se perfila como el gran reto transversal, en este terreno surgen posibles soluciones como la de la luxemburguesa RSS-Hydro, que utiliza imágenes satelitales, teledetección e inteligencia artificial para anticipar inundaciones y sequías. Su plataforma ofrece mapas de riesgo en tiempo real que ayudan a gobiernos y aseguradoras a planificar con mayor precisión. Desde Corea del Sur, Eflow Co. Ltd también desarrolla soluciones digitales para controlar el flujo del agua y de energía en zonas costeras, reduciendo pérdidas y mejorando la resiliencia de las infraestructuras.

El automatismo total en los coches eléctricos se extiende también a camiones con prototipos futuristas

La movilidad sigue siendo uno de los grandes laboratorios de la ciudad inteligente. Después de años centrados en la conectividad y la eficiencia energética, las empresas del sector apuestan ahora por un paso más ambicioso: el automatismo total, aplicado no solo a los vehículos ligeros o de uso compartido, sino también al transporte de mercancías. La francesa Inyo CAB propone una flota de vehículos eléctricos compartidos gestionados por IA que optimiza trayectos, reduce el tráfico y promueve una movilidad urbana más limpia y eficiente. Aunque la sueca Einride no estará presente en la feria con sus prototipos, cabe destacarla porque ha conseguido amplía ese concepto al ámbito logístico con sus camiones eléctricos y autónomos, capaces de circular sin conductor y coordinarse mediante una plataforma digital para optimizar rutas de transporte.

La alemanaSmartSylvan UG desarrolla sensores que monitorizan la salud de los árboles urbanos para optimizar el riego y prevenir riesgos

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La ética también juega su papel en el campo de la innovación. Desde Alemania, los institutos Fraunhofer IESE/IAO promueven un modelo de ciudad digital basada en la gobernanza responsable del dato, donde la participación ciudadana y la protección de la privacidad son pilares de diseño. En la misma línea, la compañía Net Zero Compute impulsa centros de datos alimentados por energía renovable y capaces de reutilizar el calor que generan.

La ferancesa Inyo Cab ofrece una flota de vehículos eléctricos compartidos gestionados por IA que mejoran la movilidad urbana sostenible

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Finalmente, desde la vertiente más social, la belga Crowdscan mide la densidad de multitudes mediante ondas de radio, sin cámaras ni teléfonos, protegiendo así la privacidad de los ciudadanos. Todas ellas iniciativas al servicio de la vida cotidiana.